John Taylor Gatto Historia secreta del sistema ... - iessecundaria
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Poco después de la publicación <strong>del</strong> libro, se encomendó a Arthur Gates la tarea de escribir la serie básica de<br />
libros de lectura de Macmillan, un puro salto al método de la palabra completa a cargo <strong>del</strong> editor escolar más<br />
prestigioso de todos. Macmillan era una empresa con contactos de largo alcance capaces de mejorar la<br />
carrera de un autor. En 1931 Gates contribuyó al crecimiento de una nueva industria de lectura al escribir un<br />
artículo para la revista Parents, New Ways of Teaching Reading. Se dijo a los padres que abandonaran<br />
cualquier lealtad residual que pudieran tener al estéril y viejo método formal y adoptaran el nuevo como<br />
verdaderos creyentes. Un artículo posterior de un asociado de Gates estaba adaptado expresamente para<br />
«aquellos padres preocupados porque los niños no conocen sus letras». Explicaba que «el planteamiento<br />
moderno de la lectura» eliminaba el aburrimiento <strong>del</strong> descifrado <strong>del</strong> código.<br />
Tras ver de dónde soplaba el viento, Scott Foresman, el gran editor escolar, ordenó una revisión de sus libros<br />
básicos de lectura Elson diseñados según el método tradicional, una serie que había vendido 50 millones de<br />
ejemplares hasta esa fecha. Para encabezar el impresionante proyecto, el editor trajo a William S. Gray,<br />
decano <strong>del</strong> College of Education de la Universidad de Chicago, para escribir sus libros de lectura de método<br />
global completamente nuevos de preescolar y primer curso, una serie que marcaba el debut de dos pequeños<br />
norteamericanos que convertirían millones de mentes en serrín durante su larga estancia en aulas escolares.<br />
Sus nombres eran Dick y Jane. Después de Gates y Gray, la mayoría de los principales editores se adhirieron<br />
con otra serie basada en el método global, y en palabras de Rudolf Flesch, «heredaron el reino de la<br />
educación norteamericana» con sus sustanciosos derechos de autor. Blumenfeld hace un gran servicio al<br />
estudioso <strong>del</strong> <strong>sistema</strong> educativo norteamericano cuando compara este Dick and Jane de 1930 con su sucesor<br />
de 1951:<br />
«En 1930, el libro de primera lectura preescolar Dick and Jane enseñaba 68 signos de palabras en 39<br />
páginas de texto de cuento, con una ilustración por página, un total de 565 palabras y una guía <strong>del</strong> profesor<br />
de 87 páginas. En 1951 el mismo libro se expandió a 172 páginas con 184 ilustraciones, un total de 2603<br />
palabras y una guía de 182 páginas ¡para enseñar un vocabulario visual de sólo 58 palabras!». Sin reconocer<br />
ningún problema, el editor se protegía a sí mismo de este <strong>sistema</strong> y el público general, sin saber bastante por<br />
qué, estaba comenzando a mirar a sus escuelas con inquietud.<br />
En 1951 todos los <strong>sistema</strong>s de la escuela pública estaban abandonando la fonética y se subían al carro de la<br />
lectura global. Del gran número de negados para la lectura listos para comenzar a destrozar las escuelas que<br />
los atormentaban, se engendró una gigantesca industria de terapia lectora, una nueva industria totalmente en<br />
manos de las mismas universidades que con una mano habían escrito los nuevos textos elementales de<br />
lectura y con la otra enseñaban a una generación de nuevos profesores sobre las maravillas <strong>del</strong> método de<br />
palabras completas.<br />
La silenciosa evidencia de que Scott Foresman no estaba simplemente exultante, sino que intentaba<br />
activamente proteger sus ahorros en Dick and Jane, era su sagaz multiplicación de palabras que se pretendía<br />
enseñar. En 1930 la palabra look se repetía 8 veces; en 1951, 110 veces; en la primera versión oh se repite<br />
12 veces, y en la última 138 veces; en la primera see tiene 27 repeticiones, y en la segunda, 176.<br />
El legendario autor de libros para niños, el Dr. Seuss, creador de una serie de best sellers que usaban un<br />
vocabulario «científico» controlado y suministrado por el editor, demostró su propia conciencia de lo<br />
absurdo de todo esto en una entrevista concedida en 1981:<br />
Lo hice para una editorial de libros de texto y me enviaron una lista de palabras. Esto se debía a la revuelta<br />
de Dewey en los años veinte, en que abandonaron la lectura fonética y fueron al reconocimiento de palabras<br />
como si se leyera un pictograma chino en vez de combinar sonidos de letras diferentes. Creo que matar el<br />
método fonético fue una de las principales causas de analfabetismo en el país.<br />
De alguna forma habían calculado que un niño sano a la edad de cuatro años sólo podía aprender esa<br />
cantidad de palabras en una semana. Por eso había doscientas veintitrés palabras para usar en este libro. Leí<br />
la lista tres veces y casi me volví loco. Me dije: «Lo leeré otra vez y si puedo encontrar dos palabras que<br />
rimen, ese será el título de mi libro». Encontré cat y hat y dije, el título de mi libro será The Cat in the Hat.