09.05.2013 Views

Mujeres que corren con los lobos

Mujeres que corren con los lobos

Mujeres que corren con los lobos

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Clarissa Pinkola Estés <strong>Mujeres</strong> <strong>que</strong> <strong>corren</strong> <strong>con</strong> <strong>los</strong> <strong>lobos</strong><br />

Bajo esta luz la mujer salvaje puede indagar en la numinosidad de su propio<br />

cuerpo, comprenderlo y verlo no como un peso <strong>que</strong> estamos obligadas a soportar<br />

durante toda la vida, no como una bestia de carga, mimada o no, <strong>que</strong> nos<br />

lleva por la vida sino como una serie de puertas, sueñas y poemas a través de <strong>los</strong><br />

cuales podemos aprender y <strong>con</strong>ocer toda suerte de cosas. En la psi<strong>que</strong> salvaje, el<br />

cuerpo se <strong>con</strong>sidera un ser de pleno derecho, un ser <strong>que</strong> nos ama y <strong>que</strong> depende<br />

de nosotras y para el cual a veces somos una madre mientras <strong>que</strong> otras veces él<br />

es una madre para nosotras.<br />

∼∼∼∼∼∼∼∼∼∼∼∼∼∼∼∼∼∼∼∼∼∼∼∼∼∼∼∼∼∼∼∼∼<br />

La Mariposa<br />

Para hablar del poder del cuerpo de otra manera, tengo <strong>que</strong> <strong>con</strong>tar un<br />

cuento auténtico y bastante largo, por cierto.<br />

Durante muchos años <strong>los</strong> turistas han cruzado en tropel el gran desierto<br />

americano, recorriendo a toda prisa el llamado "circuito espiritual": el Monument<br />

Valley, el Cañón de Chaco, la Mesa Verde, Kayenta, el Cañón de Keams, el Painted<br />

Desert y el Cañón de Chelly. Echan un apresurado vistazo a la pelvis del Gran<br />

Cañón Madre, sacuden la cabeza, se encogen de hombros y regresan corriendo a<br />

casa para, al verano siguiente, volver a cruzar en tromba el desierto, mirar, mirar<br />

y observar un poco más.<br />

Bajo este comportamiento subyace la misma hambre de experiencia numinosa<br />

<strong>que</strong> <strong>los</strong> seres humanos han experimentado desde tiempos inmemoriales.<br />

Pero a veces esta hambre se exacerba, pues muchas personas han perdido a sus<br />

antepasados (14). A menudo sólo <strong>con</strong>ocen <strong>los</strong> nombres de sus abue<strong>los</strong>. Han perdido<br />

en particular <strong>los</strong> relatos de la familia. Desde un punto de vista espiritual, esta<br />

situación produce tristeza y hambre. Muchos intentan recrear algo importante<br />

por el bien de su alma.<br />

Durante años <strong>los</strong> turistas han acudido también a Puyé, una enorme y Polvorienta<br />

mesa <strong>que</strong> se encuentra en el centro de una extensión despoblada de<br />

Nuevo México. Allí <strong>los</strong> Anasazi, <strong>los</strong> antiguos, se llamaban antaño unos a otros a<br />

través de las mesas. Dicen <strong>que</strong> un mar prehistórico labró miles de sonrientes,<br />

lascivos y <strong>que</strong>jumbrosos ojos y bocas en las paredes rocosas de a<strong>que</strong>l lugar.<br />

Los diné (navajos), <strong>los</strong> apaches Jicarilla, <strong>los</strong> utes del sur, <strong>los</strong> hopis, <strong>los</strong> zunis,<br />

<strong>los</strong> Santa Clara, <strong>los</strong> Santo Domingo, <strong>los</strong> laguna, <strong>los</strong> picuris y <strong>los</strong> tesu<strong>que</strong>, todas<br />

estas tribus del desierto se reúnen en a<strong>que</strong>l lugar. Y bailan para recobrar el<br />

pasado y <strong>con</strong>vertirse de nuevo en <strong>los</strong> pinos <strong>que</strong> se utilizan para <strong>con</strong>struir las estacas<br />

de las cabañas, en <strong>los</strong> venados, en las águilas y Katsinas, en todos <strong>los</strong> poderosos<br />

espíritus.<br />

Y allí acuden <strong>los</strong> visitantes, muchos de el<strong>los</strong> hambrientos de sus geno—<br />

mitos y separados de su placenta espiritual. Han olvidado también a sus antiguos<br />

dioses. Vienen a <strong>con</strong>templar a <strong>los</strong> <strong>que</strong> no <strong>los</strong> han olvidado.<br />

El camino <strong>que</strong> sube a Puyé fue <strong>con</strong>struido para cascos de cabal<strong>los</strong> y mocasines.<br />

Pero <strong>con</strong> el paso del tiempo <strong>los</strong> automóviles adquirieron más fuerza y ahora<br />

<strong>los</strong> habitantes de la zona y <strong>los</strong> visitantes acuden en toda suerte de coches, furgonetas,<br />

descapotables y camionetas. Los vehícu<strong>los</strong> gimen y echan humo por la<br />

cuesta en un lento y polvoriento desfile.<br />

170

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!