John Taylor Gatto Historia secreta del sistema ... - iessecundaria
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alfabetización. Aunque esto era una caída <strong>del</strong> 2 por ciento respecto al 98 por ciento entre los solicitantes<br />
voluntarios al ejército diez años antes, el descenso era tan pequeño que no preocupó a nadie.<br />
La Segunda Guerra Mundial acabó en 1945. Seis años después comenzó otra guerra en Corea. Varios<br />
millones de hombres fueron examinados para el servicio militar pero esta vez fueron rechazados 600.000. La<br />
alfabetización <strong>del</strong> conjunto de reclutas había caído al 81 por ciento, a pesar de que todo lo que se necesitaba<br />
para clasificar a un soldado como alfabetizado era habilidad de lectura de cuarto curso. En los pocos años<br />
desde el inicio de la Segunda Guerra Mundial hasta Corea había surgido un espantoso problema de<br />
analfabetismo adulto. El grupo de la guerra de Corea había recibido la mayor parte de su escolarización en<br />
los años 40, tuvo más años de escuela con personal formado más profesionalmente y libros de textos<br />
seleccionados más científicamente que los hombres de la Segunda Guerra Mundial, sin embargo no podía<br />
leer, escribir, contar, hablar o pensar tan bien como el contingente anterior, menos escolarizado.<br />
Una tercera guerra norteamericana comenzó a mediados de los 60. A su final en 1973 el número de hombres<br />
encontrados no aceptables a causa de su incapacidad para leer instrucciones de seguridad, interpretar señales<br />
de carretera, descifrar órdenes, etc. --en otras palabras, el número de los que se encontraron analfabetos--<br />
había alcanzado el 27 por ciento <strong>del</strong> contingente total. Los jóvenes de la era de Vietnam habían sido<br />
escolarizados en los 50 y en los 60 --mucho mejor escolarizados que cualquiera de los grupos anteriores--<br />
pero el 4 por ciento de analfabetismo de 1941, que se había transformado en el 19 por ciento de 1952, había<br />
crecido ahora hasta el 27 por ciento de 1970. No sólo había caído la fracción de lectores competentes al 73<br />
por ciento, sino que incluso una parte sustancial de estos eran sólo apenas adecuados: no podían mantenerse<br />
al día de los acontecimientos leyendo un periódico, no podían leer por placer, no podían sostener un<br />
pensamiento o un argumento, no podían escribir lo bastante bien como para gestionar sus propios asuntos<br />
sin ayuda.<br />
Considere cuánto más convincente es esta sostenida progresión de ceguera intelectual cuando se le sigue la<br />
pista por los exámenes de ingreso <strong>del</strong> ejército y no por las puntuaciones de las admisiones en las<br />
universidades o por tests de lectura estandarizados, que inflan la habilidad aparente cambiando<br />
frecuentemente la forma en que se puntúan los tests.<br />
Si miramos atrás, existen datos abundantes de estados como Connecticut y Massachusetts que muestran que<br />
hacia 1840 la incidencia de alfabetización compleja en los Estados Unidos estaba entre el 93 y 100 por<br />
ciento ahí donde tuviera importancia. De acuerdo con el censo de Connecticut de 1840, sólo un ciudadano<br />
de 579 era analfabeto y probablemente usted no quiera conocer, de verdad, qué consideraba la gente en<br />
aquellos días analfabeto: es demasiado embarazoso. Las novelas populares de la época dan una pista: El<br />
último mohicano, publicado en 1826, se vendió tan bien que un equivalente contemporáneo hubiera tenido<br />
que vender 10 millones de ejemplares para alcanzarlo. Si busca una versión no resumida se encontrará en un<br />
denso matorral de filosofía, historia, cultura, modales, política, geografía, análisis de motivos y acciones<br />
humanas, todo transmitido en frases con períodos tan ricos en datos y tan formidables que sólo un lector<br />
decidido y bien educado puede manejarlo hoy en día. Sin embargo, en 1818 éramos una nación de pequeñas<br />
granjas sin universidades de las que hablar. ¿Podría haber tenido aquella gente sencilla mentes más<br />
complejas que las nuestras?<br />
En 1940 la tasa de alfabetización para todos los estados estaba en el 96 por ciento para los blancos y el 80<br />
por ciento para los negros. Fíjese que a pesar de todas las desventajas que sufrían los negros, cuatro de cada<br />
cinco estaban no obstante alfabetizados. Seis décadas después, al final <strong>del</strong> siglo XX, el Estudio Nacional de<br />
Alfabetización Adulta y la Evaluación Nacional <strong>del</strong> Progreso Educativo dicen que el 40 por ciento de los<br />
negros y el 17 por ciento de los blancos no puede leer en absoluto. Dicho de otra forma, el analfabetismo<br />
negro se ha duplicado, y el blanco cuadruplicado. Antes de que piense en otra cosa respecto a estos números,<br />
piense en esto: gastamos de tres a cuatro veces más dinero real en la escolarización <strong>del</strong> que gastábamos hace<br />
sesenta años, pero hace sesenta años prácticamente todo el mundo, blanco o negro, podía leer.<br />
En su famoso best seller, The Bell Curve, los destacados analistas sociales Charles Murray y Richard<br />
Herrnstein dicen que lo que estamos viendo son los resultados de la reproducción selectiva en la sociedad.<br />
La gente inteligente se junta con la gente inteligente, la gente tonta con la gente tonta. A medida que tienen