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Los%20bienes%20comunes%20del%20conocimiento_Traficantes%20de%20Sue%C3%B1os

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El software libre de código abierto como marco para el establecimiento de bienes comunes en la ciencia | 319<br />

dimensiones: (1) la base financiera para el tiempo y la energía de los participantes<br />

dedicados a la contribución a los bienes comunes, y (2) la base<br />

financiera para la infraestructura administrativa o cooperativa que hace<br />

accesibles los bienes comunes y contribuye a coordinar las actividades.<br />

En lo tocante a la cuestión de los participantes remunerados en el<br />

ámbito académico y de la ciencia, eso puede aplicarse ya, en gran medida,<br />

al modo en que funciona la academia. La mayoría de universidades espera<br />

o solicita que sus facultades lleven a cabo investigaciones que contribuyan<br />

a fundar un programa de investigación mayor en la sociedad global y, a<br />

menudo, las facultades son evaluadas en sus memorias anuales en función<br />

de cuántos servicios han proporcionado a una comunidad profesional<br />

más amplia. Si un miembro de una facultad quisiera participar en un bien<br />

común científico virtual de contenidos abiertos como parte de su programa<br />

de investigación, la mayoría de universidades le apoyaría mientras<br />

siguiera cumpliendo con los indicadores tradicionales de trabajo académico<br />

y productividad (como publicaciones en medios indexados). Este<br />

punto subraya la importancia del diseño de bienes comunes científicos de<br />

contenidos abiertos como la citada revista electrónica. Este enfoque es probable<br />

que aumentara enormemente el número de investigadores dispuestos<br />

a colaborar con ella. El problema que podría aparecer en el horizonte relacionado<br />

con esta estrategia es la tendencia por parte de las universidades<br />

a considerar las ideas producidas en sus facultades como privadas o como<br />

bienes de peaje, susceptibles de ser capitalizados en el mercado.<br />

Eso nos lleva a la segunda dimensión de la financiación: la cuestión de<br />

cómo financiar la infraestructura comunicativa (por ejemplo, una revista<br />

electrónica de próxima generación) y el aparato administrativo necesario.<br />

Esta cuestión se trata con algún detalle en diversos capítulos de este libro<br />

(véase, por ejemplo, el 7). Habitualmente, las revistas científicas las suelen<br />

publicar sociedades académicas o profesionales o editoriales comerciales.<br />

Aunque carezco de cálculos fiables sobre los costes de administración y<br />

financiación de una revista en papel tradicional y de las publicaciones<br />

electrónicas actuales, he encontrado un cálculo del coste de una revista<br />

electrónica, que sería de aproximadamente 20.000 dólares para la tarea<br />

editorial de publicar una revista de mil páginas al año (Open Journal<br />

Systems, 2004). Este cálculo no incluye el coste adicional del mantenimiento<br />

del servidor en que podría instalarse el software (libre). Se sitúa,<br />

casi claramente, en el extremo bajo, para el cual no hay un coste considerable<br />

en administración (por ejemplo, soporte editorial, gestión del proceso<br />

de revisión por pares), costes finales de impresión (si también existe una<br />

versión en papel), copias de seguridad, archivo, etcétera, que acaso llegarían<br />

incluso al centenar de miles de dólares. El paso de una revista en papel<br />

a una revista en la red puede hacer ahorrar algún dinero (por ejemplo, la

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