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Mujeres que corren con los lobos

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Clarissa Pinkola Estés <strong>Mujeres</strong> <strong>que</strong> <strong>corren</strong> <strong>con</strong> <strong>los</strong> <strong>lobos</strong><br />

vergüenza la obligan a guardar el secreto. Y accede a hacerlo por miedo a perder<br />

el amor, la <strong>con</strong>sideración o el sustento esencial. Para sellar ulteriormente el secreto<br />

se lanza una maldición <strong>con</strong>tra la persona o las personas <strong>que</strong> se atrevan a<br />

revelarlo. Se amenaza a la mujer <strong>con</strong> algo terrible en caso de <strong>que</strong> alguna vez <strong>con</strong>fiese<br />

el secreto.<br />

Las mujeres han sido advertidas de <strong>que</strong> ciertos a<strong>con</strong>tecimientos, opciones y<br />

circunstancias de sus vidas, <strong>que</strong> normalmente están relacionados <strong>con</strong> el sexo, el<br />

amor, el dinero, la violencia y/u otras dificultades propias de la <strong>con</strong>dición humana,<br />

son extremadamente vergonzosos y, por <strong>con</strong>siguiente, absolutamente imperdonables.<br />

Pero no es verdad.<br />

Todo el mundo elige mal las palabras o <strong>los</strong> hechos por<strong>que</strong> no sabe hacer<br />

otra cosa e ignora cuáles serán las <strong>con</strong>secuencias. Nada es imperdonable en este<br />

planeta o en el universo. Nada. "¡No! —dices tú—. Eso <strong>que</strong> hice es totalmente imperdonable."<br />

He dicho <strong>que</strong> nada <strong>que</strong> un ser humano haya hecho, esté haciendo o<br />

pueda hacer en el futuro es imperdonable. Nada.<br />

El yo no es una fuerza punitiva <strong>que</strong> se apresura a castigar alas mujeres, <strong>los</strong><br />

hombres y <strong>los</strong> niños. El Yo es un dios salvaje <strong>que</strong> comprende la naturaleza de las<br />

criaturas. A veces nos resulta muy duro "portarnos bien" cuando <strong>los</strong> instintos<br />

esenciales, incluida la intuición, han sido cercenados. En tal caso resulta difícil<br />

pensar en <strong>los</strong> resultados antes de <strong>que</strong> se produzcan <strong>los</strong> hechos y no después. El<br />

alma salvaje posee una faceta profundamente compasiva <strong>que</strong> tiene en cuenta esta<br />

circunstancia.<br />

En el ar<strong>que</strong>tipo del secreto se lanza una especie de encantamiento, como si<br />

fuera una negra red sobre una parte de la psi<strong>que</strong> de la mujer, quien se ve inducida<br />

a creer <strong>que</strong> jamás deberá revelar el secreto y, en caso de <strong>que</strong> lo revelara, todas<br />

las personas honradas <strong>que</strong> se tropezaran <strong>con</strong> ella la insultarían a perpetuidad.<br />

Esta amenaza adicional así como la misma vergüenza del secreto obligan a la<br />

mujer a soportar no un peso sino dos.<br />

Esta especie de amenaza de encantamiento sólo es un pasatiempo para las<br />

personas <strong>que</strong> sólo emplean un pe<strong>que</strong>ño y negro espacio de sus corazones. Para<br />

las personas <strong>que</strong> sienten afecto y amor por la <strong>con</strong>dición humana es justo lo <strong>con</strong>trario.<br />

Tales personas ayudarían a la mujer a revelar el secreto, pues saben <strong>que</strong><br />

éste produce una herida <strong>que</strong> no sanará hasta <strong>que</strong> se exprese <strong>con</strong> palabras y se dé<br />

testimonio de él.<br />

La zona muerta<br />

El hecho de guardar <strong>los</strong> secretos aísla a la mujer de a<strong>que</strong>l<strong>los</strong> <strong>que</strong> podrían<br />

ofrecerle su amor, ayuda y protección. La obliga a llevar ella sola el peso del dolor<br />

y el temor, a veces en nombre de todo un grupo, <strong>que</strong> puede ser la familia o la cultura.<br />

Además, tal como dijo Jung, el guardar <strong>los</strong> secretos nos separa del in<strong>con</strong>ciente.<br />

Dondequiera <strong>que</strong> haya un secreto vergonzoso siempre hay una zona muerta<br />

en la psi<strong>que</strong> de la mujer, un lugar <strong>que</strong> es insensible o no reacciona a <strong>los</strong> incesantes<br />

a<strong>con</strong>tecimientos de su propia vida emocional o a <strong>los</strong> a<strong>con</strong>tecimientos de la<br />

vida emocional de <strong>los</strong> demás.<br />

La zona muerta está muy bien protegida. Es un lugar de interminables<br />

puertas y paredes, cada una de ellas cerrada <strong>con</strong> veinte cerraduras, y <strong>los</strong> homunculi,<br />

<strong>los</strong> minúscu<strong>los</strong> seres <strong>que</strong> pueblan <strong>los</strong> sueños de las mujeres, se pasan el rato<br />

<strong>con</strong>struyendo más puertas, más di<strong>que</strong>s, más medidas de seguridad para evitar<br />

<strong>que</strong> se escape el secreto.<br />

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