John Taylor Gatto Historia secreta del sistema ... - iessecundaria
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Si parece que me he apartado <strong>del</strong> pecado original con estos hechos, no es así. Hasta que usted no reconozca<br />
que los contenidos de hecho de su mente sobre los que fundamenta las decisiones han sido introducidos ahí<br />
por otros cuyos motivos no puede entender completamente, nunca llegará a apreciar el espíritu abandonado<br />
de la espiritualidad occidental que enseña que usted es el centro <strong>del</strong> Universo. Y que las cosas más<br />
importantes que valen la pena saber ya son innatas en usted. No se pueden aprender mediante escolarización.<br />
Se aprenden por uno mismo a través de las cargas de tener que trabajar, de tener que separar el bien <strong>del</strong> mal,<br />
de tener que comprobar los propios apetitos y de tener que envejecer y morir.<br />
El efecto de esta fórmula en la historia mundial ha sido colosal. Llevó a cada ciudadano de Occidente un<br />
mandato de ser soberano, un concepto que aún no hemos aprendido a usar sabiamente, pero que ofrece el<br />
potencial para esa sabiduría. La espiritualidad occidental otorgaba a cada único individuo un propósito para<br />
estar vivo, un propósito independiente de las prescripciones de conducta de masas, de dinero, expertos,<br />
escuelas y gobiernos. Confirió significado a cada aspecto de relación y comunidad. Llevaba dentro de sus<br />
ideas las semillas de un currículum autoactivado que da significado al tiempo e impone el deber de<br />
compasión, incluso para los enemigos, en los creyentes.<br />
En la espiritualidad occidental, todo cuenta. Ofrece un conjunto básico y concreto de directrices prácticas,<br />
faros para la ciudad de tu vida. Nadie tiene que vagar sin objetivo en el universo de la espiritualidad<br />
occidental. Lo que constituye una existencia con significado se explica claramente con detalle:<br />
autoconocimiento, deber, responsabilidad, aceptación <strong>del</strong> envejecimiento y de la pérdida, preparación para la<br />
muerte. En este abandonado espíritu de Occidente, ningún maestro o gurú hace el trabajo por ti. Lo haces<br />
por ti mismo. Es hora de volver a enseñar estas cosas a nuestros hijos.<br />
Capítulo 15 Psicopatología de la escolarización cotidiana<br />
En 1909 un inspector de fábricas hizo una encuesta informal a 500 niños que trabajaban en 20<br />
fábricas. Encontró que 412 de ellos preferían trabajar en las terribles condiciones de las fábricas<br />
que volver a la escuela.<br />
HELEN TODD, Por qué trabajan los niños, McClure's Magazine (abril de 1913)<br />
En un experimento en Milwaukee, por ejemplo, a 8000 jóvenes [...] se les preguntó si volverían a la<br />
escuela a tiempo completo si se les pagaran los mismos salarios que ganaban en el trabajo. Sólo 16<br />
dijeron que lo harían.<br />
DAVID TYACK, Managers of Virtue (1982)<br />
1 Un campo de batalla de inmoralidad<br />
RECUERDO claramente la última escuela en que trabajé, en el rico lado oeste superior de Manhattan. Una<br />
atractiva atmósfera de afable inmoralidad era la lingua franca en el pasillo y en el aula, una cortesía causada,<br />
aunque parezca mentira, por la política no escrita de la escuela de ser todo lo tolerante que se pudiera con los<br />
chicos revoltosos.<br />
Alumnos terroristas, atracadores, depredadores sexuales y ladrones, incluyendo a dos de mis propios<br />
alumnos que acababan de robar 300 dólares en una tienda de ultramarinos <strong>del</strong> vecindario y que habían sido<br />
detenidos mientras volvían a clase, eran devueltos con regularidad a sus lecciones tras una breve charla de la<br />
directora. Todos recibían la misma gracia. No existía nada parecido a que se exigieran responsabilidades en<br />
mi escuela. Esta estrategia conductista --igualar lo bueno, lo malo y lo feo en un Lumpenproletariat<br />
indiferenciado -- puede parecer rara o moralmente repugnante en términos convencionales, pero era