12.05.2013 Views

El Hereje.pdf - Biblioteca Digital de Cuba

El Hereje.pdf - Biblioteca Digital de Cuba

El Hereje.pdf - Biblioteca Digital de Cuba

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

pájaro en los conventículos, su voz cálida, como inflamada. ¿Sería<br />

posible, Señor, que aquella singular criatura hubiera puesto sus ojos<br />

en él? Le contestó escuetamente, <strong>de</strong>seándole felicidad y suerte,<br />

diciéndole que aquellas Pascuas, pese a todo, quedarían en su vida<br />

como un hito inolvidable. Su carta, <strong>de</strong>cía, rezuma esperanza, |vos<br />

sentís, señora, la ilusión <strong>de</strong> que algo nace|.<br />

Desgraciadamente no podía compartir su optimismo: |La i<strong>de</strong>a <strong>de</strong><br />

que algo concluye prevalece en mí|, <strong>de</strong>cía. Mas también reconocía<br />

que nunca había sido insensible a su presencia. |Admiré siempre<br />

vuestra sagacidad, vuestra discreción, vuestro aplomo y, ¡cómo no!,<br />

vuestra belleza|, añadía en un impulso <strong>de</strong> sinceridad. Y en su<br />

<strong>de</strong>spedida, le confirmaba su respeto y cariño.<br />

Dato se convirtió en el correo interior entre doña Ana Enríquez y<br />

Cipriano Salcedo. Las misivas se cruzaban entre ellos cada vez con<br />

mayor frecuencia y ponían un punto <strong>de</strong> luz y esperanza en la<br />

sordi<strong>de</strong>z <strong>de</strong> las mazmorras. Ana iba siempre por <strong>de</strong>lante en<br />

efusividad y confianza. |Catalina <strong>de</strong> Reinoso, una <strong>de</strong> las monjas <strong>de</strong><br />

Belén, compañera <strong>de</strong> celda, aduce la diferencia <strong>de</strong> edad como un<br />

obstáculo entre nosotros|, <strong>de</strong>cía doña Ana Enríquez en carta <strong>de</strong> 6 <strong>de</strong><br />

febrero. Y agregaba: |Pero yo digo, ¿qué importa la edad en estos<br />

negocios <strong>de</strong> los sentimientos? ¿Tienen las almas edad?|. Sus<br />

mensajes contenían, <strong>de</strong> una manera o <strong>de</strong> otra, una nota <strong>de</strong><br />

optimismo: |Algún día nos <strong>de</strong>jarán ser felices|, <strong>de</strong>cía. O bien:<br />

|Nuestro paseo por el jardín <strong>de</strong> La Confluencia será el primer<br />

peldaño <strong>de</strong> nuestra historia en común|.<br />

Cipriano Salcedo se mostraba más cauto. A su entusiasmo inicial<br />

vino a poner sordina su promesa un tanto olvidada. La conciencia<br />

empezó a reprocharle su flaqueza, el hecho <strong>de</strong> que se <strong>de</strong>jara llevar<br />

por un fácil sentimiento animando a Ana Enríquez a construir<br />

castillos en el aire. Esta vez <strong>de</strong>moró la respuesta, guardó silencio.<br />

No tenía <strong>de</strong>recho a alentar los proyectos <strong>de</strong> la muchacha cuando él<br />

sabía cuál iba a ser el <strong>de</strong>senlace. Las cosas estaban planteadas <strong>de</strong><br />

tal manera que ante su futuro no cabía alternativa. La Inquisición<br />

nunca aceptaría su silencio pero tampoco él estaba dispuesto a<br />

romperlo porque le favoreciese. Preparó borrador tras borrador, pero<br />

uno <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> otro los rompía. Fray Domingo le miraba <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su<br />

cama:<br />

—¿Prepara vuesa merced su testamento?<br />

Cipriano no respondió a la broma <strong>de</strong>l reverendo. Al fin y al cabo lo<br />

que trataba <strong>de</strong> escribir guardaba bastante semejanza con un<br />

testamento. Por eso, tras la pregunta <strong>de</strong>l dominico, resolvió hablar

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!