John Taylor Gatto Historia secreta del sistema ... - iessecundaria
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<strong>secreta</strong> prusiana para producir estratificación social. Se necesitan cantidades sustanciales de trabajo<br />
interdisciplinar como correctivo.<br />
Obligue a que la estructura de la escuela proporcione tiempo flexible, espacio flexible, secuenciación<br />
flexible y contenido flexible, de modo que cada estudio pueda ser personalizado para adaptarse a todo el<br />
abanico de estilos individuales y rendimiento.<br />
Rompa el monopolio de certificación de maestros para que cualquiera con algo valioso que enseñar pueda<br />
enseñarlo. Nada más importante que esto.<br />
Nuestra forma de escolarización nos ha convertido en gente dependiente, emocionalmente necesitada,<br />
excesivamente infantil, que espera a que un maestro les diga qué hacer. Nuestro dilema nacional es que<br />
demasiados de nosotros estamos ahora sin hogar y sin inteligencia en el sentido más profundo: a merced de<br />
los extraños.<br />
El inicio de las respuestas vendrá sólo cuando la gente obligue al gobierno a devolver la elección educativa a<br />
cada uno. Pero la elección no significa nada sin un derecho absoluto a controlar también el progreso<br />
localmente, no mediante una agencia <strong>del</strong> gobierno central. Solzhenitsyn tenía razón. Los documentos<br />
fundacionales norteamericanos no mencionaron la escuela porque los autores previeron el camino en que la<br />
escuela nos pondría inevitablemente, y lo rechazaron.<br />
El mejor modo de comenzar a ofrecer alguna elección inmediatamente es dar a cada escuela pública la<br />
independencia que tienen las escuelas privadas. De<strong>sistema</strong>ticémoslas, concedamos a cada escuela privada,<br />
parroquial y <strong>del</strong> hogar igual acceso a fondos públicos mediante cheques administrados como un programa de<br />
crédito, junto con créditos fiscales. Con el tiempo disminuirá la necesidad incluso de esto, pero mi aviso<br />
queda: si estas claves de elección se vinculan a la vigilancia intrusiva <strong>del</strong> gobierno, como algunos sostienen<br />
que tiene que ser, sólo apresurarán el final <strong>del</strong> experimento libertario norteamericano. Los cheques escolares<br />
sólo son una transición a lo que realmente se exige: una economía de modos de vida independientes, una<br />
resurrección de los principios por encima <strong>del</strong> pragmatismo y la restauración de la obligación privada,<br />
autoimpuesta, para proporcionar un salario digno a todos los que trabajan para ti.<br />
La escuela nunca puede tratar de cosas realmente importantes. Sólo la educación puede enseñarnos que las<br />
búsquedas no siempre funcionan, que incluso existencias dignas muy a menudo acaban en tragedia, que el<br />
dinero no puede impedir esto; que el fracaso es una parte frecuente de la condición humana; que nunca se<br />
entenderá el mal; que las esfuerzos serios son casi siempre solitarios; que no se puede negociar el amor; que<br />
el dinero no puede comprar mucho que sea realmente importante; que la felicidad es gratis.<br />
Un joven de veinticinco años que no acabó la escuela caminó la longitud <strong>del</strong> planeta sin ayuda, una chica<br />
de diecisiete años que no acabó la escuela condujo sola un velero de veintiséis pies a lo largo de una vuelta<br />
al globo. ¿Qué más hace falta para darse cuenta de las espantosas limitaciones que hemos causado a<br />
nuestros hijos? La escuela es un mundo de mentiras. Abandonémoslo de una vez.<br />
Epílogo<br />
Sólo una nación se negó a aceptar la psicología de la sumisión. Los chechenos nunca pretendieron<br />
agradar o congraciarse con los jefes. Su actitud era siempre altiva y de hecho abiertamente hostil<br />
[...] Y aquí está lo extraordinario: todo el mundo les tenía miedo. Nadie pudo impedirles que<br />
vivieran como lo hacían. El régimen que había gobernado el país durante treinta años no pudo<br />
obligarlos a respetar sus leyes.<br />
ALEXANDER SOLZHENITSYN, Archipiélago Gulag<br />
La historia de los hmong proporciona varias lecciones que cualquiera que trate con ellos haría bien<br />
en recordar. Entre las más obvias están que a los hmong no les gusta cumplir órdenes; que no les