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Clarissa Pinkola Estés <strong>Mujeres</strong> <strong>que</strong> <strong>corren</strong> <strong>con</strong> <strong>los</strong> <strong>lobos</strong><br />
interior de todas nosotras y <strong>que</strong> nos susurra: "Resiste el tiempo suficiente... resiste<br />
el tiempo suficiente para <strong>que</strong> renazca tu esperanza y abandones la frialdad y<br />
las medias verdades defensivas, para <strong>que</strong> te arrastres, cinceles y te abras camino<br />
a golpes; resiste lo suficiente para ver lo <strong>que</strong> te <strong>con</strong>viene, para recuperar la fuerza,<br />
para intentar algo <strong>que</strong> dé resultado, resiste lo bastante para alcanzar la línea<br />
de meta, no importa el tiempo <strong>que</strong> tardes ni la forma en <strong>que</strong> lo hagas... "<br />
La adicción<br />
No es la alegría de la vida la <strong>que</strong> mata el espíritu de la niña de "Las zapatillas<br />
rojas", sino su ausencia. Cuando una mujer no es <strong>con</strong>ciente del hambre <strong>que</strong><br />
padece y de las <strong>con</strong>secuencias de utilizar vehícu<strong>los</strong> y sustancias <strong>que</strong> llevan a la<br />
muerte, se pone a bailar y ya no se detiene. Tanto si se trata de cosas tales como<br />
pensamientos negativos crónicos, relaciones insatisfactorias, situaciones ofensivas,<br />
drogas o alcohol, todas ellas pueden ser como las zapatillas rojas, de las <strong>que</strong><br />
cuesta mucho arrancar a una persona una vez se han apoderado de ella.<br />
En esta adicción compensatoria a <strong>los</strong> excesos, la reseca anciana de la psi<strong>que</strong><br />
desempeña un destacado papel. Para empezar, estaba ciega. Luego se pone<br />
enferma. Permanece inmóvil y deja un vacío total en la psi<strong>que</strong>. Al final, se muere<br />
del todo y no deja ningún territorio a salvo en la psi<strong>que</strong>. Ya no hay nadie <strong>que</strong><br />
haga entrar en razón a la psi<strong>que</strong> entregada a <strong>los</strong> excesos. Y la niña baila. Al principio,<br />
pone <strong>los</strong> ojos en blanco extasiada, pero más tarde, cuando <strong>los</strong> zapatos la<br />
obligan a bailar hasta el agotamiento, pone <strong>los</strong> ojos en blanco horrorizada. En el<br />
interior de la psi<strong>que</strong> salvaje se encuentran <strong>los</strong> más fuertes instintos de <strong>con</strong>servación.<br />
Pero, a menos <strong>que</strong> ejerza <strong>con</strong> regularidad sus libertades interiores y exteriores,<br />
la sumisión, la pasividad y el tiempo transcurrido en cautividad embotarán<br />
sus facultades innatas de visión, percepción, <strong>con</strong>fianza, etc., justo las <strong>que</strong> necesita<br />
para poder valerse por sí misma.<br />
La naturaleza instintiva nos dice cuándo es suficiente. Es una naturaleza<br />
sabia <strong>que</strong> protege la vida. Una mujer no puede compensar toda una vida de traiciones<br />
y heridas por medio de excesos de placer, de cólera o de negativas. La anciana<br />
de la psi<strong>que</strong> tendría <strong>que</strong> indicar el momento, tendría <strong>que</strong> decir cuándo. En<br />
el cuento, la anciana está perdida, destrozada.<br />
A veces, es difícil darnos cuenta de cuándo perdemos nuestros instintos,<br />
pues se trata a menudo de un proceso insidioso <strong>que</strong> no se produce en un día sino<br />
a lo largo de un prolongado período de tiempo. Además, el adormecimiento del<br />
instinto es respaldado <strong>con</strong> frecuencia por toda la cultura circundante y, a veces,<br />
incluso por otras mujeres <strong>que</strong> aceptan su pérdida <strong>con</strong> tal de integrarse en una<br />
cultura <strong>que</strong> no <strong>con</strong>serva ningún hábitat nutritivo para la mujer natural (20).<br />
La adicción empieza cuando una mujer pierde su significativa vida hecha a<br />
mano y se obsesiona por recuperar de la manera <strong>que</strong> sea algo <strong>que</strong> se le parezca.<br />
En el cuento, la niña intenta una y otra vez recuperar <strong>los</strong> diabólicos zapatos rojos,<br />
a pesar de la progresiva pérdida de <strong>con</strong>trol <strong>que</strong> éstos le ocasionan, ha perdido<br />
su capacidad de discernimiento, su capacidad de comprender cuál es, en realidad,<br />
la naturaleza de las cosas. Como <strong>con</strong>secuencia de su vitalidad inicial, está<br />
dispuesta a aceptar un sucedáneo mortal. En psicología analítica diríamos <strong>que</strong><br />
ha traicionado el yo.<br />
La adicción y la <strong>con</strong>dición de fiera están relacionadas entre sí. Casi todas<br />
las mujeres han sido capturadas por lo menos durante algún tiempo y algunas<br />
durante períodos muy prolongados. Algunas sólo han sido libres in utero. Y, du-<br />
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