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Los%20bienes%20comunes%20del%20conocimiento_Traficantes%20de%20Sue%C3%B1os

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112 | Los bienes comunes del conocimiento<br />

descargan software de Internet. Otros de los permisos firmados por bibliotecas<br />

exigen complejas negociaciones previas a las adquisiciones electrónicas,<br />

que a menudo les obligan a comprar series de artículos en lotes, muchos de<br />

escaso interés, si quieren recibir títulos de mayor demanda. Además, estos<br />

contratos centralizan el control sobre el flujo de información y eliminan<br />

muchas protecciones del usuario garantizadas de acuerdo con las leyes de<br />

copyright, como los derechos de uso justo (fair use) de ver, reproducir<br />

y citar cantidades limitadas de material con copyright 11 . Por ende, los<br />

contratos de concesión de permisos impiden a las bibliotecas prestar materiales<br />

a personas ajenas y conservarlos para la posteridad. Además, debido<br />

a que estas bases de datos con permiso son objeto de arriendo más que de<br />

propiedad, la biblioteca no tiene nada que ofrecer a los usuarios si interrumpe<br />

la subscripción, aunque haya pagado sus tarifas anuales durante<br />

muchos años 12 . Cuando llegan los recortes presupuestarios, afirma Siva<br />

Vaidhyanthan, «la biblioteca no tiene rastro alguno de lo que ha comprado:<br />

ni registros ni archivos. Se pierden en su totalidad» 13 .<br />

Al mismo tiempo que bibliotecas e investigadores académicos se ven<br />

presionados a mantener la producción y conservación del conocimiento,<br />

se enfrentan a la imposición de nuevas «medidas de protección tecnológicas»<br />

tales como técnicas de «gestión de derechos digitales» (DRM) que<br />

impiden que los individuos lleven a cabo préstamos dentro del marco<br />

legal y compartan obras creativas, o hagan un uso justo de las mismas<br />

mediante comentarios, parodias, investigación académica o reportajes<br />

informativos. El Congreso ha exacerbado este problema al aprobar leyes<br />

como la Digital Millennium Copyright Act, [Ley de Derechos Digitales<br />

del Milenio], que imponen sanciones penales para quienes logren sortear<br />

la codificación encriptada y otras medidas de protección tecnológica<br />

o, incluso, distribuyan herramientas para sortearla 14 , y la Sonny Bono<br />

Copyright Term Extension Act [Ley Sonny Bono de Ampliación de Plazos<br />

de Derechos de Autor], ambas de 1998, que amplía veinte años más la<br />

duración ya prolongada del copyright, congelando así el dominio público<br />

en el que las obras se encuentran a libre disposición para distribuirlas,<br />

11<br />

Ann Okerson, «The LIBLICENSE Project and How it Grows», D-Lib Magazine, 5/9, septiembre<br />

de 1999, http://www.dlib.org/dlib/september99/okerson/09okerson.html; Yale University<br />

Libraries and the Council on Library Resources, Liblicense, sitio web sobre recursos acerca de<br />

la concesión de permisos a bibliotecas, http://www.library.yale.edu/~llicense/index.shtml;<br />

AFFECT: Americans for Fair Electronic Commerce Transactions, «Why We Oppose UCITA»,<br />

http://www.affect.ucita.com/why.html.<br />

12<br />

Brian Kahin, «Scholarly Communication in the Networked Environment Issues of Principle,<br />

Policy, and Practice», en Robin P. Peek y Gregory B. Newby, Scholarly Publishing: The Electronic<br />

Frontier , Cambridge (MA), MIT Press,1996, pp. 277-298.<br />

13<br />

Siva Vaidhyanathan, The Anarchist in the Library, Nueva York, Basic Books, 2004, p. 120.<br />

14<br />

Digital Millennium Copyright Act, 12 U.S. Code §1201.

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