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408 JosÉ DE LA RIVA-AGÜERO<br />

atribuyen la edificación de la casa del Almirante en el Cuzco<br />

a un cierto Maldonado de Alderete, o nada menos que<br />

a un Almirante de Castilla, que incorrecta y lusitanamente<br />

bautizan de Conde D. Fradique (Fadrique sería en todo<br />

caso); cuando lo más probable y casi seguro, por los antiguos<br />

títulos de la casa, es que el fundador no debió ser<br />

otro que el conocido General de la Mar del Sur D. Gabriel<br />

de Castilla y Mendoza, sobrino y cuñado del Virrey D.<br />

Luis de Velasco, y primo de los mejicanos Condes de Santiago<br />

de Calimaya, cuyo palacio se conserva todavía en la<br />

ciudad de Méjico. Este D. Gabriel de Castilla murió en el<br />

Cuzco bajo censuras eclesiásticas, en que se halló incurso,<br />

por los tiempos del virreinato del Príncipe de Esquilache.<br />

Sus descendientes primogénitos en Lima fueron Encomenderos<br />

de HuarochirÍ y vivían en la calle de San Sebastián.<br />

La rama del Cuzco conservó la casa del Almirante hasta<br />

su extinción masculina en el siglo XVIII. Recientemente<br />

ha ocurrido otra confusión más manifiesta con una casa<br />

de la calle de San Agustín del Cuzco, que alguien propuso<br />

como el más antiguo y puro ejemplar de la morada castellana<br />

del siglo XVI, y que ha resultado obra de mediados<br />

del XIX, edificada por un sastre con los despojos del convento<br />

y templo de San Agustín, derribados en los períodos<br />

del segundo gobierno de Gamarra y del primero del General<br />

Castilla. Consecuencia de la dejadez y la ignorancia han<br />

sido las lamentables devastaciones de las capillas de nuestra<br />

Catedral y de la iglesia de monjas de Santa Clara, fundación<br />

favorita de Santo Toribio de Mogrovejo, y el saqueo<br />

de los altares de San Carlos, cuando se convirtió este<br />

templo jesuítico en un panteón de próceres, ejecutado con<br />

tan vulgar y basta tosqued¡d. Nuestro amigo Navarro deplora,<br />

todo esto como si fuera un peruano de pura cepa; se<br />

conduele con nosotros de la tardanza en expedir y hacer<br />

cumplir la ley que defienda los últimos vestigios de nuestro

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