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John Taylor Gatto Historia secreta del sistema ... - iessecundaria

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institución escolar siempre ha tenido una fuerte misión en la sombra de refutar el hecho irrefutable de que<br />

todos los niños quieren aprender a ser mejores y más fuertes. No necesitan ser forzados a hacer esto.<br />

La escuela es un tour de force diseñado para recrear la naturaleza humana a partir de una premisa diferente,<br />

mediante la construcción de la prueba de que la mayoría de los chicos no quieren aprender porque son<br />

biológicamente defectuosos. La escuela triunfa en este propósito secreto sólo al fracasar en su misión<br />

pública. Ese es el lanzamiento sin efecto que los críticos de la escuela nunca atrapan. Sólo una <strong>del</strong>icada<br />

mezcla de fracasos abyectos, fracasos de medio nivel y fracasos menores combinados con una cobertura de<br />

éxito garantiza la salud actual de la empresa escolar. La escuela es la mejor ilustración que tenemos <strong>del</strong><br />

trabajo de la selección natural en la vida institucional. La única pega es que el juego tiene trampa. Como un<br />

empresario de pompas fúnebres que asesina para estimular la empresa o un vidriero que rompe ventanas en<br />

el silencio de la noche para estimular el negocio, las escuelas crean los problemas que supuestamente<br />

justifican su existencia.<br />

3 Programación psicopática<br />

Podría proporcionarle montañas de estadísticas para ilustrar el daño que causan las escuelas. Podría traer a<br />

su atención una sucesión de estudios de casos para ilustrar la mutilación de individuos específicos, incluso<br />

de los que han sido aparentemente privilegiados como sus «dotados y con talento». ¿Qué probaría eso? Ha<br />

oído esas historias, ha leído esas estadísticas antes de volverse insensible por el asalto al sentido común. La<br />

escuela no puede ser tan mala, dice usted. Usted sobrevivió, ¿verdad? ¿O no? Repase lo que aprendió allí.<br />

¿Ha significado una diferencia crucial para bien en su vida? No conteste. Sé que no. Entregó doce años de su<br />

vida porque no tenía elección. Pagó su deuda, yo pagué la mía. ¿Pero quién recaudó esas deudas?<br />

En 1911, un destacado sociólogo alemán, Robert Michels, avisó en su libro Los partidos políticos que<br />

el tamaño y prosperidad de las modernas burocracias les había dado capacidad sin precedentes para comprar<br />

amigos. De este modo se protegen a sí mismas de la reforma interna y se hacen inmunes a la reforma<br />

exterior. A lo largo de esta gran época de burocracia, el aviso de Michels ha sido corroborado notablemente.<br />

En lo que atañe a la escuela hemos pasado por seis importantes períodos de crisis desde su inicio, zonas de<br />

confusión social en que los extraños a la institución escolar pedían que el Estado cambiara el modo en que<br />

estipula la escolarización de los niños. Cada crisis se puede usar como un peldaño que nos lleva de nuevo<br />

al camino equivocado original que tomamos al principio.<br />

Todas las presuntas reformas han dejado la escolarización exactamente en la forma en que se encontró, sólo<br />

que mayor, más rica y políticamente más fuerte. Y moral e intelectualmente peor, según los criterios de la<br />

población común norteamericana de antaño que aún vive en nuestros corazones. Mucha gente de conciencia<br />

sólo defiende la escolarización institucional porque no puede imaginar lo que pasaría sin ninguna escuela,<br />

especialmente lo que podría suceder a los pobres. Este compasivo y elocuente contingente ha sido<br />

consistentemente dirigido por los auténticos ingenieros de la escolarización, hábilmente usado como tropa<br />

de choque para apoyar la destrucción acumulativa de la clase trabajadora norteamericana y de la cultura<br />

rural, una destrucción en gran parte llevada a cabo mediante la escolarización.<br />

La programación psicopática es incapaz de cambiar. Le falta dimensión moral o una mente ética más allá de<br />

lo pragmático. La moralidad institucional siempre consiste en relaciones públicas. Una vez se construye la<br />

maquinaria institucional de suficiente tamaño y complejidad, comienza un movimiento lógico que<br />

internamente apunta hacia la subordinación y eliminación final de todos los mandatos éticos. Incluso si se<br />

coloca personal de calidad en los parapetos de la primera generación de nueva existencia institucional, esa<br />

bandera original de la voluntad de vigilancia de los pioneros da paso a los que adaptan sus opiniones a los<br />

tiempos. La única defensa fiable contra esto es mantener débiles y dispersas a las instituciones, incluso si<br />

eso significa sacrificar la eficiencia y llevarlas atadas con una correa muy corta.<br />

Michels escribió en Los partidos políticos que la misión primaria de todos los gestores institucionales<br />

(incluyendo los gestores escolares) es hacer que su institución crezca en poder, en número de empleados, en<br />

autonomía de la supervisión pública y en recompensas para el personal clave. La misión primaria nunca es,

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