12.05.2013 Views

El Hereje.pdf - Biblioteca Digital de Cuba

El Hereje.pdf - Biblioteca Digital de Cuba

El Hereje.pdf - Biblioteca Digital de Cuba

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

tiempo, todo, empezando por las palabras <strong>de</strong> los Cazalla, se había<br />

venido abajo.<br />

Entonces ¿no valía nada <strong>de</strong> lo andado? Oh, Señor —se dijo<br />

acongojado—, dame una señal. Le atribulaba el prolongado silencio<br />

<strong>de</strong> Dios, la taxativa limitación <strong>de</strong> su cerebro, la terrible necesidad <strong>de</strong><br />

tener que <strong>de</strong>cidir por sí mismo, solo, la vital cuestión.<br />

Los tumbos <strong>de</strong>l asnillo en aquel mar ondulante le adormecían.<br />

Cuando abrió los ojos observó que docenas <strong>de</strong> sotanas revoloteaban<br />

como moscas alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> fray Domingo <strong>de</strong> Rojas, emparejaban su<br />

paso al <strong>de</strong> la borriquilla, se dirigían a él a voces, sorteando las<br />

picas <strong>de</strong> los alabar<strong>de</strong>ros. También ellos trataban <strong>de</strong> arrancarle una<br />

palabra, tal vez sólo un gesto, le acosaban.<br />

Pero ¿qué les movía en realidad?<br />

¿La salvación <strong>de</strong> su alma o el prestigio <strong>de</strong> la or<strong>de</strong>n dominicana?<br />

¿Por qué esta alborotada compañía en contraste con la <strong>de</strong>solación<br />

<strong>de</strong>l resto <strong>de</strong> los con<strong>de</strong>nados? <strong>El</strong> dominico se mostraba íntegro, no,<br />

no, reiteraba la negativa y sus acompañantes, mezclados con los<br />

espectadores, se comunicaban la mala nueva: ha dicho que no, sigue<br />

pertinaz, pero hay que salvarlo. Y reanudaban sus acechanzas y uno<br />

se arrimó hasta tocarle y le instó a morir en la misma fe que<br />

“nuestro” glorioso Santo Tomás, pero fray Domingo mostraba una<br />

formidable entereza, no, no, repetía, hasta que fray Antonio <strong>de</strong><br />

Carreras, que había pasado la noche a su lado, le había confesado y<br />

le había aupado para montar en el jumento, ahuyentó los moscones,<br />

se colocó a su lado y fue protegiéndole, conversando con él hasta el<br />

quema<strong>de</strong>ro.<br />

Fuera ya <strong>de</strong> la Puerta <strong>de</strong>l Campo, la concurrencia era aún mayor<br />

pero la extensión <strong>de</strong>l campo abierto permitía una circulación más<br />

fluida. Entremezclados con el pueblo se veían carruajes lujosos,<br />

mulas enjaezadas portando matrimonios artesanos y hasta una<br />

dama oronda, con sombrero <strong>de</strong> plumas y rebocinos <strong>de</strong> oro, que<br />

arreaba a su borrico para mantenerse a la altura <strong>de</strong> los reos y po<strong>de</strong>r<br />

insultarlos.<br />

Mas a medida que éstos iban llegando al Campo crecían la<br />

expectación y el alboroto. <strong>El</strong> gran broche final <strong>de</strong> la fiesta se<br />

aproximaba.<br />

Damas y mujeres <strong>de</strong>l pueblo, hombres con niños <strong>de</strong> pocos años al<br />

hombro, cabalgaduras y hasta carruajes tomaban posiciones, se

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!