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John Taylor Gatto Historia secreta del sistema ... - iessecundaria

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medidas físicas. Primero, una raza de largas cabezas rubias (los teutones); segundo, una raza central de<br />

cabezas redondas y rechonchas (los alpinos); y tercero, una raza sureña de cabezas morenas largas y esbeltas<br />

(los mediterráneos). ¡Aquí finalmente, había un modo de distinguir fiablemente entre las cualidades de la<br />

vieja inmigración y de la nueva! Ripley tomó el concepto darwiniano de reversión, de 28 años de<br />

antigüedad, y lo cargó con nueva energía.<br />

¿Era posible, preguntaba Ripley, que la reproducción promiscua de los pueblos nórdicos con europeos <strong>del</strong><br />

Sur pudiera echar a perder la raza anglonórdica? El incipiente suicidio racial sólo podía ser tratado con la<br />

legislación. Se tendría que usar la educación para elevar el «nivel de moralidad» de entonces <strong>del</strong> emigrante y<br />

hacerlo más tolerable a la sociedad. Eso ayudaría. Pero nada se podía hacer sobre la reversión. No se podía<br />

permitir que subespecies de hombres se unieran con el linaje reproductivo femenino 100 por 100<br />

norteamericano.<br />

Todas las piezas estaban ahora en posición para que comenzara una histeria nacional generalizada, una era<br />

de sanciones apoyadas por la autoridad de incomparables expertos científicos. La sociedad norteamericana<br />

necesitaría dura disciplina a la manera prusiana para enfrentarse con este desafío. Gracias a hombres como<br />

Ripley, los expertos podían aplicar esa disciplina con un sentido exaltado de rectitud matemática. El primer<br />

requisito sería obligar a las clases peligrosas a asistir a las escuelas. Las leyes estaban en los libros, era hora<br />

de hacerlas cumplir.<br />

Un programa norteamericano encubierto de esterilización, gestionado por administradores de confianza en la<br />

flamante nueva red de hospitales, tuvo lugar durante los mismos años que llegó la escolarización obligatoria.<br />

Esta iniciativa de esterilización rompió ocasionalmente el silencio en revistas altamente especializadas, la<br />

discreción de cuyos lectores se daba por segura. Así Charles V. Carrington, al escribir en el Journal of<br />

Criminal Law, Criminology, and Police Science (julio de 1910), informó sobre dos casos interesantes de<br />

exitosa esterilización involuntaria. Uno involucraba a un «masturbador epiléptico» quien, tras vasectomía,<br />

«dejó de masturbarse completamente». El otro era un hombre de color también dado a la masturbación e<br />

inmoralidad general. Tras la esterilización, se convirtió en «un fuerte y bien desarrollado joven negro, de<br />

muy buen comportamiento, y no un masturbador sodomita», informó Carrington. La intervención quirúrgica<br />

como política social tuvo sus precedentes en Norteamérica mucho antes de la era nazi.<br />

Los defensores de la ofensiva de «violencia eugenésica» de Yaleman Gesell contra las clases inferiores se<br />

movieron por todo el espacio dentro de los límites científicos. William McDougall, el eminente psicólogo<br />

social, se declaró defensor de la superioridad nórdica; Ellsworth Huntington, destacado geógrafo de Yale,<br />

escribió The Character of Races, que mostraba que sólo una raza tenía un carácter moral real. Henry<br />

Fairfield Osborn, presidente y fundador <strong>del</strong> Museo Americano de <strong>Historia</strong> Natural, pronunció el Discurso de<br />

bienvenida al Segundo Congreso Internacional de Eugenesia; el íntimo amigo de Osborn, Lothrop Stoddard,<br />

escribió The Revolt Against Civilization: Menace of the Underman; y el psicólogo James McKeen Cattell,<br />

una autoridad en el nacimiento <strong>del</strong> test estandarizado, escribió a Galton: «Estamos siguiendo en<br />

Norteamérica sus consejos y su ejemplo».<br />

El famoso antropólogo humanitario Alfred L. Kroeber comentó ácidamente a un periodista que las protestas<br />

antieugenésicas sólo provenían de los «ortodoxamente religiosos», raramente <strong>del</strong> bando ilustrado de la<br />

ciencia. Ahí estaba. Téngalos en cuenta a todos: Kroeber, Gesell, Ripley, McDougall, Huntington, Osborn,<br />

grandes nombres de científicos humanistas cuyo trabajo subrayó la importancia <strong>del</strong> papel para el que la<br />

escolarización obligatoria estaba diseñada. Los estudios científicos habían mostrado concluyentemente que<br />

la extensión de la duración e intensidad de la escolarización causaba clara disminución en la fertilidad y la<br />

esterilidad de muchos. Parte <strong>del</strong> currículum oculto de la escuela sería una constante expansión de su alcance<br />

durante todo el siglo.<br />

Dos ejemplos más convencerán de la implacabilidad de esta larga campaña científica contra la tradición<br />

norteamericana. J. B. S. Haldane, un distinguido genetista fabiano de Inglaterra, publicó un espeluznante<br />

aviso acerca de lo que podría pasar si las mujeres rubias se reprodujeran con medio simios humanos como<br />

italianos, judíos y otros tipos de biología retrógrada: surgiría «un nuevo tipo de subhombres, aborrecidos por

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