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Los%20bienes%20comunes%20del%20conocimiento_Traficantes%20de%20Sue%C3%B1os

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120 | Los bienes comunes del conocimiento<br />

modos alternativos de edición, la comunidad académica ha lanzado bienes<br />

comunes del conocimiento bien gestionados y autónomos que permiten a<br />

los creadores de estos contenidos retomar sus activos de información y que<br />

prometen a la vez sostenibilidad y una alternativa al mercado privado o al<br />

Estado 40 . El surgimiento de los bienes comunes del conocimiento ofrece<br />

un nuevo modelo de compartir información, estimular la innovación,<br />

fomentar la creatividad y construir un movimiento unificado que contemple<br />

el hecho de compartir la información con cada uno de los miembros<br />

de una comunidad.<br />

Trabajando conjuntamente, bibliotecarios y estudiosos están llevando a<br />

cabo esfuerzos de colaboración innovadores entre comunidades con intereses<br />

comunes. Estos nuevos paradigmas para la creación y divulgación de la<br />

comunicación científica encarnan muchas de las características de los recursos<br />

de propiedad común o bienes comunes. Aprovechan el entorno de redes<br />

para construir comunidades de información reales y virtuales, beneficiándose<br />

de las externalidades de las redes, lo que significa que cuanto mayor<br />

es la participación, más valioso es el recurso. El coste que tiene para estas<br />

comunidades es con frecuencia gratuito o reducido, lo que asegura una participación<br />

equitativa y estimula el discurso interactivo y el intercambio entre<br />

sus miembros. Los participantes contribuyen a nuevas creaciones una vez<br />

que consiguen acceso y se benefician de ello. Esa reciprocidad hace aumentar<br />

tanto el capital humano como el social de estos bienes comunes sostenibles.<br />

Su gobernanza se comparte, con reglas y normas definidas y aceptadas por<br />

parte de sus componentes. Si bien no todos los ejemplos encarnan plenamente<br />

todos los aspectos de los bienes comunes, todos representan nuevos y<br />

apasionantes enfoques para poblar el mercado de las ideas.<br />

Los nuevos paradigmas de comunicación científica, o bienes comunes<br />

del conocimiento, tienen el potencial de transformar el papel de los especialistas<br />

académicos, así como de los bibliotecarios, a medida que avanza la<br />

enseñanza, el aprendizaje y la investigación en la era digital. Conforme los<br />

especialistas académicos recuperan el control sobre sus activos intelectuales,<br />

cambia su papel, en palabras de Hess y Ostrom, «de apropriadores pasivos<br />

de información a suministradores activos de información al contribuir directamente<br />

al fondo común». Hess y Ostrom apuntan asimismo que en todo<br />

el mundo los especialistas académicos son capaces «no solo de sustentar el<br />

recurso (el dominio público intelectual) sino de construir la equidad del<br />

acceso y suministro de información y crear modos más eficientes de difusión<br />

por medio de protocolos, estándares y reglas informales y compartidas» 41 .<br />

40<br />

Thorin (véase nota 10); Richard E. Abel y Lyman W. Newlin (eds.), Scholarly Publishing: Books,<br />

Journals, Publishers, and Libraries in the Twentieth Century, Indianapolis (IN), Wiley, 2002.<br />

41<br />

Charlotte Hess y Elinor Ostrom, «Ideas, Artifacts, and Facilities: Information as a Common-<br />

Pool Resource», Law & Contemporary Problems, vol. 66, núm. 1-2, invierno/primavera de 2003,<br />

pp. 144-145, http://www.law.duke.edu/journals/66LCPHess.

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