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John Taylor Gatto Historia secreta del sistema ... - iessecundaria

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Illinois<br />

Territorio de Dakota<br />

Territorio de Montana<br />

Otros seis estados y territorios <strong>del</strong> Oeste se añadieron en 1890. Finalmente, en 1918, sesenta y seis años<br />

después de la legislación de obligatoriedad de Massachusetts, el cuadragésimo octavo estado, Mississippi,<br />

promulgó una ley de asistencia obligatoria a la escuela. Tenga presentes las palabras de Cubberley: en todas<br />

partes hubo una «oposición enérgica».<br />

9 Desmoralizando el proceso escolar<br />

Pero sucedió una cosa extraña a medida que cada vez más niños fueron arrastrados a la red, una crisis de<br />

tipo inesperado. Al principio aquellas primitivas escuelas de una y dos aulas --incluso las grandes y nuevas<br />

escuelas secundarias como la Central High de Fila<strong>del</strong>fia-- produjeron gran cantidad de intelectos adiestrados<br />

y disciplinados. Los maestros estatales de aquellos primeros días decidieron abrumadoramente imitar los<br />

criterios de las academias privadas y tuvieron éxito en notable medida al sabotear inconscientemente el plan<br />

jerárquico que estaba en curso. Sin un personal cuidadosamente formado (y la mayoría de las escuelas<br />

norteamericanas no tenía administradores), se mostró imposible imponer el proceso de bajada de nivel<br />

prometido por el prototipo alemán. Además, precisamente en los años 20, una cualificada alternativa de<br />

aprendizajes estaba activa en los Estados Unidos, la formación tradicional que todavía distinguía nuestra<br />

mitología nacional <strong>del</strong> éxito.<br />

Irónicamente, la primera crisis provocada por la nueva institución escolar fue tomar demasiado en serio su<br />

mandato retórico. De ahí salió una abundancia de mentes formadas intelectualmente justo en el momento en<br />

que la economía nacional de formas de vida y puestos de trabajo independientes estaba dejando paso a<br />

corporaciones jerarquizadas gestionadas profesionalmente y dirigidas por contables que no necesitaban a esa<br />

gente. El típico graduado de una escuela con una sola aula representaba una fuerza antitética a la lógica de la<br />

vida corporativa, una cohorte inclinada a juzgar la dirección por su mérito y reluctante a conferir autoridad a<br />

partir de simples títulos.<br />

Se hizo un llamamiento por la acción inmediata. La historia celebratoria de Cubberley no examina los<br />

motivos, pero registra con inquietud los pasos enérgicos dados ya dentro <strong>del</strong> nuevo siglo para cortar de raíz<br />

la carrera de la escolarización intelectual para las masas, sustituyéndola por un objetivo diferente: la forja de<br />

ciudadanos «bien ajustados».<br />

Desde 1900, y debido más a la actividad de personas preocupadas por la legislación social y las<br />

interesadas en mejorar el bienestar moral de los niños que a los mismos educadores, ha habido una revisión<br />

general de las leyes de educación obligatoria de nuestros estados y la promulgación de mucha legislación<br />

nueva sobre bienestar infantil [...] y contra el trabajo infantil [...] Estas leyes han llevado a las escuelas no<br />

sólo a los absentistas y a los incorregibles, que bajo las antiguas condiciones o abandonaban pronto o eran<br />

expulsados, sino también muchos niños [...] que no tienen aptitud para aprender libros y muchos niños de<br />

cualidad mental inferior que no aprovechan los procedimientos ordinarios <strong>del</strong> aula [...] Nuestras escuelas<br />

han acabado por contener muchos niños que [...] son un estorbo en la escuela y tienden a desmoralizar el<br />

proceso escolar. (cursiva añadida)<br />

No estaremos más cerca de toparnos cara a cara con los verdaderos creyentes y las partes con intereses<br />

personales que impusieron la escolarización obligatoria que con las misteriosas «personas preocupadas por<br />

la legislación social» de Cubberley. Por la época de que habla Cubberley, Walter Jessup, presidente de la<br />

Universidad de Iowa, se quejaba públicamente: «Ahora América pide que eduquemos al conjunto [...] Es un<br />

problema mucho más difícil enseñar a todos los niños que enseñar a los que quieren aprender».<br />

El sentido común le debería decir a usted que no es «difícil» enseñar a niños que no quieren aprender. Es<br />

imposible. El sentido común debería decirle que «América» no estaba pidiendo nada por el estilo. Pero<br />

alguien desde luego estaba insistiendo en el adoctrinamiento universal en la subordinación de clases. La

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