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Mujeres que corren con los lobos

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Clarissa Pinkola Estés <strong>Mujeres</strong> <strong>que</strong> <strong>corren</strong> <strong>con</strong> <strong>los</strong> <strong>lobos</strong><br />

nes de explotación, <strong>los</strong> taimados complejos de todas clases tientan a una mujer y<br />

la atraen hacia estas decisiones.<br />

Cuando la vendedora de fósforos decide encender las cerillas, utiliza sus<br />

recursos para entregarse a las fantasías en lugar de emprender una acción. Utiliza<br />

su energía para seguir un camino momentáneo. Todo eso se percibe o <strong>con</strong> toda<br />

claridad en la vida de la mujer. Está decidida a ir a la universidad, pero tarda tres<br />

años en decidir en cuál se va a matricular. Piensa pintar una serie de cuadros,<br />

pero, no tiene ningún sitio donde montar la a exposición, no <strong>con</strong>vierte la pintura<br />

en una prioridad. Quiere hacer esto o a<strong>que</strong>llo, pero no dedica el tiempo necesario<br />

a aprender o a desarrollar la sensibilidad o la habilidad necesarias para hacerlo<br />

bien, Tiene diez cuadernos de notas llenos de sueños, pero está atrapada en su<br />

interpretación y no <strong>con</strong>sigue llevar a la práctica sus significados. Sabe <strong>que</strong> tiene<br />

<strong>que</strong> marcharse, empezar, dejar, ir, pero no lo hace.<br />

Y ahora comprendemos por qué. Cuando una mujer tiene la sensibilidad<br />

<strong>con</strong>gelada, cuando ya no se percibe a sí misma, cuando su sangre, su pasión, ya<br />

no llegan a las extremidades de la psi<strong>que</strong>, cuando está desesperada, una vida de<br />

fantasía es más agradable <strong>que</strong> cualquier otra cosa <strong>que</strong> ella pretenda lograr. Como<br />

no tienen leña a la <strong>que</strong> prender fuego, las llamitas de sus cerillas le <strong>que</strong>man la<br />

psi<strong>que</strong> como si fuera un tronco enorme y seco. La psi<strong>que</strong> empieza a gastarse<br />

bromas a sí misma y ahora vive en el fuego imaginario del cumplimiento de todos<br />

<strong>los</strong> anhe<strong>los</strong>. Pero esta clase de fantasía es como una mentira: cuando la persona<br />

la dice a menudo, acaba por creérsela.<br />

Esta especie de ansía de transmutación en la <strong>que</strong> <strong>los</strong> problemas o las cuestiones<br />

se minimizan a través de entusiastas fantasías acerca de soluciones imposibles<br />

o de otros tiempos mejores no sólo asalta a las <strong>Mujeres</strong> sino <strong>que</strong> es también<br />

uno de <strong>los</strong> mayores escol<strong>los</strong> <strong>con</strong> <strong>que</strong> tropieza la humanidad. La estufa del<br />

cuento de la vendedora de fósforos simboliza <strong>los</strong> pensamientos cálidos y afectuosos.<br />

Es también el símbolo del centro, el corazón, el hogar. Nos dice <strong>que</strong> la fantasía<br />

de la niña gira en torno a su verdadero yo, al corazón de la psi<strong>que</strong>, al calor de<br />

hogar interior.<br />

Pero, de repente, la estufa se apaga. La niña de las cerillas, como todas las<br />

mujeres <strong>que</strong> se hallan en esta apurada situación psíquica, se encuentra sentada<br />

de nuevo sobre la nieve. Vernos aquí <strong>que</strong> esta clase de fantasía es muy breve, pero<br />

intensamente destructiva. No tiene nada <strong>que</strong> <strong>que</strong>mar más <strong>que</strong> nuestra energía.<br />

Aun<strong>que</strong> una mujer utilice la fantasía para entrar en calor, acaba padeciendo<br />

nuevamente frío.<br />

La pe<strong>que</strong>ña vendedora enciende más cerillas. Cada fantasía se extingue y la<br />

niña se encuentra otra vez muerta de frío en la nieve. Cuando la psi<strong>que</strong> se <strong>con</strong>gela,<br />

una mujer sólo se mira a sí misma y a nadie más. Enciende una tercera cerilla.<br />

Es el tres de <strong>los</strong> cuentos de hadas, el número mágico, el punto en el <strong>que</strong> algo<br />

nuevo tendría <strong>que</strong> ocurrir Pero en este caso, puesto <strong>que</strong> la fantasía desborda la<br />

acción, no ocurre nada nuevo.<br />

Es curioso <strong>que</strong> en el cuento haya un árbol de Navidad. El árbol de Navidad<br />

es una evolución de un símbolo precristiano de la vida eterna, la planta de hoja<br />

perenne. Se podría pensar <strong>que</strong> eso es su salvación, la idea de la psi<strong>que</strong> de hoja<br />

perenne en perenne crecimiento y perenne movimiento, pero la habitación no tiene<br />

techo.<br />

La psi<strong>que</strong> no puede abarcar la idea de la vida. El hipnotismo se ha enseñoreado<br />

de la situación.<br />

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