de Investigadores em leitura - Universidade do Minho

Al abrir el libro aparece un nuevo paratexto: la portada, que repite autor, título y
referencia editorial. Pero hay una ilustración distinta. Aún no hemos comenzado a “leer” el
texto en una lengua que ni siquiera conocemos…, pero ahora, el estímulo de este paratexto,
de esta ilustración (¿tal vez la madrastra de Blancanieves?) quizá sí que, al remitirnos a
una obra de la que tenemos referencias, nos sugiere alguna posible expectativa inicial.
Veamos otro ejemplo: los paratextos de la edición del cuento La viuda y el loro, de
Virgina Wolf son convencionales, básicos, diríamos que limitados para llegar a provocar una
interesada motivación a partir de la sucinta información plástica y verbal que ofrecen. El
atractivo está en que se trata de un cuento para niños no editado, de una famosa autora
para adultos…, probablemente desconocida para los niños. No es fácil prever o determinar
el grado de motivación que podría suscitar en uno u otro lector.
Figura 7
El caso de Cuentos por teléfono de Gianni Rodari ya ofrece una peculiaridad: el
prefacio de carácter metatextual. Los paratextos escuetos y convencionales de la edición de
esta obra de Gianni Rodari dejan paso a un prefacio que si bien antecede a los textos de la
obra y queda al margen de los cuentos, en realidad no sería exactamente un paratexto
convencional. A pesar de su ubicación como prefacio, en realidad se trata más bien de un
paratexto ficticio o fingido, que cumple su función de situar al texto, de justificar sus
características y de orientar el lector sobre las características de la obra que se dispone a
leer.
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