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Mujeres que corren con los lobos

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Clarissa Pinkola Estés <strong>Mujeres</strong> <strong>que</strong> <strong>corren</strong> <strong>con</strong> <strong>los</strong> <strong>lobos</strong><br />

Pasa el tiempo.<br />

Pasa.<br />

Y pasa.<br />

La gente hace tintinear las monedas en <strong>los</strong> bolsil<strong>los</strong>. Emite un siseo al aspirar<br />

aire a través de <strong>los</strong> dientes. Los visitantes están impacientes por ver a la maravil<strong>los</strong>a<br />

bailarina mariposa.<br />

inesperadamente, cuando todo el mundo frunce el ceño en señal de aburrimiento,<br />

<strong>los</strong> tamborileros levantan <strong>los</strong> brazos y empiezan a tocar el ritmo de la<br />

mariposa sagrada y <strong>los</strong> cantores empiezan a llamar a gritos a <strong>los</strong> dioses para <strong>que</strong><br />

intervengan.<br />

Los visitantes <strong>que</strong> sueñan <strong>con</strong> la frágil belleza de una delicada mariposa<br />

experimentan un inevitable sobresalto cuando ven saltar a María Luján (15). Es<br />

gorda, decididamente gorda, como la Venus de Willendorf, como la Madre de <strong>los</strong><br />

Días, como la mujer de proporciones heroicas <strong>que</strong> pintó Diego Rivera, la <strong>que</strong><br />

<strong>con</strong>struyó la Ciudad de México <strong>con</strong> un solo quiebro de la muñeca.<br />

Y, además, María Luján es vieja, muy, muy vieja, como si hubiera regresado<br />

del polvo, tan vieja como el viejo río y como <strong>los</strong> viejos pinos <strong>que</strong> crecen en el<br />

lindero del bos<strong>que</strong>. Lleva un hombro al aire. Su manta negra y roja salta arriba y<br />

abajo <strong>con</strong> ella dentro. Su pesado cuerpo y sus huesudas piernas le <strong>con</strong>fieren el<br />

aspecto de una araña <strong>que</strong> brinca, envuelta en un tamal.<br />

Salta sobre un pie y después sobre el otro. Agita su abanico de Plumas<br />

hacia delante y hacia atrás. Es la Mariposa <strong>que</strong> llega para fortalecer a <strong>los</strong> débiles.<br />

Es alguien a quien casi todo el mundo <strong>con</strong>sideraría débil: por la edad, por el<br />

hecho de representar a una mariposa, por ser mujer.<br />

El cabello de la Doncella Mariposa llega hasta el suelo. Es de color gris piedra<br />

y tan abundante como diez gavillas de maíz. Y luce unas alas de mariposa<br />

como las <strong>que</strong> llevan <strong>los</strong> niños en las representaciones teatrales escolares. Sus caderas<br />

son como dos trému<strong>los</strong> cestos de treinta ki<strong>los</strong> de capacidad y el carnoso<br />

repliegue de la parte superior de sus nalgas es lo bastante ancho como para <strong>que</strong><br />

en ella se sienten dos niños.<br />

Salta, salta y salta, pero no como un <strong>con</strong>ejo sino <strong>con</strong> unas pisadas <strong>que</strong> dejan<br />

ecos.<br />

"Estoy aquí, aquí, aquí...<br />

"Estoy aquí, aquí, aquí...<br />

"¡ Despertad todos, todos, todos!"<br />

Agita su abanico de plumas arriba y abajo, derramando sobre la tierra y<br />

sobre el pueblo de la tierra el espíritu polinizador de la mariposa. Sus pulseras de<br />

caparazones de molusco suenan como <strong>los</strong> cascabeles de una serpiente y sus ligas<br />

adornadas <strong>con</strong> cascabeles tintinean como la lluvia. La sombra de su voluminoso<br />

vientre y de sus delgadas piernas baila de uno a otro lado del círculo. Sus pies<br />

levantan a su espalda unas pe<strong>que</strong>ñas polvaredas.<br />

Las tribus participan <strong>con</strong> actitud reverente. Pero algunos visitantes se miran<br />

unos a otros y murmuran: "¿Es eso? ¿Ésa es la Doncella Mariposa?" Están<br />

des<strong>con</strong>certados y algunos incluso decepcionados. Parece <strong>que</strong> ya no recuerdan<br />

<strong>que</strong> el mundo espiritual es un lugar donde las lobas son mujeres, <strong>los</strong> osos son<br />

maridos y las viejas de <strong>con</strong>siderables dimensiones son mariposas.<br />

Sí, es bueno <strong>que</strong> la Mujer Salvaje/Mariposa sea vieja y gorda, pues lleva el<br />

mundo de las tormentas en un pecho y el mundo subterráneo en el otro. Su espalda<br />

es la curva del planeta Tierra <strong>con</strong> todas sus cosechas, sus alimentos y sus<br />

animales. Su nuca sostiene el amanecer y el ocaso. Su muslo izquierdo <strong>con</strong>tiene<br />

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