09.05.2013 Views

Mujeres que corren con los lobos

Mujeres que corren con los lobos

Mujeres que corren con los lobos

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Clarissa Pinkola Estés <strong>Mujeres</strong> <strong>que</strong> <strong>corren</strong> <strong>con</strong> <strong>los</strong> <strong>lobos</strong><br />

Con sus cuerpos las mujeres viven muy cerca de la naturaleza de la Vida/Muerte/Vida.<br />

Cuando las mujeres están en su sano juicio instintivo, las ideas<br />

e impulsos <strong>que</strong> las inducen a amar, crear, creer y desear, nacen, viven su tiempo,<br />

se desvanecen y mueren y vuelven a nacer. Se podría decir <strong>que</strong> las mujeres ponen<br />

en práctica este <strong>con</strong>cepto de una manera <strong>con</strong>ciente o in<strong>con</strong>ciente en cada<br />

ciclo lunar de sus vidas. Para algunas, la luna <strong>que</strong> indica <strong>los</strong> cic<strong>los</strong> está en el cielo.<br />

Para otras es la Mujer Es<strong>que</strong>leto <strong>que</strong> vive en su psi<strong>que</strong>.<br />

Desde su propia carne y sangre y desde <strong>los</strong> <strong>con</strong>stantes cic<strong>los</strong> <strong>que</strong> llenan y<br />

vacían el rojo jarrón de su vientre, una mujer comprende física, emocional y espiritualmente<br />

<strong>que</strong> <strong>los</strong> cenits se desvanecen y expiran y <strong>que</strong> lo <strong>que</strong> <strong>que</strong>da renace <strong>con</strong><br />

formas inesperadas y por medios inspirados para reducirse de nuevo a nada y ser<br />

<strong>con</strong>cebido otra vez en toda su gloria. Como se puede ver, <strong>los</strong> cic<strong>los</strong> de la Mujer<br />

Es<strong>que</strong>leto discurren en toda la mujer, a través de ella y por debajo de ella. No podría<br />

ser de otro modo.<br />

A veces, <strong>los</strong> hombres <strong>que</strong> todavía huyen de la naturaleza de la Vida/Muerte/Vida<br />

temen a semejante mujer, pues intuyen <strong>que</strong> es una aliada natural<br />

de la Mujer Es<strong>que</strong>leto. Sin embargo, no siempre fue así. El símbolo de la<br />

muerte como transformadora espiritual es un vestigio de una época en la <strong>que</strong> la<br />

Dama de la Muerte era acogida como un pariente cercano, como una hermana,<br />

un hermano, un padre, una madre o un amante. En la imaginería femenina, la<br />

Mujer de la Muerte o la Doncella de la Muerte siempre se ha <strong>con</strong>siderado la portadora<br />

del destino, la hacedora, la doncella de la cosecha, la madre, la paseante<br />

fluvial y la re—creadora; todas ellas siguiendo un ciclo.<br />

A veces quien huye de la naturaleza de la Vida/Muerte/Vida insiste en<br />

<strong>con</strong>siderar el amor como algo exclusivamente positivo. Pero el amor en su plenitud<br />

es toda una serie de muertes y renacimientos. Abandonamos una fase, un<br />

aspecto del amor, y entramos en otra. La pasión muere y regresa. El dolor se aleja<br />

y aparece de nuevo. Amar significa abrazar y, al mismo tiempo, resistir muchos<br />

finales y muchísimos comienzos... todos en la misma relación.<br />

El proceso se complica por el hecho de <strong>que</strong> buena parte de nuestra supercivilizada<br />

cultura tiene dificultades para tolerar lo transformativo. Sin embargo,<br />

hay otras actitudes mejores para abrazar la naturaleza de la Vida/Muerte/Vida.<br />

En todo el mundo, aun<strong>que</strong> se la <strong>con</strong>ozca <strong>con</strong> distintos nombres, muchos ven esta<br />

naturaleza como un baile <strong>con</strong> la Muerte; la Muerte <strong>que</strong> tiene por pareja de baile a<br />

la Vida.<br />

Allá arriba en la tierra de las dunas de <strong>los</strong> Grandes Lagos donde me crié,<br />

vivían personas <strong>que</strong> todavía utilizaban en su lenguaje las expresiones propias de<br />

las Sagradas Escrituras. La señora Arle Scheffeler, una anciana amiga de mi infancia<br />

de cabel<strong>los</strong> plateados <strong>que</strong> había perdido a su único hijo en la Segunda<br />

Guerra Mundial, seguía aferrada a esta arcaica prosa. Una noche estival me atreví<br />

a preguntarle si todavía echaba de menos a su hijo y ella me explicó amablemente<br />

su sentido de la vida y la muerte, utilizando unos términos apropiados para<br />

la comprensión infantil. El relato <strong>que</strong> ella crípticamente llamaba "El rayo<br />

muerto" 8 decía en parte lo siguiente: Una mujer recibe en su casa a un extraño<br />

viajero llamado Muerte. Pero la anciana no tiene miedo. Al parecer, sabe <strong>que</strong><br />

Muerte da la vida y no sólo administra la muerte. Está segura de <strong>que</strong> Muerte es<br />

la causa de todas las lágrimas y de todas las risas.<br />

Da a Muerte la bienvenida y le dice <strong>que</strong> lo ha <strong>que</strong>rido cuando "todas mis<br />

cosechas estallaban y cuando todos mis campos languidecían, cuando mis hijos<br />

nacían y cuando mis hijos morían". Le dice <strong>que</strong> lo <strong>con</strong>oce y <strong>que</strong> ella es su amiga:<br />

133

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!