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John Taylor Gatto Historia secreta del sistema ... - iessecundaria

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promocionando vigorosamente la predicción matemática a la condición de culto próspero. En una década<br />

corta, bastiones de un edificio académico más antiguo eran invadidos por los calculistas. Un lóbrego futuro<br />

de repente se avecinaba para los hombres que seguían sin convencer de que cualquier poder trascendental<br />

estuviera encerrado en la cuantificación de la naturaleza y <strong>del</strong> género humano.<br />

La fraternidad pitagórica estaba reasentándose inexorablemente en esta gran era de Wundt, las dos en<br />

armonía mientras ambas contribuían fuertemente a la centralización de todo y a la ola de marea <strong>del</strong> racismo<br />

científico que ahogó el mundo universitario durante décadas, culminando en la estación de ciencia racial<br />

mantenida en la vieja finca Astor en Cold Spring Harbor, Long Island, por los intereses de Carnegie hasta<br />

que los sucesos de septiembre de 1939 hicieron que cerrara silenciosamente sus puertas. Incluso al<br />

principio <strong>del</strong> matrimonio <strong>del</strong> conocimiento y de la estadística, sus protagonistas vieron poca necesidad de<br />

ampliar sus investigaciones en la vida real, un siniestro presagio de la perspectiva eugenésica que siguió.<br />

Creo que un hombre alemán sin amigos, sin amor y sin hijos que se llamaba a sí mismo psicólogo se<br />

propuso probar que su condición humana no importaba porque los sentimientos eran sólo una aberración.<br />

Sus premisas y metodología fueron importadas a un <strong>sistema</strong> norteamericano en expansión de confinamiento<br />

infantil y mediante ese <strong>sistema</strong> se diseminaron a administradores, maestros, asesores, universitarios y a la<br />

conciencia nacional.<br />

Mientras Alemania se convirtió en la favorita <strong>del</strong> momento de los intelectuales al fin <strong>del</strong> siglo XIX, un<br />

filósofo alemán hacía tiempo muerto, sucesor de Kant en la Universidad de Berlín, Johann Herbart, estuvo<br />

de moda en la Norteamérica intoxicada por la escuela. El «herbartismo» es probablemente el primero de una<br />

larga serie de entusiasmos pseudocientíficos en barrer las salas de la pedagogía. Buen alemán, Herbart<br />

preparó con precisión el famoso programa herbartiano de cinco pasos, no un baile, sino un programa de<br />

formación de un maestro psicologizado. En 1895, existía una Sociedad Nacional Herbartiana para difundir la<br />

buena nueva, que alistaba gente como Nicholas Murray Butler de Columbia y <strong>John</strong> Dewey. A Herbart se le<br />

dejó por fin descansar en paz un poco antes de la Primera Guerra Mundial, cuando se enfrió el interés de<br />

Dewey, pero su paso fue precursor de muchos entusiasmos herbartoides que siguieron mientras una<br />

procesión regular de gurús de la educación surgía y caía con la moda <strong>del</strong> momento. La danza mora de la<br />

pedagogía científica aceleró su ritmo implacablemente y brazos, piernas, cabezas, transpiración, gritos de<br />

placer venéreo y también algo de angustia, se mezclaron en el remolino hipnótico de los derviches de<br />

laboratorio. En 1910, Dewey sustituyó con sus propios cincos pasos los de Herbart en un libro llamado How<br />

We Think (Cómo pensamos). Pocos de los que lo leyeron se dieron cuenta de que se estaba defendiendo la<br />

postura de que no pensamos en absoluto. El pensamiento era sólo un tipo escurridizo de conducta de<br />

solución de problemas, que pasaba a existir mediante actividad dedicada. Aparte de eso somos mecánicos.<br />

17 ¿Qué es la cordura?<br />

Lo que hoy llamamos ciencia <strong>del</strong> desarrollo infantil salió de la ambición de G. Stanley Hall, primer ayudante<br />

de Wundt en Leipzig, mentor de Dewey en Hopkins y hombre de ego titánico. Hall introdujo la palabra<br />

adolescencia en el vocabulario norteamericano en 1904. Si usted se pregunta que ocurría con esta categoría<br />

antes de que fuera etiquetada así, puede reflexionar sobre la experiencia de Washington, Franklin, Farragut y<br />

Carnegie, que no tuvieron más tiempo para ser niños que el necesario. Hall, un fantástico charlatán, puso el<br />

trabajo fundamental para un montón de disciplinas especiales, desde el desarrollo infantil al test mental.<br />

Hall dijo a todos los que escuchaban que la educación <strong>del</strong> niño era la tarea más importante de la raza,<br />

nuestra misión primaria, y que la nueva ciencia de la psicología podía transformar rápidamente la raza en lo<br />

que debería ser. Puede que Hall nunca haya hecho ni un solo experimento científico que valiera la pena en<br />

su vida, pero entendió que a los norteamericanos se les podía vender el sonido de fritura sin el bistec.<br />

Gracias en gran medida al bombo tocado por Hall, se elevó un edificio de desarrollo infantil con la<br />

subvención de los laboratorios psicológicos a principios de los años 30, durante la famosa época <strong>del</strong> Pánico<br />

Rojo.<br />

En 1924, el Instituto de Bienestar Infantil abrió en el Colegio de Maestros, financiado por la Fundación<br />

Rockefeller. Se abrió otro en 1927 en la Universidad de California. Generosas donaciones para el estudio de

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