John Taylor Gatto Historia secreta del sistema ... - iessecundaria
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materias de las Volksschulen prusianas. También se elogiaba la suave disciplina pestalozziana, el<br />
agrupamiento por edad, los múltiples niveles de supervisión, la formación selectiva de los maestros. Mann<br />
escribió: «Hay muchas cosas aquí que haríamos bien en imitar».<br />
El Informe de Mann recomendaba insistentemente cambios radicales en la enseñanza de la lectura, el<br />
abandono <strong>del</strong> <strong>sistema</strong> alfabético tradicional, que había convertido a Norteamérica en un país culto, por la<br />
técnica de tipo jeroglífico de Prusia. De modo sorprendente, esto llevó el Informe de Mann a la atención <strong>del</strong><br />
público general, porque un grupo de maestros de Boston atacó sus conclusiones acerca de la eficacia <strong>del</strong><br />
nuevo método de lectura y siguió un vivo debate periodístico. Por toda la Prusia <strong>del</strong> siglo XIX, su nueva<br />
forma de educación parecía hacer prosperar a aquella nación belicosa material y militarmente. Mientras la<br />
ciencia, filosofía y éxito militar alemanes sedujeron a todo el mundo, cientos de destacados jóvenes<br />
norteamericanos hacían la peregrinación a Alemania para estudiar en su red de universidades de<br />
investigación, lugares donde la enseñanza y el aprendizaje estaban siempre subordinados a investigaciones<br />
hechas en nombre de la empresa y <strong>del</strong> Estado. Al volver a casa con el codiciado doctorado alemán, los así<br />
titulados se convirtieron en presidentes de universidades y jefes de departamento, asumieron el control de<br />
departamentos de investigación industrial, cargos en el gobierno y profesiones administrativas. Los hombres<br />
que posteriormente contrataron para puestos de responsabilidad fueron también los que vieron dispuestos a<br />
prestar obediencia a la perspectiva prusiana. Con esta ventaja estratégica la toma gradual <strong>del</strong> poder sobre la<br />
vida mental norteamericana se dirigió sola.<br />
Durante un siglo, Alemania parecía estar en el centro de todo lo civilizado: nada era tan esotérico o tan<br />
trivial que no pudiera beneficiarse de la aplicación <strong>del</strong> procedimiento científico alemán. Hegel, de la<br />
Universidad de Berlín, propuso incluso el historicismo: que la historia era un tema científico, que mostraba<br />
un progresivo movimiento lineal hacia un fin misterioso. Por otra parte, Herbart y Fechner estaban aplicando<br />
principios matemáticos al aprendizaje, Müller y Helmholtz estaban injertando la fisiología en el<br />
comportamiento, anticipando el aula psicologizada, Fritsch y Hitzig aplicaban estimulación eléctrica al<br />
cerebro para determinar la relación de las funciones cerebrales con el comportamiento, y la misma Alemania<br />
se acercaba a su unificación bajo Bismarck.<br />
Cuando el espíritu <strong>del</strong> Pelotonfeuer prusiano aplastó a Francia en la guerra relámpago de 1871, la atención<br />
mundial se dirigió intensamente a este lugar hipnótico y utópico. Lo que se podía ver que pasaba allí era una<br />
impresionante demostración de que la producción interminable fluía de una conexión baconiana entre<br />
gobierno, la mente académica y la industria. El mérito por el éxito prusiano fue extensamente atribuido a su<br />
forma de escolarización. Lo que quedaba fuera de la vista ocasional era la visión religiosa de un universo<br />
completamente sistemático que animaba a esta nación frankensteniana.<br />
5 Encontrando trabajo para los intelectuales<br />
El pequeño estado de Prusia en la Alemania <strong>del</strong> Norte había sido descrito como «un ejército con un país»,<br />
«un perpetuo campamento armado», «una gigantesca institución penal». Incluso el entorno construido en<br />
Prusia estaba estrechamente controlado: las calles estaban hechas para discurrir rectas, los edificios y el<br />
tráfico estaban regulados y aprobados por el Estado. Se hacían intentos de limpiar a la sociedad de<br />
elementos irregulares como mendigos, vagos y gitanos, todo esto con la intención de hacer de la sociedad<br />
prusiana un «enorme autómata humano» en palabras de Hans Rosenberg. Era un país donde la agricultura<br />
científica alternaba con la instrucción militar y con tareas sin sentido ordenadas por el Estado sin otro<br />
objetivo que no fuera someter a la entera comunidad a la experiencia de la disciplina colectiva, como los<br />
simulacros de incendio en un moderno instituto de enseñanza media o el silencio obligatorio en el intervalo<br />
entre clases. Prusia se había transformado en una utopía administrativa integral. Era Esparta renacida.<br />
Las utopías administrativas surgen de la vaciedad psicológica que se da cuando no existen comunidades<br />
firmemente establecidas y la cohesión social que existe es débil e insegura. Las utopías hacen su aparición<br />
allí donde no hay otra vida social y política que parezca atractiva o incluso segura. El sueño <strong>del</strong> poder estatal<br />
que rehace paisaje y gente es poderoso, especialmente irresistible en tiempos de inseguridad, en que los<br />
dirigentes locales son inadecuados para crear un satisfactorio orden social, como parece haber sido el caso<br />
en las últimas décadas <strong>del</strong> siglo XIX. En particular, las cada vez mayores clases intelectuales comenzaron a