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Mujeres que corren con los lobos

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Clarissa Pinkola Estés <strong>Mujeres</strong> <strong>que</strong> <strong>corren</strong> <strong>con</strong> <strong>los</strong> <strong>lobos</strong><br />

Si se esquiva a una mujer, ello se debe casi siempre a <strong>que</strong> ha hecho o está<br />

apunto de hacer algo de carácter salvaje, las más de las veces algo tan sencillo<br />

como expresar una opinión ligeramente distinta o vestirse <strong>con</strong> un color <strong>con</strong>siderado<br />

impropio, es decir, se debe tanto a cosas muy pe<strong>que</strong>ñas como a cosas grandes.<br />

Hay <strong>que</strong> recordar <strong>que</strong> una mujer oprimida no es <strong>que</strong> se niegue a encajar sino<br />

<strong>que</strong> no puede encajar sin morir al mismo tiempo. Está en juego su integridad espiritual,<br />

por lo cual tratará de liberarse por todos <strong>los</strong> medios a su alcance por<br />

muy peligrosos <strong>que</strong> éstos sean.<br />

Veamos un ejemplo reciente. Según la CNN, al principio de la Guerra del<br />

Golfo las mujeres musulmanas de la Arabia Saudí, a las <strong>que</strong> estaba vedado <strong>con</strong>ducir<br />

vehícu<strong>los</strong> por motivos religiosos, subieron a <strong>los</strong> automóviles y se pusieron<br />

al volante. Después de la guerra, las mujeres fueron llevadas ante unos tribunales<br />

<strong>que</strong> <strong>con</strong>denaron su <strong>con</strong>ducta y, finalmente, después de muchos interrogatorios<br />

y reproches, fueron entregadas a la custodia de sus padres, hermanos o maridos,<br />

quienes tuvieron <strong>que</strong> prometer mantenerlas en cintura en el futuro.<br />

Éste es un ejemplo de la huella de vida y prosperidad <strong>que</strong> deja una mujer<br />

en un mundo enlo<strong>que</strong>cido <strong>que</strong> la tacha de escanda<strong>los</strong>a, insensata e in<strong>con</strong>trolada.<br />

A diferencia de la niña del cuento <strong>que</strong> se deja dominar por el reseco mundo <strong>que</strong><br />

la rodea, a veces la única alternativa <strong>que</strong> le <strong>que</strong>da a una mujer si no quiere acobardarse<br />

ante una comunidad apergaminada <strong>con</strong>siste en llevar a cabo un acto de<br />

valentía. Este acto no tiene por qué ser necesariamente un terremoto. Valentía<br />

significa seguir <strong>los</strong> impulsos del corazón. Hay millones de mujeres <strong>que</strong> cada día<br />

llevan a cabo actos de gran valentía. No se trata sólo del acto individual <strong>que</strong><br />

transforma una reseca comunidad sino de la repetición de <strong>los</strong> actos. Tal como me<br />

dijo una vez una)oven monja budista "Las 90 tas de agua traspasan la piedra".<br />

Además, hay en casi todas las comunidades un aspecto oculto <strong>que</strong> fomenta<br />

la opresión de las vidas salvajes, espirituales y creativas de mujeres. Dicha opresión<br />

<strong>con</strong>siste en animar a las mujeres a "delatarse" mutuamente y a someter a<br />

sus hermanas (o hermanos) a unas restricciones <strong>que</strong> no reflejan la capacidad de<br />

relación presente en <strong>los</strong> valores familiares de la naturaleza femenina. La presión<br />

de la sociedad obliga no sólo a <strong>que</strong> una mujer delate a otra y la exponga por tanto<br />

a un castigo por comportarse de una manera femenina integral, por horrorizarse<br />

o manifestar su dis<strong>con</strong>formidad ante las injusticias, sino también a <strong>que</strong> las mujeres<br />

de más edad colaboren en la opresión física, mental y espiritual de las más<br />

jóvenes, las menos poderosas o las más desvalidas, y a <strong>que</strong> las más jóvenes se<br />

nieguen a atender las necesidades de las <strong>que</strong> son Mucho mayores <strong>que</strong> ellas.<br />

Cuando una mujer se niega a apoyar a una comunidad reseca, se niega a<br />

abandonar sus pensamientos salvajes y actúa de acuerdo <strong>con</strong> el<strong>los</strong>. El cuento de<br />

"Las zapatillas rojas" nos enseña esencialmente <strong>que</strong> tenemos <strong>que</strong> proteger debidamente<br />

la psi<strong>que</strong> salvaje, valorándola inequívocamente nosotras mismas,<br />

hablando en su nombre, negándonos a someternos a la enfermedad psíquica.<br />

También nos enseña <strong>que</strong> lo salvaje, por su belleza y energía, siempre es visto por<br />

alguien, por algún grupo o comunidad, como un trofeo o como algo <strong>que</strong> se tiene<br />

<strong>que</strong> reducir, modificar, ser sometido a normas, asesinado, rediseñado o <strong>con</strong>trolado.<br />

Lo salvaje siempre necesita un vigilante en la puerta so pena de <strong>que</strong> no se utilice<br />

como es debido.<br />

Cuando una comunidad es hostil a la vida natural de una mujer, en lugar<br />

de aceptar las eti<strong>que</strong>tas peyorativas o irrespetuosas <strong>que</strong> se le aplican la mujer<br />

puede y debe —como el patito feo— resistir y aguantar buscando el lugar <strong>que</strong> le<br />

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