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Mujeres que corren con los lobos

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Clarissa Pinkola Estés <strong>Mujeres</strong> <strong>que</strong> <strong>corren</strong> <strong>con</strong> <strong>los</strong> <strong>lobos</strong><br />

partir exclusivamente de nuestro amor propio. Necesitamos <strong>que</strong> nos acaricien todas<br />

las caricias de alas de ángel habidas y por haber.<br />

A la gente se le ocurren casi siempre ideas maravil<strong>los</strong>as: voy a pintar esta<br />

pared <strong>con</strong> un color <strong>que</strong> me guste; voy a crear un proyecto <strong>con</strong> el <strong>que</strong> toda la ciudad<br />

se sentirá identificada; voy a hacer unos azulejos para mi cuarto de baño y,<br />

si me gustan, venderé unos cuantos; reanudaré <strong>los</strong> estudios, venderé mi casa y<br />

me dedicaré a viajar, tendré un hijo, dejaré esto y empezaré lo otro, iré por mi<br />

camino, mejoraré mi <strong>con</strong>ducta, ayudaré a enderezar esta injusticia o esta otra,<br />

protegeré a <strong>los</strong> <strong>que</strong> carecen de protección.<br />

Todos estos proyectos necesitan alimento. Necesitan un apoyo vital de personas<br />

cordiales. La niña de las cerillas va vestida de andrajos. Como dice la canción,<br />

ha estado abajo tanto tiempo <strong>que</strong> le parece <strong>que</strong> está arriba. Nadie puede<br />

crecer al nivel en el <strong>que</strong> ella se encuentra. Queremos colocarnos en una situación<br />

en la <strong>que</strong>, como <strong>los</strong> árboles y las plantas, podamos volvernos hacia el sol. Pero<br />

tiene <strong>que</strong> haber un sol. Para hacerlo, hemos de movernos, no podemos permanecer<br />

sentadas. Tenemos <strong>que</strong> hacer algo para cambiar nuestra situación. Si no nos<br />

movemos, volveremos a las calles a vender cerillas.<br />

Los amigos <strong>que</strong> nos aman y <strong>con</strong>templan calurosamente nuestra vida creativa<br />

son <strong>los</strong> mejores soles del mundo. Cuando una mujer, tal como le ocurre a la<br />

niña de las cerillas, no tiene amigos, se <strong>que</strong>da <strong>con</strong>gelada por la angustia y a veces<br />

también por la cólera. Y en ocasiones, aun<strong>que</strong> tenga amigos, puede <strong>que</strong> éstos no<br />

sean unos soles. Es posible <strong>que</strong> la <strong>con</strong>suelen en lugar de hablarle de su situación<br />

cada vez más <strong>con</strong>gelada. Pero el <strong>con</strong>suelo no tiene absolutamente nada <strong>que</strong> ver<br />

<strong>con</strong> el alimento. El alimento mueve a la mujer de un lugar a otro. El alimento es<br />

algo así como unos copos de cereales psíquicos.<br />

La diferencia entre el <strong>con</strong>suelo y el alimento <strong>con</strong>siste en lo siguiente: si tú<br />

tienes una planta <strong>que</strong> está enferma por<strong>que</strong> la guardas en un armario oscuro y le<br />

diriges palabras tranquilizadoras, eso es un <strong>con</strong>suelo. Si sacas la planta del armario,<br />

la pones al sol, le das algo de beber y le hablas, eso es un alimento.<br />

Una mujer <strong>con</strong>gelada y sin alimento tiende a unos incesantes ensueños del<br />

tipo "y si". Sin embargo, aun<strong>que</strong> se encuentre en este estado de <strong>con</strong>gelación, especialmente<br />

si se encuentra en semejante estado, la mujer tiene <strong>que</strong> rechazar la<br />

fantasía del <strong>con</strong>suelo. La fantasía del <strong>con</strong>suelo nos matará <strong>con</strong> toda seguridad.<br />

Ya sabemos lo letales <strong>que</strong> pueden ser las fantasías: "Algún día", "Si tuviera por lo<br />

menos", "Él cambiará", "Si aprendo a dominarme, cuando esté bien preparada,<br />

cuando tenga suficiente esto o a<strong>que</strong>llo, cuando <strong>los</strong> niños sean mayores, cuando<br />

tenga más seguridad, cuando encuentre a alguien, en cuanto... ", etc.<br />

La niña de las cerillas tiene una abuela interior <strong>que</strong>, en lugar de ladrarle<br />

"¡Despierta! ¡Levántate! ¡Por mucho <strong>que</strong> te cueste, busca calor! ". se la lleva a una<br />

vida de fantasía, se la lleva al "cielo". Pero el cielo no ayudará a la Mujer Salvaje,<br />

a la niña salvaje atrapada ni a la vendedora de fósforos <strong>que</strong> se encuentra en esta<br />

situación. Estas fantasías <strong>con</strong>soladoras no se tienen <strong>que</strong> fomentar, pues son<br />

unas seductoras y letales distracciones <strong>que</strong> nos apartan de nuestra verdadera<br />

tarea.<br />

Vemos en el cuento <strong>que</strong> la niña de las cerillas intenta hacer una especie de<br />

true<strong>que</strong>, una especie de trato comercial erróneo, pues vende las cerillas <strong>que</strong> son<br />

lo único <strong>que</strong> le podría dar calor. Cuando las mujeres están des<strong>con</strong>ectadas del nutritivo<br />

amor de la madre salvaje, se encuentran en una situación equivalente a<br />

una dicta de mera subsistencia en el mundo exterior. El ego trata de vivir como<br />

puede <strong>con</strong> una mínima cantidad de alimento del exterior y cada noche regresa<br />

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