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John Taylor Gatto Historia secreta del sistema ... - iessecundaria

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Aquí está el quid de la cuestión: la escolarización moderna no tiene valor duradero que intercambiar por el<br />

espectacular pedazo de tiempo de vida que derrocha o por las posibilidades que destruye. Los chicos lo<br />

saben, sus padres lo saben, usted lo sabe, yo lo sé y la gente que administra la medicina lo sabe. La escuela<br />

es un engañabobos, somos bobos por aceptar sus lentejas a cambio de nuestros hijos.<br />

11 Roland Legiardi-Laura<br />

En 1966 enseñé la novela Moby Dick, teoría de cine y versificación a un chico de trece años llamado<br />

Roland Legiardi-Laura, en la Escuela 44 de secundaria junior de Manhattan. Roland era memorable en<br />

muchas formas, pero las dos que recuerdo mejor eran su tufo a ajo a las nueve de la mañana, cada mañana,<br />

y su determinación de no trabajar nunca en un «empleo», sino de ser poeta. Antes de que se licenciara<br />

siquiera en la universidad, sus padres murieron, dejándole casi sin un céntimo. Obligado a sostenerse<br />

completamente a sí mismo, aún siguió centrado en la poesía, y poco más de una década después, mientras<br />

vivía en la cuerda floja, organizó una banda ambulante de poetas-terroristas que corrían por el estado en<br />

un camión a rayas de color caramelo, repartiendo poesía espontáneamente en bares y esquinas. Poco<br />

después, mientras vivía en un edificio sin escaleras seguras ni tejado intacto, voló a Nicaragua, donde la<br />

poesía es el deporte nacional, y convenció al gobierno para que le permitiera hacer un documental sobre<br />

poesía. Cuando le a<strong>del</strong>anté 50 dólares de los 300.000 que necesitaría, le dije que estaba loco. Pero de<br />

alguna manera recaudó el dinero, hizo la película y ganó nueve premios internacionales de cine. Mientras<br />

tanto había aprendido a mantenerse haciendo carpintería y trabajos raros, el más raro de los cuales era<br />

ayudar a rehabilitar un desastre de edificio cerca <strong>del</strong> cuartel general de los Ángeles <strong>del</strong> Infierno, en el lado<br />

oeste inferior de Manhattan, y convertirlo en un club nocturno de poesía, <strong>del</strong> que después llegaría a ser el<br />

director y un empresario. ¿Quién iría a un club nocturno de poesía? Resulta que mucha gente, y cuando el<br />

Nuyorican Poet's Cafe creció para incluir la creación única de Roland --una lectura en vivo de guiones de<br />

cine originales que utilizaba actores profesionales de primera categoría-- vi el desarrollo de una vida que<br />

ha llenado de emoción las vidas de miles de personas, ayudando a fomentar su talento, no una agenda<br />

corporativa. Arraigada en su comunidad local, llena de distinción, perfectamente «erudita», la carrera de<br />

Roland como poeta y cineasta aplaudido por la crítica simplemente no hubiera sido posible y ni siquiera<br />

previsible en un programa escuela-trabajo.<br />

12 El estrujón<br />

Por supuesto que cuando uno engaña a fondo a la gente comienza a preocuparse de que sus víctimas ajusten<br />

las cuentas. El libro de 1996 de David Gordon Fat and Mean: The Corporate Squeeze of Working<br />

Americans and the Myth of Managerial Downsizing capta el espíritu de la conciencia culpable nacional de<br />

este modo:<br />

¿No puede confiar en sus trabajadores cuando se les deja hacer lo que quieran? Vigile por detrás de sus<br />

espaldas. Registre sus movimientos. Monitorícelos. Supervíselos. Contrólelos. Por encima de todo, no los<br />

deje solos. Como observaba un estudio reciente: «Las compañías norteamericanas tienden<br />

fundamentalmente a desconfiar de los trabajadores, sean empleados asalariados o trabajadores manuales».<br />

Y las escuelas norteamericanas tienden fundamentalmente a desconfiar de los alumnos. Una forma de<br />

encargarse <strong>del</strong> peligro de las partes media e inferior <strong>del</strong> orden evolutivo es sobornar a los líderes naturales de<br />

la gente. En vez de matar a Zapata, la gente lista comercia con Zapata para que tenga su parte. Hemos visto<br />

este principio traducido en forma de aulas para «dotados y con talento» a partir de las sublimes ideas de<br />

Pareto y Mosca. Ahora es tiempo de contemplar esos niños «dotados», sin aguijón y ya mayores, haciendo<br />

cola ante el abrevadero como los otros. ¿Qué tienen a su vez que enseñar a cualquiera?<br />

David Gordon dice que el 13 por ciento de los trabajadores no agrarios de los Estados Unidos son directivos<br />

y administrativos. ¡Eso es un jefe por cada siete trabajadores y medio! Y el tanto por ciento de personal<br />

escolar no docente es el doble de eso. Compare esos números con una proporción directivo-trabajador <strong>del</strong><br />

4,2 por ciento en Japón, el 3,9 por ciento en Alemania, el 2,6 en Suecia. Desde 1947, cuando el huevo de la<br />

jerarquía de empleo puesto durante la Guerra Civil norteamericana eclosionó finalmente tras haberse<br />

incubado durante un siglo, el número de directivos en los Estados Unidos ha explotado un 360 por ciento (si

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