John Taylor Gatto Historia secreta del sistema ... - iessecundaria
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financieros, intelectuales y sociales. Desde que las innovaciones en la producción y organización son un<br />
motor principal de cambio social, y como la ciencia positiva tiene el poder de producir tales innovaciones<br />
sin fin, entonces incluso durante el lanzamiento de nuestra era de management científico tenía que estar<br />
claro para sus arquitectos que la continua turbulencia social sería una compañera cotidiana <strong>del</strong> ejercicio de<br />
este poder. Para explicar esto estaba la filosofía <strong>secreta</strong> de la bionomía. Predicaba que sólo los avanzados<br />
evolutivamente serían capaces de tolerar el caos psíquico; mientras que para el resto, la respuesta de la<br />
historia era el destino <strong>del</strong> hombre de Cro-Magnon y de Neanderthal. Y la circularidad de esta oportuna<br />
proposición se perdió en sus autores.<br />
Frente al problema de los peligrosos adultos educados, ¿qué podía ser más natural que una fábrica para<br />
producir niños idiotizados de forma segura? Ya ha visto que el <strong>sistema</strong> positivo tiene sólo consideración<br />
limitada por la gente lista, por tanto nada se pierde productivamente idiotizando y allanando la masa de la<br />
población, incluso facilitando una dosis de lo mismo para los niños «dotados y con talento». Y hay mucho<br />
que ganar en eficiencia social. ¿Qué motivo podía ser más «humano» que el deseo de desactivar la dinamita<br />
social que la ciencia positiva estaba continuamente liberando como subproducto de su éxito?<br />
Para entender todo esto tiene que estar dispuesto a ver que no hay forma conocida de parar la mutilación<br />
social que la ciencia positiva deja a su estela. La sociedad debe ser adaptada por la fuerza a aceptar su propia<br />
desintegración continua como cosa natural e inevitable, y enseñada a reconocer su propia resistencia como<br />
una forma de patología que ser expurgada. Una vez un <strong>sistema</strong> económico se hace dependiente de la ciencia<br />
positiva, no puede permitir que arraigue ninguna forma de educación, lo que podría interrumpir la constante<br />
acumulación de observaciones que producen el próximo avance científico.<br />
En términos sencillos, lo que la gente ordinaria llama verdad religiosa, libertad, libre albedrío, valores<br />
familiares, la idea de que la vida no está centrada alrededor <strong>del</strong> consumo, o la buena salud física o hacerse<br />
rico, todo esto tiene que ser estrangulado por la causa <strong>del</strong> progreso. Lo que vacuna al alma positivista contra<br />
la agonía que inflige en otros es su absoluta certeza de que estos malos tiempos pasarán. La evolución<br />
eliminará de la existencia a los desgraciados que no puedan tolerar esta disciplina.<br />
Este es el relato sagrado de la modernidad, su sustituto para el mensaje <strong>del</strong> Nazareno. La historia acabará en<br />
Chautauqua. La escuela es un medio para este fin.<br />
6 Los guardianes de Platón<br />
El carbón hizo peligrosos a los ciudadanos corrientes por primera vez. La Era <strong>del</strong> Carbón puso desmesurado<br />
poder físico al alcance de la gente común. El poder de destruir con productos explosivos derivados <strong>del</strong><br />
carbón era una obvia escenificación de un igualamiento cósmico previsto sólo por fanáticos religiosos, pero<br />
mucho más peligroso que la pólvora llegó a ser el poder que el carbón desató para crear y producir, poder al<br />
alcance de todos.<br />
El lado peligroso <strong>del</strong> poder de producir no es la mera destrucción, sino la sobreproducción, una condición<br />
que podía degradar o incluso arruinar la base <strong>del</strong> nuevo <strong>sistema</strong> financiero. La ventaja económica superficial<br />
que la sobreproducción parece conferir --incrementando las ventas al reducir el precio unitario de los<br />
productos mediante ahorros realizados con ganancias positivas en maquinaria, trabajo y utilización de la<br />
energía-- es más que compensada por la reducción de los beneficios en la industria, comercio y finanzas. Si<br />
el beneficio no pudiera ser prácticamente garantizado, los capitalistas ni querrían ni podrían correr riesgos<br />
con las enormes y continuas inversiones que exige un <strong>sistema</strong> de negocios basado en la ciencia positivista.<br />
Ahora se puede ver el peligro de la competencia. La competencia presionaba a los fabricantes a la<br />
sobreproducción para la autodefensa. Y para más riesgo, la singular tradición empresarial norteamericana<br />
estimulaba una sobreproducción de fabricantes. Esto garantizaba crisis periódicas una tras otra. Antes de<br />
que la era moderna pudiera considerarse a sí misma madura, se tenía que encontrar modos de controlar la<br />
sobreproducción. En la empresa, eso fue iniciado por los intereses de Morgan que desarrolló un <strong>sistema</strong> de<br />
trusts de cooperación entre importantes líderes empresariales. También se promovió con la transformación<br />
<strong>del</strong> gobierno de servidor de la república a servidor de la industria. Para eso, el gobierno británico facilitó un