02.06.2016 Views

Los%20bienes%20comunes%20del%20conocimiento_Traficantes%20de%20Sue%C3%B1os

Los%20bienes%20comunes%20del%20conocimiento_Traficantes%20de%20Sue%C3%B1os

Los%20bienes%20comunes%20del%20conocimiento_Traficantes%20de%20Sue%C3%B1os

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

La comunicación académica y las bibliotecas libres | 341<br />

De hecho, al principio de la evolución de las bibliotecas digitales, Ross<br />

Atkinson (1996), de la Universidad de Cornell, propuso que una tarea<br />

fundamental de las bibliotecas fuera la creación de una «zona de control»<br />

que estaría «técnicamente y conceptualmente separada de la zona<br />

abierta» (la «zona abierta» representa un área gratuita y sin límites dentro<br />

de Internet). Su propuesta añade un aspecto crucial en la creación de esta<br />

zona: la transferencia explícita del contenido digital en un contexto en el<br />

que las bibliotecas garantizarían la calidad y accesibilidad del material de<br />

forma indefinida. En este sentido, es la biblioteca la que tiene el control<br />

al ejercer de forma directa la responsabilidad de administrar los bits digitales.<br />

Además, esta «modesta propuesta» sugiere que la academia podría<br />

aprovechar la supervisión de la zona de control para responsabilizarse de<br />

las publicaciones destinadas a un público académico, dejando al sector<br />

comercial los recursos informativos más amplios y de interés general. La<br />

propuesta de Atkinson sostiene que la biblioteca cerrada o limitada sigue<br />

siendo el «instrumento de investigación definitivo por antonomasia».<br />

La aparición de repositorios institucionales es, de alguna manera, coherente<br />

con esta noción de zona de control, con la importante diferencia<br />

de que los repositorios institucionales pueden dar cabida, en la actualidad,<br />

a una amplia gama de tipos de información, desde los informales a<br />

los más formales. A medida que las bibliotecas se involucran en este tipo<br />

de servicios (por ejemplo, DSpace o la California Digital Library), pueden<br />

implicarse previamente en el proceso de difusión y comunicación.<br />

Observamos, por ejemplo, la posibilidad de que las bibliotecas trabajen<br />

activamente con una comunidad para garantizar la creación de contenidos<br />

que emplean métodos basados en estándares, o de que tal vez puedan educar<br />

a las partes interesadas acerca de las opciones que existen en cuanto a<br />

derechos y difusión. Aunque el cambio quizá sea sutil, el rol de administrador<br />

desempeñado por la biblioteca se ha ampliado para abarcar un ámbito<br />

de contenido más extenso y trabajar con una comunidad a fin de garantizar<br />

la sostenibilidad del archivo.<br />

Existen también casos en los que las bibliotecas han generado funciones<br />

«más avanzadas» en los procesos de comunicación académica, al actuar<br />

como distribuidores formales de las publicaciones. En estos modelos, las<br />

bibliotecas apoyan los servicios electrónicos de difusión, mientras que los<br />

socios editoriales mantienen las funciones de edición, aunque existen variaciones.<br />

Por ejemplo, HighWire Press, de la Universidad de Stanford, trabaja<br />

en colaboración con grandes editoriales para cumplir con su papel de distribuidora.<br />

La Scholarly Publishing Office de la Universidad de Michigan,<br />

y los Digital Consulting and Production Services de la Universidad de<br />

Cornell ofrecen ejemplos en los que la experiencia y las herramientas se<br />

ponen a disposición de los creadores y autores en un entorno de oficina

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!