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Mujeres que corren con los lobos

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Clarissa Pinkola Estés <strong>Mujeres</strong> <strong>que</strong> <strong>corren</strong> <strong>con</strong> <strong>los</strong> <strong>lobos</strong><br />

aún le <strong>que</strong>da la energía suficiente como para vencer a su captor, esquivarlo, ganarle<br />

la carrera y, finalmente, despedazarlo y exprimirlo para poder utilizarlo de<br />

manera <strong>con</strong>structiva.<br />

Hay otro ejemplo <strong>con</strong>creto en el <strong>que</strong> es muy probable <strong>que</strong> las mujeres tengan<br />

sueños en <strong>los</strong> <strong>que</strong> aparece el hombre oscuro y eso ocurre cuando <strong>los</strong> rescoldos<br />

del propio fuego creador interno humean lentamente, cuando <strong>que</strong>da muy poco<br />

combustible en el rincón o cuando la cantidad de ceniza blanca aumenta día a<br />

día, pero el puchero está vacío. Estos síndromes se pueden producir incluso<br />

cuando somos veteranas practicantes de nuestro arte y también cuando por primera<br />

vez empezamos a aplicar exteriormente nuestras aptitudes. Se producen<br />

también cuando tiene lugar una incursión depredadora en la psi<strong>que</strong> y, como <strong>con</strong>secuencia<br />

de ello, descubrimos mil razones para hacer cualquier cosa excepto<br />

<strong>que</strong>darnos sentadas, permanecer de pie o dirigirnos a donde sea para realizar<br />

cualquier cosa <strong>que</strong> nos interese.<br />

En estos casos, el sueño en el <strong>que</strong> aparece el hombre oscuro, aun<strong>que</strong> vaya<br />

acompañado de un temor angustioso, no es un sueño inquietante sino un sueño<br />

muy positivo acerca de la <strong>con</strong>veniente y oportuna necesidad de despertar ante la<br />

presencia de un movimiento destructivo <strong>que</strong> se está produciendo en la propia<br />

psi<strong>que</strong>, ante a<strong>que</strong>llo <strong>que</strong> está apagando el propio fuego, entrometiéndose en el<br />

propio vigor y robando el propio lugar, espacio y tiempo y el propio territorio para<br />

crear.<br />

A menudo la vida creativa experimenta una reducción de su ritmo o se detiene<br />

por<strong>que</strong> hay algo en la psi<strong>que</strong> <strong>que</strong> tiene una opinión muy negativa de nosotras<br />

y nosotras estamos allí abajo arrastrándonos a sus pies en lugar de propinarle<br />

un sopapo y echar a correr en busca de la libertad. En muchos casos lo <strong>que</strong><br />

hace falta para enderezar una situación es <strong>que</strong> nos tomemos a nosotras y tomemos<br />

nuestras ideas y nuestras aptitudes mucho más en serio de lo <strong>que</strong> hemos<br />

venido haciendo hasta el momento. Debido a las grandes brechas <strong>que</strong> se han<br />

producido en la ayuda por línea materna (y por línea paterna) a lo largo de muchas<br />

generaciones, la valoración de la propia vida creativa —es decir, de las ideas<br />

absolutamente originales, bellas y artísticas y de las obras <strong>que</strong> nacen del alma<br />

salva)e— se ha <strong>con</strong>vertido en una cuestión perenne para las mujeres.<br />

En mi <strong>con</strong>sulta he visto muchas veces cómo ciertas poetas arrojaban las<br />

páginas de su obra al diván como si su poesía fuera una basura y no un tesoro.<br />

He visto a artistas <strong>que</strong> acudían <strong>con</strong> sus cuadros a la sesión y <strong>los</strong> golpeaban <strong>con</strong>tra<br />

el marco de la puerta al entrar. He visto encenderse un verde destello en <strong>los</strong><br />

ojos de las mujeres <strong>que</strong> procuran disimular su furia por el hecho de <strong>que</strong> otras<br />

sean capaces de crear y ellas, por alguna extraña razón, no puedan hacer lo<br />

mismo.<br />

He oído todas las excusas <strong>que</strong> pueden inventarse las mujeres: No tengo talento.<br />

No soy importante. No tengo estudios. No tengo ideas. No sé hacerlo. No sé<br />

qué. No sé cuándo. Y la más ofensiva de todas: No tengo tiempo. En tales casos,<br />

siempre experimento el impulso de colocarlas boca abajo y sacudirlas hasta <strong>que</strong><br />

me prometan no volver a decir mentiras. Pero no es necesario <strong>que</strong> yo las sacuda,<br />

pues eso ya lo hará el hombre oscuro de sus sueños y, si éste no lo hace, lo hará<br />

el actor de otro sueño.<br />

El sueño en el <strong>que</strong> aparece el hombre oscuro es un sueño <strong>que</strong> produce temor<br />

y <strong>los</strong> sueños de este tipo a menudo son muy buenos para la creatividad,<br />

pues le revelan a las artistas lo <strong>que</strong> les ocurrirá si se dejan freír hasta <strong>que</strong>dar<br />

<strong>con</strong>vertidas en unas desgraciadas <strong>con</strong> talento. El sueño del hombre oscuro suele<br />

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