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LA CONQUISTA Y EL VIRREINATO 215<br />

fuerza con los escasos recursos navales de aquella edad.<br />

Coleas, que traspuso las Columnas de Hércules, no llega<br />

según él sino hasta la Tarsia de Argantonio, que está en la<br />

Iberia o Tartesia.<br />

No ha faltado quien, con etimologías insensatas, haya<br />

pretendido probar la presencia de los atlantes en América,<br />

observando que en Méjico, en lengua nahua, el agua se dice<br />

"atl"; que existe el puerto de Mazatlán; que la mítica isla<br />

originaria de los aztecas se llamaba Aztlán; y que los Andes<br />

o Antis podían apellidarse así del no menos mítico Antea,<br />

íntimamente vinculado con la fábula de Atlas, y cuyo<br />

diminutivo con poco esfuerzo cabría descubrir en Antillas.<br />

Tales adefesios quedan condenados sólo con formularlos y<br />

no hay que perder tiempo en rebatirlos. Dignos son en su<br />

puerilidad de compararse con las imaginaciones del buen<br />

Gonzalo Fernández de Oviedo, quien muy cándidamente<br />

asevera (bajo la fe del falso Beroso y Amiano, falsificaciones<br />

y patrañas del famoso embaucador Anio de Viterbo),<br />

que Atlante fue italiano, y su hermano Héspero, rey de España<br />

y las Hespérides, las que debían ser, no las Canarias,<br />

sino las Américas, con lo cual, por razones de remotísima<br />

herencia, quedaba archijustificado el dominio de Carlos V<br />

en las nuevas tierras descubiertas. Dejemos estas añejas<br />

boberías, por más que sobre tales asuntos y los colombinos<br />

conexos se escriban en la actualidad no menores.<br />

Resumiendo: la Atlántida, no obstante el recrudecimiento<br />

de credulidad de los últimos años (síntoma de alarmante<br />

debilidad del sentido crítico), no pasa de una alegoría,<br />

como hace cuatro siglos lo reconoció justamente<br />

nuestro sabio jesuita español el P. Acosta. El mismo Platón<br />

así debía entenderlo, a juzgar por sus hábitos mentales y<br />

los muchos mitos que emplea en sus demás diálogos. Dice<br />

muy bien Leopardi (Saggio sugli errori degli Antichi, cap.<br />

XII): "Los más atinados han mirado el relato de Platón<br />

como una fábula".

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