John Taylor Gatto Historia secreta del sistema ... - iessecundaria
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uno, dejáramos que cualquier persona o grupo interesado que abriera una escuela lo hiciera --sin supervisión<br />
<strong>del</strong> gobierno--, se pagara a los padres (si hubiera que pagar a alguien) para escolarizar a sus hijos en casa<br />
usando el dinero que ahora gastamos en confinarlos en escuelas factoría, y lanzáramos un programa nacional<br />
intensivo de restablecimiento de la familia y de las economías locales, al estilo amish y Mondragón, la<br />
pesadilla escolar norteamericana se alejaría.<br />
Eso no va a pasar, ya lo sé.<br />
La siguiente cosa mejor, pues, es desmantelar la escolarización obligatoria, minimizando su aspecto de<br />
escuela, su adoctrinamiento, y maximizando su potencial para educar mediante el acceso a herramientas,<br />
mo<strong>del</strong>os y mentores. Ir por este camino requiere el valor de cuestionar suposiciones profundamente<br />
arraigadas. La misma noción de escolarización tiene que ser cuestionada. Haga esto como individuo si su<br />
grupo no está de acuerdo.<br />
Aquí hay una lista preliminar de estrategias para cambiar las escuelas que tenemos. Pretendo desarrollar más<br />
el tema <strong>del</strong> cambio en un libro futuro, The Guerrilla Curriculum: How To Get An Education In Spite Of<br />
School [El currículum guerrillero: cómo conseguir una educación a pesar de la escuela], pero ahora no me<br />
queda tiempo ni aliento, así que la breve agenda que sigue tendrá que bastar de momento. Mientras lea mis<br />
ideas tenga una conciencia activa de la ironía implícita de que imponerlas como contra<strong>sistema</strong> requeriría un<br />
control central tan dictatorial como la actual triste realidad. El truco, entonces, es no imponerlas. Mi propia<br />
creencia basada en larga experiencia es que la gente cuando se le da un nivel de elección llega sin coacción a<br />
planes un poco como estos, e incluso los mejoran con ideas cuya concepción está más allá de mi<br />
imaginación. Tal es el carácter de la libertad.<br />
Despida al ejército de especialistas de lectura y aritmética y al imperio comercial que representan. Deje que<br />
caduquen todos los contratos con universidades, editores, asesores y suministradores de material en estas<br />
áreas. La lectura y la aritmética son cosas fáciles de aprender, aunque casi imposibles de «enseñar».<br />
Mediante el uso <strong>del</strong> sentido común, y métodos probados que no cuestan mucho, podemos resolver un<br />
problema que se induce artificialmente y es completamente imaginario. Aprovéchese de esas cosas y la<br />
dolencia se curará por sí sola.<br />
Haga que el tamaño de ninguna escuela supere el de unos pocos cientos de alumnos. Incluso eso es<br />
demasiado grande. Y hágalas locales. Acabe con todo el transporte innecesario de alumnos de una vez. El<br />
transporte es lo que solían hacer los británicos con los <strong>del</strong>incuentes habituales. No lo necesitamos,<br />
necesitamos escuelas de barrio. Es hora de cerrar las escuelas factoría, rentables para las industrias de la<br />
construcción y mantenimiento y para las compañías de autocares, pero desastrosas para los niños. Los<br />
barrios necesitan a sus propios niños y viceversa. Es un bien recíproco, que proporciona servicios<br />
sorprendentes a ambos. La escuela factoría no funciona en ningún sitio, ni en Harlem ni en Hollywood Hills.<br />
La educación siempre es individualizada, y la individualización requiere absoluta confianza y flexibilidad a<br />
la fracción de segundo. Esto ahorraría también a los contribuyentes una buena cantidad.<br />
Haga que enseñe todo el mundo. No deje que nadie sea pagado por escolarizar a los niños que no pase<br />
realmente tiempo con ellos. El mo<strong>del</strong>o industrial, con una administración piramidal y repleto de nichos<br />
acolchados de plumas, se basa en la ignorancia de cómo se hacen las cosas o en la indiferencia por los<br />
resultados. El jaleo administrativo que dio a la ciudad de Nueva York más administradores que todas las<br />
naciones de Europa juntas en 1991 tiene que morir. Desperdicia miles de millones, desmoraliza a profesores,<br />
padres y alumnos, y corrompe la iniciativa común.<br />
Mida el rendimiento con instrumentos individualizados. Los tests estandarizados, como las mismas escuelas,<br />
han perdido su legitimidad moral. No están correlacionados con nada que tenga valor humano y su misma<br />
existencia pervierte el currículum en una preparación para esos extravagantes rituales. De hecho, todos los<br />
exámenes con lápiz y papel son una pérdida de tiempo, inútiles como predictores de algo importante a<br />
menos que la competición esté manipulada. Como guía informal son probablemente inofensivos, pero como<br />
herramienta de clasificación son corruptos y falsos. Un examen de si usted puede conducir es conducir. El