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John Taylor Gatto Historia secreta del sistema ... - iessecundaria

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Boston, una batalla que siguió en la prensa pública durante muchos meses culminando (por parte de los<br />

maestros) en este familiar lamento:<br />

La educación es una gran preocupación. A menudo ha sido manipulada por vanos teóricos. Ha sufrido la<br />

insensatez y la engañosa sabiduría de sus traicioneros amigos. Y apenas conocemos quiénes la han dañado<br />

más. Nuestra convicción es que tiene mucho más que esperar de la sabiduría acumulada y común prudencia<br />

de la comunidad que de las sugerencias <strong>del</strong> individuo. Locke la dañó con sus teorías, así como Rousseau y<br />

Milton. Todos sus planes eran demasiado espléndidos para ser verdad. Tiene que hacerse avanzar por las<br />

concepciones, sin elevarse por encima de las nubes, ni arrastrarse por tierra, sino por aquellas mejoras<br />

simples, graduales, productivas, de sentido común, lo que el uso puede estimular y la experiencia sugerir.<br />

Estamos a favor <strong>del</strong> avance, siempre que sea hacia la utilidad [...]<br />

Nos gusta el <strong>secreta</strong>rio pero odiamos sus teorías. Obstruyen el camino para una educación sustancial. Es<br />

imposible para una mente sensata no odiarlas.<br />

14 La pedagogía de la alfabetización<br />

Entre la muerte de Mann y las grandes olas de inmigración italiana tras los años 70 <strong>del</strong> siglo XIX, el país<br />

parecía contento con los libros de lectura de McGufrey, los libros de ortografía de Webster, Pilgrim's<br />

Progress, la Biblia y el familiar método alfabético para descifrar el código de sonidos. Pero comenzando<br />

hacia 1880 con la publicación de Supplementary Reading for Primary Schools de Francis W. Parker (y sus<br />

Talks on Pedagogics, de 1883) se montó un nuevo ataque a la lectura.<br />

Parker era un ruidoso, afable y extravagante maestro con poca formación académica, un hombre obligado a<br />

dimitir como director de una escuela de maestros de Chicago en 1899 por razones no completamente<br />

honorables. Poco después, a la edad de sesenta y dos años, fue de repente seleccionado para estar al frente de<br />

la School of Education en la nueva Universidad de Rockefeller en Chicago, una universidad mo<strong>del</strong>ada al<br />

modo de los grandes establecimientos de investigación alemanes como Hei<strong>del</strong>berg, Berlín y Leipzig.<br />

Como supervisor de las escuelas de Boston en un puesto anterior, Parker había afirmado audazmente que<br />

aprender a leer era aprender un vocabulario que puede ser instantáneamente recordado como ideas cuando se<br />

encuentran ciertos indicadores simbólicos. Las palabras se aprenden, decía, por actos repetidos de asociación<br />

de la palabra con la idea que representa.<br />

Parker inició el famoso Movimiento Quincy, el punto de inicio más reconocible de la escolarización<br />

progresista. Su reputación se apoyaba en cuatro ideas: 1) actividades en grupo en las que el individuo es<br />

sumergido en favor de lo colectivo; 2) énfasis en los milagros de la ciencia (en tanto que opuestos a los<br />

estudios clásicos tradicionales de historia, filosofía, literatura); 3) enseñanza informal en la que el profesor<br />

y estudiante visten informalmente, se llaman uno a otro por los nombres de pila, tratan todas las prioridades<br />

muy flexiblemente, etc.; 4) eliminación de la disciplina severa como psicológicamente dañina para los<br />

niños. No se hacía hincapié en la lectura en las escuelas Parker.<br />

El trabajo de Parker y el de otros activistas contrarios a la lectura recibieron un enorme empujón en 1885 de<br />

alguien <strong>del</strong> núcleo creciente de nuevos «psicólogos» de Norteamérica que habían estudiado con Wilhelm<br />

Wundt en Leipzig. James McKeen Cattell anunció audazmente que había probado, usando el taquistoscopio,<br />

que leemos palabras completas y no letras. La apasionada ambición de Cattell resuena en su grito de triunfo:<br />

Estos resultados son lo bastante importantes para demostrar que están equivocados los que sostienen con<br />

Kant que la psicología nunca podrá llegar a ser una ciencia exacta.<br />

Hasta 1965 nadie se molestó en comprobar el famoso experimento de Cattell con el taquistoscopio. Cuando<br />

lo hicieron, se encontró que Cattell estaba absolutamente equivocado. La gente lee letras, no palabras.<br />

El más feroz abogado de la terapia de la palabra completa llegó de fuera <strong>del</strong> círculo <strong>del</strong> Colegio de Maestros<br />

de Columbia: su nombre era Edward Burke Huey, y su mentor era G. Stanley Hall. En 1908 publicaron un

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