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Los%20bienes%20comunes%20del%20conocimiento_Traficantes%20de%20Sue%C3%B1os

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214 | Los bienes comunes del conocimiento<br />

si envían su trabajo a revistas de acceso abierto, lo depositan en archivos<br />

de acceso abierto y transfieren los derechos de autor. Así, aunque lectores,<br />

bibliotecas, universidades, fundaciones y Administraciones quieran el<br />

acceso abierto, cada cual por sus propias razones, todo lo más que pueden<br />

hacer para promoverlo es orientar, ayudar e impulsar a los autores. En ese<br />

sentido, los autores tienen prioridad en la campaña por el acceso abierto y<br />

el único y mayor obstáculo es la inercia u omisión del autor.<br />

Una vez identificado esto, nos centraremos en cuatro estrategias sobre<br />

los autores para obtener el acceso abierto:<br />

1. Educar a los autores sobre el acceso abierto.<br />

2. Ayudar a los autores a poner sus obras en acceso abierto.<br />

3. Eliminar los desincentivos a que los autores pongan sus obras en<br />

acceso abierto.<br />

4. Creación de incentivos para los autores que pongan sus obras en<br />

acceso abierto.<br />

Analicémoslos consecutivamente.<br />

Educar a los autores sobre el acceso abierto<br />

La inercia u omisión del autor no es signo de oposición. Habitualmente,<br />

es signo de ignorancia o falta de atención 48 . La mayoría de científicos e<br />

investigadores están demasiado preocupados con sus investigaciones como<br />

para saber qué es el acceso abierto, aun hoy, después de años de creciente<br />

reconocimiento público. La falta de atención perjudica al acceso abierto,<br />

a la ciencia y a los propios autores, pero es difícil de criticar directamente.<br />

Los investigadores son buenos en lo que hacen porque están absortos en<br />

sus proyectos y tienen una capacidad extraordinaria para centrarse en su<br />

trabajo y rehuir las distracciones. Aquí nos enfrentamos a un efecto colateral<br />

de esa fortaleza, no a una simple debilidad.<br />

Un estudio de marzo de 2004 mostró que el 82 por 100 de los investigadores<br />

sénior (4.000 en noventa y siete países) no sabían «nada» o<br />

apenas «un poco» del acceso abierto. Aun si con el profesorado joven las<br />

cifras son mejores, es claro que tenemos un largo camino por recorrer<br />

letter/06-02-04.htm#authors y «The Primacy of Authors in Achieving Open Access», Nature, 10<br />

de junio de 2004, http://www.nature.com/nature/focus/accessdebate/24.html.<br />

48<br />

Cuando «se presentaba una lista de razones de por qué no habían elegido una revista de acceso<br />

abierto para publicar y se les preguntaba cuál era para ellos la más importante [...], la razón<br />

que obtenía el resultado más alto (70 por 100) era que los autores no estaban suficientemente<br />

familiarizados con las revistas de acceso abierto de su ámbito» (A. Swan y S. Brown, «Authors<br />

and Open Access Publishing», Learned Publishing, cit., p. 220, http://eprints.ecs.soton.<br />

ac.uk/11003/). «De los autores que aun no se han autoarchivado ningún artículo, el 71 por<br />

100 desconoce la existencia de esta opción». A. Swan y S. Brown, Open Access Self-Archiving: An<br />

Author Study, mayo de 2005, http://cogprints.org /4385/.

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