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John Taylor Gatto Historia secreta del sistema ... - iessecundaria

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Oliver Wen<strong>del</strong>l Holmes escribió el dictamen mayoritario que permitía que Carrie Buck, de diecisiete años,<br />

fuera esterilizada contra su voluntad para prevenir que naciera, en palabras de Holmes, su «descendencia<br />

degenerada». Veinte años después de la crucial decisión, en el juicio de doctores alemanes en Nuremberg,<br />

los médicos nazis testificaron que sus precedentes fueron norteamericanos, dirigidos a combatir la<br />

degeneración racial. El nombre alemán para la esterilización obligatoria era el procedimiento de Indiana.<br />

Decir que este espíritu bionómico infectó la escolarización pública es sólo decir que los pájaros vuelan.<br />

Una vez que se sabe que está ahí, el principio puede encontrarse agazapado detrás de cada escondrijo de la<br />

escuela. Impregnó el discurso público en muchas áreas donde había afirmado tener una visión superior.<br />

Walter Lippmann, en 1922, exigió «severas restricciones al debate público», visto el pretendidamente<br />

enorme número de débiles mentales norteamericanos. El viejo ideal de la democracia participativa era<br />

insensato, de acuerdo con Lippmann.<br />

El tema de la reproducción controlada científicamente interactuó de forma compleja con el viejo ideal<br />

prusiano de una sociedad lógica dirigida por expertos leales al Estado. También repetía la idea de la religión<br />

de Estado británica y de la sociedad política de que el mismo Dios había señalado las clases sociales. Lo que<br />

gradualmente comenzó a surgir de esto fue una versión de la escolarización norteamericana darwiniana,<br />

basada en castas, controlada remotamente a distancia y administrada mediante un creciente ejército de<br />

manos contratadas, estratificado en intrincadas jerarquías pedagógicas según el viejo principio romano de<br />

dividir y conquistar. Entre tanto, fuera <strong>del</strong> mundo escolar, ayudados poderosamente por la intensa<br />

concentración de propiedad de los nuevos medios electrónicos, los acontecimientos también se movieron<br />

rápidamente.<br />

En 1928, Edward L. Bernays, padrino <strong>del</strong> nuevo arte de la propaganda que llamamos relaciones públicas,<br />

contó a los lectores de su libro Crystallizing Public Opinion que el «poder invisible» tenía ya el control de<br />

cada aspecto de la vida norteamericana. La democracia, dijo Bernays, era sólo una fachada para un hábil<br />

manejo de los hilos. El necesario conocimiento práctico para tirar de esos hilos cruciales estaba disponible<br />

para la venta a hombres de negocios y gente que se dedicaba a la política. La imaginación pública era<br />

controlada mo<strong>del</strong>ando las mentes de los escolares.<br />

Hacia 1944, el repudio de la idea de Jefferson de que la humanidad tenía derechos naturales resonaba en<br />

cada rincón de la vida académica. Cualquier profesor que esperara obtener dinero gratis de fundaciones,<br />

corporaciones y agencias <strong>del</strong> gobierno tenía que tocar la melodía <strong>del</strong> management científico en su guitarra.<br />

En 1961, el concepto <strong>del</strong> Estado político como principio de soberanía salió espectacularmente a la superficie<br />

en el famoso discurso inaugural de <strong>John</strong> F. Kennedy en que a su audiencia nacional se le sermoneó: «No<br />

preguntes qué puede hacer tu país por ti, sino lo que tú puedes hacer por tu país».<br />

Treinta y cinco años después, la metáfora y alta retórica a lo romano de Kennedy fue reemplazada por la<br />

lengua <strong>del</strong> chico juicioso de discurso severo de Time, que enseñaba a sus lectores en una historia de portada<br />

de 1996 que «la democracia no beneficia a los objetivos nacionales». Tal como los periodistas de Time lo<br />

expresaron: «El mundo moderno es demasiado complejo para permitir que el hombre o la mujer de la calle<br />

interfiera en su gestión». La democracia fue juzgada un <strong>sistema</strong> para perdedores.<br />

Con un público desensibilizado sobre sus derechos y posibilidades, excluido <strong>del</strong> debate nacional, con un<br />

público cuyo destino estaba en manos de expertos, el secreto estaba a la vista para aquellos que podían leer<br />

las señales: los ideales norteamericanos originales habían sido repudiados por sus guardianes. La escuela fue<br />

más bien considerada desde este nuevo punto de vista como el terminal crítico de una línea de producción<br />

para crear una utopía semejante al parque de Epcot, pero con una importante limitación bionómica: esta<br />

utopía no estaba pensada para todos, al menos no por mucho tiempo.<br />

De la universidad <strong>John</strong>s Hopkins llegó en 1996 esta noticia escalofriante:<br />

La economía norteamericana ha crecido masivamente desde mediados de los 60, pero los ingresos<br />

disponibles realmente para los trabajadores no son mayores que hace 30 años.

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