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El Hereje.pdf - Biblioteca Digital de Cuba

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espeto, pero en esta ocasión fueron tantas las por besar y tantos los<br />

labios que aspiraban a hacerlo, que se produjo un atasco en la calle<br />

<strong>de</strong> Santiago que tardó largo rato en <strong>de</strong>spejarse. Una vez en el<br />

colegio, “el Escriba” elogió su actitud, pero les rogó encarecidamente<br />

que omitieran estas <strong>de</strong>mostraciones <strong>de</strong> respeto en tanto durase la<br />

Conferencia. Era la centésima vez que oían mentar la Conferencia.<br />

La Conferencia era la consigna. Ante los nutridos grupos <strong>de</strong> clérigos,<br />

que mariposeaban por todas partes, los transeúntes <strong>de</strong>cían: van a la<br />

Conferencia o vienen <strong>de</strong> la Conferencia. No salían <strong>de</strong> ahí. Y en<br />

verdad las reuniones eran tantas, tan numerosas las comisiones,<br />

que las bandadas <strong>de</strong> clérigos que discurrían por las calles a todas<br />

horas in<strong>de</strong>fectiblemente procedían <strong>de</strong> la Conferencia o iban a ella.<br />

Durante meses la Conferencia lo llenó todo. En los conventos <strong>de</strong><br />

frailes y los monasterios <strong>de</strong> la villa y su alfoz no cabía un cura más.<br />

Las controversias teológicas que se producían en San Pablo, San<br />

Benito o San Gregorio se prolongaban hasta altas horas <strong>de</strong> la noche,<br />

o, como <strong>de</strong>cía el pueblo, no tenían fin. Las discusiones <strong>de</strong> la Plaza<br />

<strong>de</strong>l Mercado entre rústicos y artesanos subían fácilmente <strong>de</strong> tono. Y<br />

en el centro <strong>de</strong> tanta polémica y discusión, <strong>de</strong> tanta palabrería y<br />

alboroto, estaba la controvertida figura <strong>de</strong> Erasmo <strong>de</strong> Rotterdam, un<br />

ángel para algunos, un <strong>de</strong>monio para los <strong>de</strong>más. La pluma <strong>de</strong><br />

Erasmo había dividido al mundo cristiano y, por tanto, con ocasión<br />

<strong>de</strong> la Conferencia, en la villa se formaron dos bandos: los erasmistas<br />

y los antierasmistas.<br />

Pero esta división no se <strong>de</strong>jaba sentir únicamente en los colegios y<br />

conventos, sino en todas las instituciones, industrias, negocios y<br />

familias <strong>de</strong> la ciudad don<strong>de</strong> se reunieran más <strong>de</strong> dos personas.<br />

Tampoco el Hospital <strong>de</strong> Niños Expósitos se libró <strong>de</strong> la escisión y no<br />

sólo entre los profesores sino también entre los alumnos. Aunque<br />

ponían exquisito cuidado en no mostrar sus predilecciones, era <strong>de</strong>l<br />

dominio público que el padre Arnaldo era antierasmista y el padre<br />

Toval erasmista. <strong>El</strong> primero <strong>de</strong>cía: Lutero se ha criado a los pechos<br />

<strong>de</strong> Erasmo. Sin él nunca se hubiera llegado a esta situación,<br />

mientras el padre Toval sostenía que Erasmo <strong>de</strong> Rotterdam era<br />

exactamente el reformador que la Iglesia precisaba. Pero nunca se<br />

produjo entre ellos la menor fricción.<br />

Atendían con el mismo celo <strong>de</strong> siempre sus respectivos <strong>de</strong>beres pero<br />

jamás se enfrentaban entre sí.<br />

Esta distinta apreciación <strong>de</strong> las i<strong>de</strong>as erasmistas, que era la que<br />

dividía a los adultos, acabó imponiéndose igualmente entre los<br />

alumnos que una semana antes ignoraban incluso la existencia <strong>de</strong><br />

Erasmo.

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