John Taylor Gatto Historia secreta del sistema ... - iessecundaria
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una población aparentemente homogénea, la teoría de etapas no puede predecir ni prescribir para casos<br />
individuales. Las teorías de etapas parecen correctas por la misma razón que las predicciones astrológicas,<br />
pero la desconexión entre narrativas ideales y realidad se hace demasiado clara cuando se trata de actuar a<br />
partir de ellas.<br />
Cuando la teoría de etapas estaba entrando en su edad de oro a finales de los 60, el conductismo ya se había<br />
afianzado como la psicología de elección. El documento BSTEP (Behavioral Science Teacher Education<br />
Project) <strong>del</strong> gobierno federal y muchas iniciativas similares para controlar la preparación de los profesores<br />
habían ganado la batalla para el negocio <strong>del</strong> estímulo-respuesta. Tanto dinero se estaba echando sin embargo<br />
en la escolarización psicológica desde fuentes <strong>del</strong> gobierno y de grandes empresas, que los psicólogos de<br />
ratas no podían absorberlo todo. Se presentó una oportunidad de hacerse un hueco, que los teóricos de las<br />
etapas lucharon por aprovechar.<br />
La metáfora que controla todas las teorías de etapas no es, como la <strong>del</strong> conductismo, que la gente está hecha<br />
como maquinaria, sino que crece como vegetales. Los Kinder necesitan un Garten, algo fácil de vender a<br />
gente harta de ser tratada como maquinaria. A pesar de todo su aparente humanitarismo, la teoría de etapas<br />
es sólo otra manera de ver por encima de los individuos abstracciones de clases sociales. Si nadie posee un<br />
espíritu singular, entonces nadie tiene un destino soberano singular. La Madre Teresa, Tolstoi, Hitler, nada<br />
significan para la teoría de etapas, aunque de tanto en tanto se les pide que sean representativos de tipos.<br />
2 Conductistas<br />
Para entender la teoría <strong>del</strong> niño vacío, hace falta hacer una visita a los conductistas. Su fuente de ingresos<br />
fue apresurada y asistemáticamente desarrollada por el gurú de la agencia de publicidad, <strong>John</strong> Watson, y por<br />
Edward Lee Thorndike, fundador de la psicología educacional. El Manifiesto conductista (Behaviorist<br />
Manifesto, 1913) promovió una psicología utilitaria entonces novedosa cuyo «objetivo teórico es la<br />
predicción y control de la conducta». Como mucho que pasa por sabiduría en los círculos académicos, su<br />
criatura estaba cosida a partir de cadáveres de viejas ideas. El conductismo (la versión de Thorndike, nacida<br />
muerta, fue llamada conexionismo) era un híbrido purificado <strong>del</strong> laboratorio de Wilhelm Wundt en Leipzig y<br />
de la transmisión <strong>del</strong> positivismo de Comte en el idioma pragmático de los filósofos escoceses <strong>del</strong> common<br />
sense. No necesitamos examinar todos los fragmentos <strong>del</strong> cadáver pegados juntos para suspirar ante la<br />
reivindicación de una originalidad que no existe, evocadora <strong>del</strong> mo<strong>del</strong>o de Howard Gardner como visionario<br />
de la teoría de la inteligencia múltiple, una idea tan antigua como las pirámides.<br />
Los conductistas leen entrañas. Observan los movimientos de animales atrapados y desesperados,<br />
normalmente ratas y palomas. Esto les da la ventaja sobre otros psicólogos de subirse a un montón de<br />
cadáveres de animales como emblema de su ciencia. El estudio <strong>del</strong> aprendizaje es su ocupación principal:<br />
cómo las ratas pueden ser llevadas a recorrer un laberinto o a presionar una barra con el programa adecuado<br />
de recompensa y castigo. Casi desde el principio renegaron <strong>del</strong> uso de los términos recompensa y castigo, al<br />
concluir que suponen una petición de principio. ¿Quién tiene que decir lo que es gratificante sino el sujeto?<br />
Y el sujeto nos informa más creíblemente con su comportamiento futuro que con su testimonio. Sólo se<br />
puede distinguir si una recompensa es verdaderamente gratificante viendo el comportamiento futuro. Este<br />
preciso y pequeño truco semántico permite a una nueva disciplina crecer alrededor de los términos refuerzo<br />
positivo (recompensa) y refuerzo negativo (castigo).<br />
La conducta para los conductistas es sólo lo que puede ser visto y medido: no existe vida interior. Skinner<br />
añadió un detalle a la idea más simple <strong>del</strong> condicionamiento pavloviano, sobre el que se han escrito<br />
posteriores bibliotecas de eruditos ensayos, cuando afirmó que el estímulo para la conducta normalmente es<br />
generado internamente. En su llamado condicionamiento «operante», el estímulo se escribe por tanto con<br />
una e minúscula en vez de con la E mayúscula pavloviana. ¿Y qué? Sólo esto: ¡la e minúscula e interna de<br />
Skinner deja un diminuto agujero para que el fantasma de la libre voluntad escape por él!<br />
A pesar <strong>del</strong> escándalo que esto creó en el mundo de la psicología académica, la naturaleza de tormenta en un<br />
vaso de agua de los estímulos con mayúscula o minúscula se deja ver de la afirmación adicional de Skinner<br />
de que esos misteriosos estímulos internos suyos pueden ser controlados perfectamente mediante la