Estrategias didácticas. Textos expositivos - Escuela Normal Superior
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HABLAR Y ESCUCHAR__________________________________________________<br />
INTRODUCCIÓN<br />
-Lo difícil no es escribir, sino escribir lo que<br />
quieres decir, no es influir en tu lector, sino<br />
influir en tu lector exactamente como tú<br />
quieres.<br />
R.L. STEVENSON<br />
Vivimos en una sociedad en la que la<br />
enseñanza de la Retórica, aquella antigua<br />
práctica para “hablar bien, casi se ha<br />
olvidado; y, sin embargo, hoy día saber<br />
exponer y argumentar, es decir, presentar<br />
nuestras opiniones y defenderlas es cada<br />
vez más necesario. También es verdad que<br />
determinadas situaciones comunicativas se<br />
prestan con mayor facilidad al uso de<br />
textos retóricos como la exposición y la,<br />
argumentación. Así, por ejemplo, el<br />
discurso del profesor cuando explica en<br />
clase; o el del alumno cuando se le pide<br />
que exprese su opinión, o cuando realiza<br />
un examen.<br />
Junto a esta situación, el creciente interés<br />
por el desarrollo y adquisición de la<br />
competencia oral en la enseñanza de la<br />
lengua ha mostrado la urgente necesidad<br />
de desarrollar, de manera paralela,<br />
estrategias para mejorar la comprensión<br />
lectora y la composición escrita, dadas las<br />
dificultades de la mayoría de nuestros<br />
alumnos a la hora de redactar un texto. ,<br />
Ciertamente, la habilidad de escribir es una<br />
de las más difíciles de adquirir, pues<br />
implica trabajar con muchos procesos<br />
cognitivos a la vez. Igual que en la<br />
construcción, cada Herramienta sirve<br />
específicamente para una función (aun<br />
cuando pueda ser usada para otras<br />
funciones que no sean propiamente las<br />
suyas), en la tarea de componer es<br />
también conveniente disponer del mayor<br />
número de, útiles. Lingüísticos” posibles.<br />
Entre estos “utensilios” se, encuentran los<br />
conectores. Estas unidades léxicas suelen<br />
suponer ciertos problemas no sólo para el<br />
estudiante sino también para el profesor.<br />
Nuestros alumnos conocen y usan<br />
unidades de enlace, pero o bien son<br />
siempre las mismas (“y”, “pero”, “pues”, y<br />
poco más) o bien cuando usan otras,<br />
desconocen los diferentes matices de<br />
precisión que éstas transmiten; esta<br />
situación parece agravarse al estar menos<br />
acostumbrados a textos escritos que a<br />
textos, orales (están sometidos a un casi<br />
constante bombardeo audiovisual -que no<br />
favorece la reflexión sobre lo dicho-).Por su<br />
parte, muchos profesores no están<br />
acostumbrados a explicar unas unidades<br />
cuyas condiciones de uso han ido,<br />
interiorizando, entre otras cosas, con el<br />
paso de la lectura Sin embargo, en, clase<br />
nos enfrentamos a explicaciones sobre este<br />
tipo de cuestiones con relativa frecuencia.<br />
El hecho es que las gramáticas y la<br />
formación recibida nos han entrenado para<br />
resolver dudas del tipo: “¿había o habían?”<br />
“¿me se cayó o se me cayó?” “¿callaros o<br />
callaos?” ¿pero no por que aquí es más<br />
adecuado “en cambio” que por el<br />
contrario”? por ejemplo. Es este tipo de<br />
unidades léxicas, por lo tanto, el que ahora<br />
necesita una especial atención y el que, a<br />
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