Los%20bienes%20comunes%20del%20conocimiento_Traficantes%20de%20Sue%C3%B1os
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212 | Los bienes comunes del conocimiento<br />
exigir a su profesorado que deposite los resultados de sus investigaciones en<br />
el repositorio de acceso abierto de la institución 42 . En 2004, Alma Swan y<br />
Sheridan Brown descubrieron que el 71 por 100 de los autores cumpliría<br />
una exigencia de acceso abierto de su financiador o empleador y, en 2005, la<br />
cifra había ascendido al 81 por 100 43 .<br />
Hay dos vías para reconciliar esas estrategias con el principio fundamental<br />
según el cual, en los trabajos con derechos de autor, el acceso abierto<br />
debe ser consentido. La primera es que, al igual que sucede con la legislación<br />
de descanso dominical, si podemos demostrar que todas las partes<br />
vinculadas por el requerimiento lo consienten, entonces el requerimiento<br />
es consensual en un sentido relevante. En segundo lugar, las subvenciones<br />
a la investigación y los empleos universitarios ya implican muchas condiciones,<br />
que nosotros imponemos a quien recibe la subvención u obtiene<br />
los empleos en virtud de la teoría del contrato o del consentimiento: al<br />
aceptar el trabajo o la subvención, también se acepta la vinculación de<br />
acuerdo con sus estipulaciones. Una condición de acceso abierto no sería<br />
distinta. Prefiero el segundo método en vez del primero, porque es menos<br />
susceptible de que sea defraudado por un responsable político, a pesar de<br />
que no hay necesidad de elegir.<br />
Finalmente, nótese que la literatura de acceso abierto no solamente<br />
resiste a la tragedia clásica del agotamiento, porque es digital y no excluyente<br />
44 , sino también al cercado. Los titulares de derechos de autor que<br />
edu/~peters/fos/nihfaq.htm. También en julio de 2004, la Comisión de Ciencia y Tecnología de la<br />
Cámara de los Comunes del Reino Unido recomendó que el Reino Unido exigiera el acceso abierto<br />
a los resultados de toda investigación financiada públicamente. El gobierno rechazó la recomendación,<br />
pero fue aceptada por los independientes Research Councils UK (RCUK), que distribuyen,<br />
efectivamente, las subvenciones de la investigación financiada públicamente. Para las recomendaciones<br />
de la Comisión de Ciencia y Tecnología de la Cámara de los Comunes, véase http://www.<br />
publications.parliament.uk/pa/cm200304/cmselect/cmsctech/399/ 39902.htm. Para la política de<br />
acceso abierto del RCUK, véase http://www.rcuk.ac.uk/access/index.asp. Expongo los argumentos<br />
en favor del acceso público a la investigación financiada públicamente en «The Taxpayer Argument<br />
for Open Access», SPARC Open Access Newsletter, 4 de septiembre de 2003, http://www.earlham.<br />
edu/~ peters/fos/newsletter/09-04-03.htm.<br />
42<br />
En el momento en que escribo esto, cinco universidades exigen el acceso abierto a los resultados<br />
de sus investigaciones. Para estas y otras políticas universitarias conexas, véase el Institutional<br />
Self-Archiving Policy Registry, http://www.eprints.org/openaccess/policysignup/. Todas las<br />
universidades que exigen acceso abierto lo hacen a través de depósitos institucionales más que<br />
de revistas de acceso abierto. Ello preserva la libertad del profesorado en cuanto a publicar en<br />
revistas de su elección. Respaldo todas las versiones de esas tres fuerzas o impulsos externos:<br />
fundaciones privadas, organismos de financiación pública y universidades. Véase What You Can<br />
Do to Promote Open Access, http://www.earlham.edu/~peters/fos/ do.htm.<br />
43<br />
Véase Alma Swan y Sheridan Brown, «Authors and Open Access Publishing», Learned<br />
Publishing, julio de 2004; Open Access Self-Archiving: An Author Study, mayo de 2005. Para<br />
detalles, véanse http://eprints.ecs.soton.ac.uk/11003/ y http://cogprints.org/4385/.<br />
44<br />
No quiero dar la impresión de que todos los bienes comunes digitales y no rivales resisten inherentemente<br />
a las tragedias del agotamiento. Por ejemplo, creo que el correo basura provoca un<br />
agotamiento trágico de la utilidad del correo electrónico. Si la red mundial de usuarios de correo