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Mujeres que corren con los lobos

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Clarissa Pinkola Estés <strong>Mujeres</strong> <strong>que</strong> <strong>corren</strong> <strong>con</strong> <strong>los</strong> <strong>lobos</strong><br />

Las trampas<br />

Trampa 1: La carroza dorada, la vida devaluada<br />

En el simbolismo ar<strong>que</strong>típico, el carruaje es una imagen literal, un vehículo<br />

<strong>que</strong> traslada algo de un lugar a otro. En las imágenes oníricas modernas y en el<br />

folclore <strong>con</strong>temporáneo ha sido sustituido en buena parte por el automóvil <strong>que</strong>,<br />

desde un punto de vista ar<strong>que</strong>típico, "suena" de la misma manera. Este tipo de<br />

vehículo <strong>que</strong> "transporta" se ha <strong>con</strong>siderado tradicionalmente el estado de ánimo<br />

central de la psi<strong>que</strong> <strong>que</strong> nos transporta de un lugar de la psi<strong>que</strong> a otro y de un<br />

esfuerzo a otro.<br />

El hecho de subir al carruaje dorado de la anciana es similar en este caso<br />

al hecho de entrar en una )aula dorada <strong>que</strong> teóricamente tendría <strong>que</strong> ser más<br />

cómoda y agradable, pero <strong>que</strong>, en realidad, es una prisión. Una prisión <strong>que</strong> atrapa<br />

de una manera no inmediatamente perceptible, puesto <strong>que</strong> todo lo dorado<br />

suele deslumbrar al principio. Imaginemos por tanto <strong>que</strong> bajamos por el camino<br />

de nuestras vidas <strong>con</strong> nuestras preciosas zapatillas hechas a mano y, de pronto,<br />

se nos ocurre pensar algo así: "Quizá sería mejor otra cosa, otra cosa <strong>que</strong> no fuera<br />

tan difícil, <strong>que</strong> exigiera menos tiempo, energía y esfuerzo."<br />

Es algo <strong>que</strong> suele ocurrir en la vida de las mujeres. Nos en<strong>con</strong>tramos en<br />

plena realización de algo <strong>que</strong> nos produce una sensación <strong>que</strong> puede variar desde<br />

lo agradable a lo desagradable. Creamos nuestras vidas a medida <strong>que</strong> avanzamos<br />

y hacemos lo mejor <strong>que</strong> podemos. Pero muy pronto se nos ocurre algo, algo <strong>que</strong><br />

dice: "Eso es muy duro. Mira qué bonito es eso o a<strong>que</strong>llo de allí. Parece más fácil,<br />

más agradable, más atractivo." De repente, se acerca el carruaje dorado, se abre<br />

la portezuela, se extienden las escalerillas y subimos. Nos han seducido. Esta<br />

tentación se suele producir muy a menudo y, a veces, a diario. En muchas ocasiones<br />

cuesta decir <strong>que</strong> no.<br />

Así, nos casamos <strong>con</strong> la persona equivocada por<strong>que</strong> nos facilita nuestra vida<br />

e<strong>con</strong>ómica. Abandonamos el trabajo <strong>que</strong> estábamos haciendo y regresamos a<br />

otro más fácil pero más trillado <strong>que</strong> llevamos diez años arrastrando. No procuramos<br />

<strong>que</strong> ese excelente poema alcance el mejor nivel posible sino <strong>que</strong> lo dejarnos<br />

en el tercer borrador en lugar de seguir esforzándonos un poco más. El espectáculo<br />

del carruaje dorado ensombrece la pura alegría de las zapatillas rojas. Aun<strong>que</strong><br />

esta circunstancia podría interpretarse también como una .bús<strong>que</strong>da de bienes<br />

y comodidades materiales por parte de la mujer, a menudo es la expresión de<br />

un simple deseo psicológico de no tener <strong>que</strong> esforzarse tanto en las cuestiones<br />

básicas de la vida creativa. deseo de tenerlo todo más fácil no es una trampa; es<br />

algo a lo <strong>que</strong> el ego aspira naturalmente. Ah, ¡pero a qué precio! El precio es una<br />

trampa, La trampa surge cuando la niña se va a vivir <strong>con</strong> la acaudalada anciana.<br />

Allí tiene <strong>que</strong> permanecer callada como Dios manda... no está permitido anhelar<br />

nada abiertamente y, en <strong>con</strong>creto, no se puede satisfacer el anhelo. Eso es el comienzo<br />

del hambre del alma para el espíritu creativo.<br />

La psicología junguiana clásica señala <strong>que</strong> la pérdida del alma se produce<br />

en particular hacía la mitad de la vida, hacia <strong>los</strong> treinta y cinco años o algo más<br />

tarde. Sin embargo, para las mujeres de la cultura moderna la pérdida del alma<br />

es un peligro cotidiano, tanto si una tiene dieciocho años como si tiene ochenta,<br />

tanto si está casada como si no, cualquiera <strong>que</strong> sea su familia, su educación o su<br />

situación e<strong>con</strong>ómica. Muchas personas "Instruidas" sonríen <strong>con</strong> indulgencia<br />

cuando oyen decir <strong>que</strong> <strong>los</strong> pueb<strong>los</strong> "primitivos" tienen una interminable lista de<br />

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