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Los%20bienes%20comunes%20del%20conocimiento_Traficantes%20de%20Sue%C3%B1os

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160 | Los bienes comunes del conocimiento<br />

Todo eso en cuanto a la investigación médica. Ésa es un área en que la<br />

gente tiene una necesidad funcional real y los buscadores bien diseñados<br />

nos pueden llevar a dar un paso ciertamente pequeño pero importante<br />

en el camino que separa al ciudadano del especialista. ¿Existe este tipo<br />

de interés –y la subsiguiente importancia de asegurar que tanto las<br />

fuentes primarias y la bibliografía secundaria estén disponibles para<br />

la mayor audiencia posible– más allá del ámbito médico? Yo diría que<br />

sí, tanto en términos de acceso a la bibliografía académica como a los<br />

materiales de archivo. Tenemos ejemplos de ello en la investigación<br />

genealógica, en la astronomía, en la historia de la Guerra Civil y en<br />

las ciencias ambientales, con más ejemplos que afloran cada día. Acaso<br />

de modo más destacado en aquellos ámbitos (desafortunadamente<br />

escasos) en que los derechos de autor sobre textos, películas, música o<br />

imágenes han expirado efectivamente, tenemos una explosión de útiles<br />

esfuerzos de gente lega por comentar, anotar, digitalizar y, en suma,<br />

hacer accesibles las obras del pasado. El proyecto Gutenberg es sólo el<br />

ejemplo más destacado.<br />

¿Qué nos enseña la Red? No solamente que «con cerebros suficientes<br />

todos los contenidos son interesantes». Por parafrasear un trabajo anterior<br />

sobre la creatividad distribuida 21 , (1) si disponemos de una red global, con<br />

barreras de entrada y de participación muy bajas, y (2) el tipo de creación<br />

en cuestión es «modular» en algún sentido o construido por acumulación,<br />

y si existe (3) una distribución de intereses aleatoria en temas particulares<br />

(ornitología, historia literaria, software de código abierto, etc.), y (4)<br />

una distribución aleatoria de estructuras de incentivos (codicia, orgullo,<br />

altruismo, deseo de mostrar virtuosismo, esperanza de atraer interés, etc.),<br />

entonces (5) encontrará, sobre cualquier tema, a un montón de gentes<br />

motivadas y dotadas de habilidades útiles. La Red ya nos ha enseñado esas<br />

lecciones en el contexto de la búsqueda fáctica. Puede ser que éstas tengan<br />

alguna aplicación en lo tocante a los principios de diseño para los «bienes<br />

comunes» que son las comunicaciones académicas.<br />

Conclusión<br />

La bibliografía sobre los bienes comunes tiene mucho que enseñarnos<br />

en torno a la producción intelectual. Nos enseña que la «tragedia de los<br />

comunes» es sólo una parte del cuadro, que existe la comedia de los bienes<br />

comunes bien gestionados. Nos enseña que los bienes comunes no son lo<br />

21<br />

Véase J. Boyle, «The Second Enclosure Movement and the Construction of the Public<br />

Domain», cit; Y. Benkler, Coase’s Penguin or Linux and the Nature of the Firm, cit.

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