John Taylor Gatto Historia secreta del sistema ... - iessecundaria
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lana <strong>del</strong> viejo Slater y los intereses de banca de Peabody, en una coalición en la que Rockefeller pagaba<br />
muchas de las facturas.<br />
Desde el principio la Junta General de Educación tuvo una misión. Una carta de <strong>John</strong> D. Rockefeller Sr.<br />
especificó que sus donaciones tenían que usarse «para promover un <strong>sistema</strong> integral». Usted bien podría<br />
preguntar para la promoción de qué intereses estaba diseñado el <strong>sistema</strong>, pero estaría planteando la pregunta<br />
equivocada. Frederick Gates, el pastor baptista contratado para gastar la munificencia de Rockefeller, dio<br />
una lacónica explicación cuando dijo: «La palabra clave es <strong>sistema</strong>». La vida norteamericana era demasiado<br />
asistemática para adecuarse al carácter corporativo. De lo que trataba la fundación de Rockefeller era de<br />
<strong>sistema</strong>tizarnos.<br />
En 1913, el 62º Congreso creó una comisión para investigar el papel de esas nuevas fundaciones de<br />
Carnegie, Rockefeller y de otras familias corporativas. Tras un año de testimonios concluyó:<br />
El dominio de hombres en cuyas manos queda el control final de una gran parte de la industria<br />
norteamericana no se limita a sus empleados, sino que se está extendiendo rápidamente a controlar la<br />
educación y los servicios sociales de la nación.<br />
Descubrió que las subvenciones de fundaciones mejoraban directamente los intereses de las corporaciones<br />
que los patrocinaban. La conclusión de esta comisión <strong>del</strong> congreso fue esta:<br />
La fundación gigante ejerce un enorme poder mediante el uso directo de sus fondos, libre de cualquier<br />
enredo reglamentario, de modo que pueden ser dirigidos de forma precisa hacia las palancas de una<br />
situación. Este poder, sin embargo, se aumenta sustancialmente al construir alianzas colaterales que la aíslan<br />
de la crítica y <strong>del</strong> escrutinio.<br />
Las fundaciones hacen amigos automáticamente entre los bancos que llevan sus grandes depósitos, en casas<br />
de inversión que multiplican su dinero, en bufetes de abogados que actúan como sus asesores, y con las<br />
muchas firmas, instituciones e individuos con los que tratan y a quienes benefician. Mediante cuidadosa<br />
selección de miembros <strong>del</strong> consejo de administración de entre las filas de alto personal editorial y otros<br />
ejecutivos y propietarios de medios de comunicación, pueden asegurarse el apoyo de la prensa, y al reclutar<br />
consejeros de relaciones públicas pueden crear todavía más buena publicidad. Como lo expresó René<br />
Wormser, consejero jefe de la segunda comisión de investigación <strong>del</strong> Congreso sobre la actividad de las<br />
fundaciones (1958):<br />
Todas sus conexiones y asociaciones, más la a menudo adulación de sicofante de las muchas fundaciones e<br />
individuos que reciben las dádivas de la fundación, proporcionan un enorme agregado de poder e influencia.<br />
Este poder se extiende más allá <strong>del</strong> círculo inmediato de asociaciones, a los que esperan beneficiarse de su<br />
botín.<br />
En 1919, utilizando dinero de Rockefeller, <strong>John</strong> Dewey, por entonces un profesor en el Colegio de Maestros<br />
de Columbia, una institución fuertemente subvencionada por Rockefeller, fundó la Asociación para la<br />
Educación Progresista (Progressive Education Association, PEA). A lo largo de su existencia extendió la<br />
filosofía que presta apoyo moral al capitalismo <strong>del</strong> bienestar, según la cual la masa de la población es<br />
biológicamente infantil y necesita cuidados a lo largo de la vida.<br />
Desde el principio, a Dewey se le unieron otros profesores de Columbia que no ocultaban que el objetivo <strong>del</strong><br />
proyecto de la PEA era utilizar el <strong>sistema</strong> educativo como una herramienta para conseguir objetivos<br />
políticos. En The Great Technology (1933), Harold Rugg ilustró la gran visión:<br />
Se tiene que crear una nueva mentalidad pública. ¿Cómo? Sólo mediante la creación de decenas de millones<br />
de mentes individuales y soldándolas en una nueva mente social. Los viejos estereotipos se tienen que<br />
romper y «nuevos climas de opinión» se tienen que formar en los distritos de Norteamérica.