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Mujeres que corren con los lobos

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Clarissa Pinkola Estés <strong>Mujeres</strong> <strong>que</strong> <strong>corren</strong> <strong>con</strong> <strong>los</strong> <strong>lobos</strong><br />

A menudo las mujeres eran artistas <strong>que</strong> procuraban ser razonables, dedicando<br />

el ochenta por ciento de su tiempo a actividades <strong>que</strong> mataban su vida<br />

creativa a diario. Aun<strong>que</strong> <strong>los</strong> guiones eran muy variados, todos tenían un elemento<br />

en común: a muy temprana edad se las calificaba de "distintas" <strong>con</strong> <strong>con</strong>notaciones<br />

peyorativas. Pero, en realidad, eran apasionadas, individualistas e inquisitivas<br />

y todas estaban en su sano juicio instintivo. Por <strong>con</strong>siguiente, la respuesta a<br />

<strong>los</strong> por qué yo, por qué esta familia, por qué soy tan distinta es naturalmente la<br />

de <strong>que</strong> no hay respuestas a tales preguntas. No obstante, el ego necesita algo <strong>que</strong><br />

llevarse a la boca antes de seguir adelante, por cuyo motivo yo propongo tres respuestas<br />

a pesar de todo. (La mujer sometida a psicoanálisis puede elegir la <strong>que</strong><br />

guste, pero tiene <strong>que</strong> elegir una. Casi todas eligen la última, pero cualquiera de<br />

ellas es suficiente.) Prepárate. Aquí las tienes.<br />

Hemos nacido tal como somos y en las extrañas familias por medio de las<br />

cuales vinimos a este mundo, 1) por<strong>que</strong> sí (eso casi nadie se lo cree), 2) el Yo tiene<br />

un plan y nuestros diminutos cerebros son demasiado pe<strong>que</strong>ños para comprenderlo<br />

(a muchas les parece una idea esperanzadora) o 3) por culpa del Síndrome<br />

del Zigoto Equivocado (bueno... sí, tal vez... pero ¿eso qué es?).<br />

Tu familia cree <strong>que</strong> eres una extraterrestre. Tú tienes plumas y el<strong>los</strong> tienen<br />

escamas. La idea <strong>que</strong> tú tienes de la diversión son <strong>los</strong> bos<strong>que</strong>s, <strong>los</strong> espacios<br />

agrestes, la vida interior, la majestuosa belleza de la creación. La idea <strong>que</strong> tiene<br />

tu familia de la diversión es doblar toallas. Si eso es lo <strong>que</strong> ocurre en tu familia,<br />

eres víctima del Síndrome del Zigoto Equivocado.<br />

Tu familia se mueve muy despacio a través del tiempo, tú te mueves <strong>con</strong> la<br />

rapidez del viento; el<strong>los</strong> son locuaces y tú eres reposada, o el<strong>los</strong> son taciturnos y<br />

a ti te gusta cantar. Tú sabes por<strong>que</strong> sabes. El<strong>los</strong> quieren pruebas y una tesis de<br />

trescientas páginas. No cabe duda, se trata del Síndrome del Zigoto Equivocado.<br />

¿Nunca has oído hablar de él? Verás, el Hada de <strong>los</strong> Zigotos volaba una noche<br />

sobre tu ciudad mientras todos <strong>los</strong> pe<strong>que</strong>ños zigotos <strong>que</strong> llevaba en el cesto<br />

brincaban y saltaban de emoción.<br />

Tú estabas destinada en realidad a unos padres <strong>que</strong> te hubieran comprendido,<br />

pero el Hada de <strong>los</strong> Zigotos tropezó <strong>con</strong> una borrasca y, zas, te caíste del<br />

cesto y fuiste a parar a una casa equivocada. Caíste de cabeza en una familia <strong>que</strong><br />

no te estaba destinada. Tu "verdadera" familia se en<strong>con</strong>traba cinco kilómetros<br />

más allá.<br />

Por eso tú te enamoraste de una familia <strong>que</strong> no era la tuya y <strong>que</strong> vivía cinco<br />

kilómetros más allá. Tú siempre pensabas <strong>que</strong> ojalá el señor Fulano de tal y su<br />

esposa hubieran sido tus padres. Es muy probable <strong>que</strong>, estuvieran destinados a<br />

serlo.<br />

Por eso tú bailas el claqué por <strong>los</strong> pasil<strong>los</strong> a pesar de pertenecer a una familia<br />

de adictos a la televisión. Por eso tus padres se alarman cada vez <strong>que</strong> tú<br />

regresas a casa o <strong>los</strong> visitas. " ¿Qué es lo <strong>que</strong> va a hacer ahora? —se preguntan,<br />

preocupados—. ¡La última vez nos avergonzó y sólo Dios sabe lo <strong>que</strong> va a hacer<br />

ahora!" Se tapan <strong>los</strong> ojos cuando te ven acercarte y no precisamente por<strong>que</strong> la luz<br />

<strong>que</strong> tú despides <strong>los</strong> deslumbre.<br />

Tú sólo quieres amor. El<strong>los</strong> sólo quieren paz.<br />

A <strong>los</strong> miembros de tu familia, por motivos personales (por sus preferencias,<br />

por su inocencia, por las heridas sufridas, por <strong>con</strong>stitución, enfermedad mental o<br />

deliberada ignorancia) no se les da muy bien la espontaneidad <strong>con</strong> el sub<strong>con</strong>ciente<br />

y, como es natural, cuando tú vis1—tas la casa evocas el ar<strong>que</strong>tipo del bromis-<br />

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