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Clarissa Pinkola Estés <strong>Mujeres</strong> <strong>que</strong> <strong>corren</strong> <strong>con</strong> <strong>los</strong> <strong>lobos</strong><br />
La naturaleza salvaje jamás ahogaría por la tortura del cuerpo, la cultura o<br />
la tierra. La naturaleza salvaje jamás accedería a vulnerar la forma para demostrar<br />
valor, "dominio" y carácter o para ser más visualmente agradable o más valiosa<br />
desde el punto de vista e<strong>con</strong>ómico.<br />
Una mujer no puede <strong>con</strong>seguir <strong>que</strong> la cultura adquiera más <strong>con</strong>ciencia diciéndole:<br />
"Cambia." Pero puede cambiar su propia actitud hacia sí misma y hacer<br />
<strong>que</strong> las proyecciones despectivas le resbalen. Eso se <strong>con</strong>sigue recuperando el<br />
propio cuerpo, <strong>con</strong>servando la alegría del cuerpo natural, rechazando la <strong>con</strong>ocida<br />
quimera según la cual la felicidad sólo se otorga a quienes poseen una cierta <strong>con</strong>figuración<br />
edad, actuando <strong>con</strong> decisión y de inmediato recuperando la verdadera<br />
vida y viviéndola a tope. Esta dinámica autoaceptación y autoestima son <strong>los</strong> medios<br />
<strong>con</strong> <strong>los</strong> cuales se pueden empezar a cambiar las actitudes de la cultura.<br />
El cuerpo en <strong>los</strong> cuentos de hadas<br />
Hay muchos mitos y cuentos de hadas <strong>que</strong> describen las debilidades y el<br />
carácter salvaje del cuerpo. Tenemos al griego Hefesto, el tullido trabajador de<br />
metales preciosos; al mexicano Hartar, el del doble cuerpo; a Venus nacida de la<br />
espuma del mar; a las mujeres de la Montaña Gigante, cortejadas por su fuerza;<br />
a Pulgarcita, <strong>que</strong> puede viajar por arte de magia por doquier; y a muchos más.<br />
En <strong>los</strong> cuentos de hadas ciertos objetos mágicos tienen unos poderes de<br />
transporte y percepción <strong>que</strong> <strong>con</strong>stituyen unas metáforas muy acertadas del cuerpo,<br />
como, por ejemplo, la hoja mágica, la alfombra mágica, la nube. A veces, las<br />
capas, <strong>los</strong> zapatos, <strong>los</strong> escudos, <strong>los</strong> sombreros y <strong>los</strong> yelmos <strong>con</strong>fieren el poder de<br />
la invisibilidad, de una fuerza superior, de la previsión, etc. Son parientes ar<strong>que</strong>típicos.<br />
Cada uno de el<strong>los</strong> permite <strong>que</strong> el cuerpo físico disfrute de una mayor<br />
perspicacia, de un oído más fino, de la capacidad de volar o de una mayor protección<br />
para la psi<strong>que</strong> y el alma.<br />
Antes del invento de <strong>los</strong> carruajes, <strong>los</strong> coches y <strong>los</strong> carros, antes de la domesticación<br />
de <strong>los</strong> animales de tiro y de monta, parece ser <strong>que</strong> el elemento <strong>que</strong><br />
representaba el cuerpo sagrado era el objeto mágico. Las prendas de vestir, <strong>los</strong><br />
amuletos, <strong>los</strong> talismanes y otros objetos, cuando se utilizaban de una cierta manera,<br />
transportaban a la persona al otro lado del río o del mundo.<br />
La alfombra mágica es un espléndido símbolo del valor sensorial y psíquico<br />
del cuerpo natural. Los cuentos de hadas en <strong>los</strong> <strong>que</strong> aparece el elemento de la<br />
alfombra mágica son un remedo de la actitud no demasiado—<strong>con</strong>ciente de nuestra<br />
cultura <strong>con</strong> respecto al cuerpo. En un primer tiempo, la alfombra mágica se<br />
<strong>con</strong>sidera un objeto sin excesivo valor. Pero cuando <strong>los</strong> <strong>que</strong> se sientan en su aterciopelada<br />
superficie le dicen "Levántate", la alfombra tiembla inmediatamente, se<br />
eleva un Poco, permanece en suspenso en el aire y después, ¡zas!, se aleja volando<br />
y traslada a su ocupante a otro lugar, centro, punto de vista, a otra sabiduría<br />
(10). El cuerpo, por medio de su estado de excitación, de su <strong>con</strong>ciencia y sus experiencias<br />
sensoriales —como, por ejemplo, escuchar música, oír la voz de un ser<br />
<strong>que</strong>rido o aspirar <strong>los</strong> efluvios de un aroma determinado— tiene el poder de trasladarnos<br />
a otro lugar.<br />
En <strong>los</strong> cuentos de hadas, como en <strong>los</strong> mitos, la alfombra <strong>con</strong>stituye un medio<br />
de locomoción, pero de una clase especial... de una clase <strong>que</strong> nos permite ver<br />
el mundo por dentro y también la vida subterránea, P—n <strong>los</strong> cuentos de Oriente<br />
Medio es el vehículo <strong>que</strong> utilizan <strong>los</strong> chamanes en sus vue<strong>los</strong> espirituales. El<br />
cuerpo no es un objeto mudo del <strong>que</strong> Pugnamos por librarnos. Visto en su ade-<br />
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