12.05.2013 Views

El Hereje.pdf - Biblioteca Digital de Cuba

El Hereje.pdf - Biblioteca Digital de Cuba

El Hereje.pdf - Biblioteca Digital de Cuba

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Fray Domingo no lo entendía así, le molestaban las gran<strong>de</strong>s<br />

palabras, enseguida procuraba escapar <strong>de</strong> su influencia. <strong>El</strong> hombre<br />

<strong>de</strong>bía adaptarse a las circunstancias, <strong>de</strong>cía, evitar el tono heroico,<br />

imbuirse el convencimiento <strong>de</strong> que el hecho <strong>de</strong> aceptar que alguien<br />

atentase contra nuestra integridad era una falta más grave que el<br />

mismo perjurio. Cipriano apelaba a los mártires y el dominico le<br />

<strong>de</strong>cía que los tiempos <strong>de</strong>l testimonio habían pasado. <strong>El</strong> cristianismo<br />

estaba firmemente asentado en el mundo, no precisaba ya <strong>de</strong><br />

sacrificios personales.<br />

Dos semanas <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la tortura, Dato, el ayudante <strong>de</strong> carcelero,<br />

le pasó un billete directo <strong>de</strong> doña Ana Enríquez:<br />

|Muy apreciado amigo —le <strong>de</strong>cía—. Voy a pedirle una gran merced.<br />

Sé que le han dado tormento por no revelar el nombre <strong>de</strong> sus<br />

pervertidores. Por favor, no sea obstinado. Poner en riesgo la vida<br />

que Nuestro Señor nos ha regalado revela una actitud <strong>de</strong>s<strong>de</strong>ñosa<br />

hacia el Creador. Satisfacer en algo a los inquisidores, pronunciar<br />

una palabra que les sea grata y les haga sentirse momentáneamente<br />

victoriosos, no significa doblegarse. Téngalo presente, pues su vida,<br />

sin que usted lo sospeche, pue<strong>de</strong> un día ser necesaria para alguien.<br />

>Recuerdo su visita a La Confluencia, la finca <strong>de</strong> mi padre, con<br />

ocasión <strong>de</strong> las ligerezas <strong>de</strong> Cristóbal <strong>de</strong> Padilla que tan caras<br />

estamos pagando todos. Aquellos minutos felices <strong>de</strong> un otoño<br />

dorado, paseando en su amable compañía por el jardín, me han<br />

<strong>de</strong>jado honda huella.<br />

¿Nos darán ocasión <strong>de</strong> revivir aquellas horas algún día? Cuí<strong>de</strong>se,<br />

piense en que únicamente dispone <strong>de</strong> una vida y está obligado a<br />

guardarla. Le saluda con respeto y estima Ana Enríquez|.<br />

Cipriano se animó al leer la carta cuyo contenido disipó el acre<br />

sabor a ceniza que el tormento le había <strong>de</strong>jado. ¿Qué quería <strong>de</strong>cir<br />

Ana Enríquez con aquello <strong>de</strong> que su vida podía ser algún día<br />

necesaria para alguien? ¿A quién se refería? Disponía <strong>de</strong> papel y<br />

pluma y su primer impulso fue contestarla, pero el intento resultó<br />

fallido, las palabras precisas no acudían a su mente o se enredaban<br />

entre sí, carecía <strong>de</strong> la necesaria luci<strong>de</strong>z para redactar una frase<br />

coherente.<br />

Días <strong>de</strong>spués, dueño <strong>de</strong> sí mismo, se sintió capaz <strong>de</strong> hilvanar unas<br />

líneas. Las releyó varias veces antes <strong>de</strong> confiarlas a Dato:<br />

|Muy apreciada amiga —<strong>de</strong>cía—.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!