John Taylor Gatto Historia secreta del sistema ... - iessecundaria
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desagües pluviales) las víctimas serían a veces rescatadas para aparecer en la portada <strong>del</strong> Sun-Telegraph, y a<br />
veces no. Cuando una situación como esa se declaraba sin esperanza y los mineros se quedaban muriendo<br />
bajo tierra sin posibilidad de rescate --como murieron los marineros en el casco <strong>del</strong> Arizona en Pearl Harbor-<br />
- miraba con ojos diferentes los negros terrones cuya obtención normalmente daba por sentada.<br />
Otra cosa que recuerdo claramente es que años después de que una mina fuera abandonada y de que la<br />
comunidad situada muy por encima hubiera perdido memoria de sus explotaciones subterráneas,<br />
ocasionalmente una población confiada comenzaba a hundirse en el pozo. El esfuerzo frenético por<br />
apuntalar viejos túneles se alargaba durante meses, incluso años, mientras los periódicos registraban<br />
fielmente el progreso <strong>del</strong> lento desastre y se chismorreaba por las esquinas a medida que este avanzaba casa<br />
por casa hacia su conclusión inexorable. Muy interesante, le oigo murmurar, ¿pero qué tiene que ver todo<br />
esto con el problema de la escolarización? La respuesta es todo, pero hará falta un esfuerzo para ver por qué,<br />
tan profundamente enterrada ha estado la conexión entre la escolarización en todos sus aspectos y la<br />
naturaleza <strong>del</strong> trabajo de la nación.<br />
2 El demonio de la sobreproducción<br />
Las reformas reales de la escuela siempre han fracasado, no porque representen malas ideas, sino porque<br />
representan interpretaciones diferentes <strong>del</strong> propósito de la vida de las que la dirección actual de la sociedad<br />
quiere permitir. Si demasiada gente adoptara tales reformas, se provocaría una catástrofe social y económica<br />
al menos igual a la que siguió a la imposición de vida centralizada y colectiva a hombres, mujeres y niños en<br />
lo que había sido una sociedad norteamericana bastante libertaria. Se oyen todavía ecos de este temprano<br />
cambio en la escolarización. ¿Qué otra cosa cree que significa la explosión <strong>del</strong> homeschooling en los años<br />
recientes?<br />
La razón por la que este cataclismo, <strong>del</strong> que obtuvimos la escolarización obligatoria, haya sido tan poco<br />
cuestionado por los grupos a los que dañó violentamente es que la tormenta anterior tuvo un aspecto<br />
engañoso respecto a él. Los que sufrieron más no experimentaron necesariamente ingresos decrecientes. El<br />
coste de la metamorfosis fue pagado en libertades: pérdida de libertad, pérdida de tiempo, pérdida de<br />
asociaciones humanas significativas --que incluían aquellas con los propios hijos-- pérdida de dimensión<br />
espiritual, quizás. Pérdidas difíciles de determinar. El carbón, y posteriormente el petróleo, forzaron<br />
implacablemente un cambio en aspectos cruciales de la vida social: nuestra relación con la naturaleza,<br />
nuestra relación unos con otros, nuestra relación con nosotros mismos. Pero en ninguna parte fue mayor el<br />
impacto que en la educación de los niños.<br />
La economía <strong>del</strong> período colonial y federal en Norteamérica hacía hincapié en las características de los niños<br />
necesarias para ganarse la vida independientemente, características que han permanecido en el centro de la<br />
imagen romántica de nuestra nación a los ojos <strong>del</strong> mundo y a los nuestros propios. Estas características, sin<br />
embargo, fueron reconocidas por pensadores asociados con los nacientes <strong>sistema</strong>s industriales y financieros<br />
como signos de peligro de sobreproducción incipiente. El mismo ingenio y autoconfianza que construyeron<br />
una Norteamérica fuerte y única llegaron a ser vistos como sus enemigos. La competencia fue reconocida<br />
como un agente corrosivo que ninguna economía de producción en masa podía tolerar mucho tiempo sin<br />
traer a su paso ruinosos pánicos financieros, que engendrarían bancarrota y deflación.<br />
Hace falta una explicación preliminar. Antes <strong>del</strong> carbón y de la capacidad de invención que inspiró el<br />
carbón, ningún mal amenazaba al muy realista sueño americano de tener uno su propio negocio. Un<br />
sorprendente porcentaje de norteamericanos hizo simplemente eso. Los negocios eran pequeños y locales,<br />
principalmente operaciones de subsistencia, como la miríada de pequeñas granjas y pequeños servicios que<br />
mantuvieron los hogares unidos por el país. Se entendía que depender de sí mismo era lo mejor. El aspecto<br />
más radical de esta vieja economía era la forma en que trastornaba las viejas ideas de privilegio de clase y<br />
antiguas ideas de exclusión.<br />
Sin embargo, bien avanzada una única generación, la energía divina <strong>del</strong> combustible fósil se hizo disponible<br />
de repente. Aquí estaba ahora el problema, esa energía estaba disponible para los industriales, pero al mismo<br />
tiempo para el grupo de ciudadanos más lleno de recursos, duros de carácter, independientes, irritables e