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TOMO-6

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116 JosÉ DE LA RIVA-AGÜERO<br />

se llama paracas. La costa es rasa y limpia. A orillas del<br />

mar estaban las bodegas para los vinos y demás mercaderías.<br />

La villa, abierta y sin defensa a media legua de distancia<br />

de la playa, tenía 400 pobladores españoles y muchos<br />

indios y negros. Gobernábala un teniente del corregidor<br />

de lea. En sus afueras se alzaba un convento de<br />

franciscanos descalzos. El inmediato valle de Cóndor, con<br />

río caudaloso, buenas casas de campo y espaciosas bodegas,<br />

producía mucho trigo y vino más fuerte que el de lea. Su<br />

ancho, de Occidente a Oriente, es de cuatro leguas hasta<br />

el pueblo de Huamay, subida para la Sierra. El camino que<br />

iba a las minas de plata de Choclococha, ya mencionadas<br />

en otro lugar y distantes veintiséis leguas de Pisco, pasaban<br />

por la estancia de Pauranga, abundantísima de ganado.<br />

De Pisco, siguiendo la costa, se pasa a Chincha, a<br />

donde traen los azogues de Huancavelica a lomo carneros<br />

(llamas) para embarcarlos con destino a Arica, puerto de<br />

PotosÍ. El valle de Chincha, con buenos campos de trigo<br />

y maíz, estaban llenos, lo mismo que los demás llanos y<br />

faldas de las sierras, de grandes ruinas destechadas del<br />

tiempo de los incas, y de grandes sepulturas o huacas con<br />

momias de indios.<br />

En el valle de Cañete, muy fértil, había, junto al río<br />

caudaloso que lo baña, tierras baldías que en otro tiempo<br />

se cultivaron, pero el ímpetu del río rompió en una ocasión<br />

la acequia que servía para regarlas. Calculábase por su extensión<br />

y buena calidad, que si volvieran a tener agua, bastarían<br />

a alimentar Lima; "más por el poco saber y flojedad<br />

de esta gente se adereza la acequia". Cañete era villa de<br />

300 vecinos españoles, y de gran número de indios y negros.<br />

Aquí cuenta cierto asesinato que los indios ejecutaron<br />

en un mercader de Lima, por robarlo, y que ellos mismos<br />

descubrieron al lucir en una fiesta la espada del corregidor<br />

que habían encontrado en el equipaje y cargas de la víctima.<br />

Con esto observa que los indios, a pesar de timidez

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