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El Hereje.pdf - Biblioteca Digital de Cuba

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<strong>de</strong> Santa María <strong>de</strong> Belén, entre el Colegio <strong>de</strong> Santa Cruz y la Plaza<br />

<strong>de</strong>l Duque.<br />

Pero lo más espectacular fue la expansión <strong>de</strong> la villa por las<br />

parroquias <strong>de</strong> extramuros: San Pedro, San Andrés y Santiago. Las<br />

cesiones <strong>de</strong> terreno <strong>de</strong> los hermanos Pesquera, que facilitaron<br />

sesenta y dos nuevos solares, resultaron beneficiosas incluso para<br />

los donantes, lo que indujo a otros propietarios a cambiar sus<br />

fincas, por una renta anual vitalicia, en lugares concretos como la<br />

calle <strong>de</strong> Zurradores, la lin<strong>de</strong> <strong>de</strong>l camino <strong>de</strong> Renedo y la <strong>de</strong>l <strong>de</strong><br />

Laguna, a la izquierda <strong>de</strong> la Puerta <strong>de</strong>l Campo.<br />

En este tiempo, mediada la década, Valladolid se convirtió en un<br />

gran taller <strong>de</strong> construcción sobre el que pasaban los años sin que su<br />

febril actividad conociera reposo.<br />

Simultáneamente a la erección <strong>de</strong> nuevos edificios, nació entre las<br />

clases pudientes la necesidad <strong>de</strong> acondicionarlos, <strong>de</strong> amueblarlos<br />

conforme a las más exigentes normas estéticas europeas. La<br />

<strong>de</strong>coración interior empieza entonces a ser consi<strong>de</strong>rada un arte. La<br />

Corte y sus exigencias van imbuyendo en los vallisoletanos una<br />

propensión al consumo cuya primera manifestación es el adorno.<br />

Incluso Teodomira Centeno, que durante años se había conformado<br />

con un discreto pasar, se sintió arrastrada <strong>de</strong> pronto por la fiebre <strong>de</strong><br />

suntuosidad que impulsaba a sus convecinos. Para Cipriano Salcedo,<br />

el <strong>de</strong>rroche <strong>de</strong> su mujer revelaba, por una parte, un contagio social<br />

y, por otra su carácter inestable. Teo explicaba <strong>de</strong> manera expresiva<br />

esta <strong>de</strong>bilidad: el día que no gasto cien ducados lo consi<strong>de</strong>ro un día<br />

perdido, confesaba a su marido. Esta obsesión por el gasto, junto a<br />

la observancia rigurosa <strong>de</strong> la terapia <strong>de</strong>l doctor Galache, llenaron su<br />

vida en aquellos días. Con una particularidad, la tía Gabriela, tan<br />

reticente años atrás al matrimonio <strong>de</strong> Cipriano, se convirtió <strong>de</strong><br />

pronto en la más fiel amiga y aliada <strong>de</strong> su esposa.<br />

<strong>El</strong> proverbial buen gusto <strong>de</strong> la tía se unió a la fabulosa fortuna <strong>de</strong> su<br />

sobrina. Teo no sólo era dócil sino que aceptaba agra<strong>de</strong>cida las<br />

sugerencias <strong>de</strong> Gabriela. “La Reina <strong>de</strong>l Páramo” conocía sus límites,<br />

se sabía mejor esquiladora que su tía pero carecía <strong>de</strong> un gusto tan<br />

<strong>de</strong>cantado como el suyo. Por si fuera poco, la tía Gabriela, que ya se<br />

aproximaba a los sesenta, había encontrado en el <strong>de</strong>spilfarro <strong>de</strong>l<br />

dinero ajeno una actividad rejuvenecedora. En cuanto a Salcedo,<br />

poco apegado a las cosas materiales y embarcado en problemas<br />

trascen<strong>de</strong>ntes, apenas le afectaba la propensión al hedonismo <strong>de</strong> su<br />

cónyuge, antes bien, la alentaba.

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