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Mujeres que corren con los lobos

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Clarissa Pinkola Estés <strong>Mujeres</strong> <strong>que</strong> <strong>corren</strong> <strong>con</strong> <strong>los</strong> <strong>lobos</strong><br />

rante su cautiverio, todas pierden cantidades variables de instinto. Algunas pierden<br />

el instinto <strong>que</strong> percibe quién es una buena persona y quién no y, como <strong>con</strong>secuencia<br />

de ello, suelen extraviarse. Otras ven mermada su capacidad de reaccionar<br />

ante las injusticias y se <strong>con</strong>vierten en involuntarias mártires dispuestas a<br />

tomar represalias. Otras sufren un debilitamiento del instinto de huida o de lucha<br />

y se <strong>con</strong>vierten en víctimas. La lista es interminable. En cambio, la mujer <strong>que</strong><br />

<strong>con</strong>serva su mente salvaje rechaza <strong>los</strong> <strong>con</strong>vencionalismos cuando no son nutritivos<br />

ni sensatos.<br />

El abuso de sustancias tóxicas <strong>con</strong>stituye una auténtica trampa. Las drogas<br />

y el alcohol se parecen mucho a un amante <strong>que</strong> al principio trata bien a la<br />

mujer y a <strong>con</strong>tinuación la pega, se disculpa, la trata bien durante algún tiempo y<br />

después la vuelve a pegar. La trampa reside en el hecho de intentar <strong>que</strong>darse por<br />

lo <strong>que</strong> la situación tiene de bueno, Procurando pasar por alto lo malo. Es un error<br />

<strong>que</strong> jamás da buen resultado.<br />

Joplin empezó a cumplir también <strong>los</strong> deseos salvajes de <strong>los</strong> demás. Empezó<br />

a mostrar la clase de presencia ar<strong>que</strong>típica <strong>que</strong> <strong>los</strong> demás no se atrevían a mostrar.<br />

La gente aplaudía su rebeldía como si ella pudiera liberar a <strong>los</strong> demás de su<br />

situación, <strong>con</strong>virtiéndose en salvaje en su nombre.<br />

Janis hizo otro intento de adaptarse a las normas antes de iniciar el descenso<br />

al abismo de la posesión. Se unió al grupo de otras poderosas pero lastimadas<br />

mujeres <strong>que</strong> actuaban como chamanes ambulantes para las masas. Ellas<br />

también se agotaron y cayeron del cielo. Frances Farmer, Billie Holiday, Anne<br />

Sexton, Sylvia Plath, Sara Teasdale, Judy Garland, Bessie Smith, Edith Piaf y<br />

Frida Kahlo; por desgracia, la vida de algunos de nuestros prototipos preferidos<br />

de salvajes artistas terminó prematura y trágicamente.<br />

Una mujer fiera no es lo bastante fuerte como para representar un ansiado<br />

ar<strong>que</strong>tipo para todo el mundo sin desmoronarse. La fiera tendría <strong>que</strong> estar inmersa<br />

en un proceso curativo. No le pedirnos a una persona <strong>que</strong> se encuentra en<br />

vías de recuperación <strong>que</strong> suba el plano al piso de arriba. La mujer <strong>que</strong> regresa<br />

necesita tiempo para recuperar las fuerzas.<br />

Las personas <strong>que</strong> se sienten atraídas y arrastradas por las zapatillas rojas<br />

siempre creen al principio <strong>que</strong> cualquier sustancia a la <strong>que</strong> sean adictas será de<br />

alguna manera su gran salvación. A veces ello les hace experimentar una extraordinaria<br />

sensación de poder o una falsa sensación de poseer la energía suficiente<br />

para permanecer despiertas toda la noche, dedicarse a crear hasta el amanecer<br />

y pasarse horas y horas sin comer. Quizá les permite dormir sin temor a <strong>los</strong> demonios,<br />

o les tranquiliza <strong>los</strong> nervios, o las ayuda a no preocuparse tanto por las<br />

cosas <strong>que</strong> las preocupan o tal vez las ayuda a no <strong>que</strong>rer amar ni ser amadas<br />

nunca más. Sin embargo, su adicción al final sólo crea, tal como vemos en el<br />

cuento, un borroso fondo <strong>que</strong> gira vertiginosamente sin dejarnos vivir realmente<br />

la vida. La adicción (21) es una Baba Yagá <strong>que</strong> ha perdido el juicio, devora a las<br />

niñas perdidas y las deja tiradas en la puerta del verdugo.<br />

En la casa del verdugo<br />

El tardío intento de quitarse <strong>los</strong> zapatos<br />

Cuando, en <strong>los</strong> casos más extremos, la naturaleza salvaje ha sido prácticamente<br />

aniquilada, cabe la posibilidad de <strong>que</strong> se produzca en la mujer un deterioro<br />

y/o una psicosis esquizoide (22). Puede <strong>que</strong> de pronto se <strong>que</strong>de en la cama,<br />

se niegue a levantarse o se dedi<strong>que</strong> a pasear en bata por la casa, deje tres cigarri-<br />

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