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Mujeres que corren con los lobos

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Clarissa Pinkola Estés <strong>Mujeres</strong> <strong>que</strong> <strong>corren</strong> <strong>con</strong> <strong>los</strong> <strong>lobos</strong><br />

sensación de cansancio, en andar por la vida bajo una gruesa capa de cinismo,<br />

en destrozar todo a<strong>que</strong>llo <strong>que</strong> es esperanzador, tierno, prometedor. Consiste en<br />

tener miedo de perder antes de abrir la boca. Consiste en alcanzar por dentro el<br />

punto de ignición tanto si se nota por fuera como si no. Consiste en observar<br />

unos irritados silencios de carácter defensivo. Consiste en sentirse desvalida. Pero<br />

hay un medio de salir de esta situación y este medio es el perdón.<br />

"Ah, ¿el perdón?", dices. Cualquier cosa menos el perdón, ¿verdad? Sin<br />

embargo, tú sabes en lo más hondo de tu corazón <strong>que</strong> algún día, en algún momento,<br />

llegarás a ello. Puede <strong>que</strong> no ocurra hasta el momento de la muerte, pero<br />

ocurrirá. Piensa en lo siguiente: muchas personas tienen dificultades para <strong>con</strong>ceder<br />

el perdón por<strong>que</strong> les han enseñado <strong>que</strong> se trata de un acto singular <strong>que</strong> hay<br />

<strong>que</strong> completar en una sola sesión. Pero no es así. El perdón tiene muchas capas y<br />

muchas estaciones. En nuestra cultura se tiene la idea de <strong>que</strong> el perdón ha de<br />

ser al ciento por ciento. O todo o nada. También se nos enseña <strong>que</strong> perdonar significa<br />

pasar por alto, comportarse como sí algo no hubiera ocurrido. Tampoco es<br />

eso.<br />

La mujer <strong>que</strong> es capaz de otorgar a alguien o a algo trágico 0 perjudicial un<br />

porcentaje de perdón del noventa y cinco por ciento es casi digna de la beatificación<br />

cuando no de la santidad. Un setenta y cinco por ciento de perdón y un veinticinco<br />

por ciento de "No sé si alguna vez podré perdonar del todo y ni siquiera sé<br />

si lo deseo" es más normal. Pero un sesenta por ciento de perdón acompañado de<br />

un cuarenta por ciento de "No sé, no estoy segura y todavía lo estoy pensando"<br />

está decididamente bien. Un nivel de perdón del cincuenta por ciento o menos<br />

permite alcanzar el grado de obras en curso. ¿Menos del diez por ciento? Acabas<br />

de empezar o ni siquiera lo has intentado en serio todavía.<br />

Pero, en cualquier caso, una vez has alcanzado algo más de la mitad, lo<br />

demás viene por sus pasos <strong>con</strong>tados, por regla general <strong>con</strong> pe<strong>que</strong>ños incrementos.<br />

Lo más importante del perdón es empezar y <strong>con</strong>tinuar. El cumplimiento es<br />

una tarea de toda la vida. Tienes todo el resto de la vida para seguir trabajando<br />

en el porcentaje menor. Está claro <strong>que</strong>, si pudiéramos comprenderlo todo, todo se<br />

podría perdonar. Pero la mayoría de la gente necesita permanecer mucho tiempo<br />

en el baño alquímico para llegar a eso. No importa. Contamos <strong>con</strong> la sanadora y,<br />

por <strong>con</strong>siguiente, tenemos la paciencia necesaria para cumplir la tarea.<br />

Algunas personas, por temperamento innato, pueden perdonar <strong>con</strong> más facilidad<br />

<strong>que</strong> otras. En algunas se trata de un don, pero en la mayoría de <strong>los</strong> casos<br />

es un don <strong>que</strong> hay <strong>que</strong> aprender tal como se aprende una técnica. Parece ser <strong>que</strong><br />

la vitalidad y la sensibilidad esenciales afectan a la capacidad de pasar por alto<br />

las cosas. Una fuerte vitalidad y una alta sensibilidad no siempre permiten pasar<br />

fácilmente por alto las ofensas. No eres mala si te cuesta perdonar. Y no eres una<br />

santa si lo haces. Cada cual a su manera y todo a su debido tiempo.<br />

Sin embargo, para poder sanar realmente, tenemos <strong>que</strong> decir nuestra verdad,<br />

no sólo nuestro pesar y nuestro dolor sino también <strong>los</strong> daños, la cólera y la<br />

indignación <strong>que</strong> se provocaron y también qué sentimientos de expiación o de venganza<br />

experimentamos. La vieja curandera de la psi<strong>que</strong> comprende la naturaleza<br />

humana <strong>con</strong> todas sus debilidades y otorga el perdón siempre y cuando se le diga<br />

la pura verdad. Y no sólo <strong>con</strong>cede una segunda oportunidad sino <strong>que</strong> muy a menudo<br />

<strong>con</strong>cede varias oportunidades.<br />

Veamos ahora cuáles son <strong>los</strong> cuatro niveles del perdón. Estas fases las he<br />

desarrollado y utilizado en mi trabajo <strong>con</strong> personas traumatizadas a lo largo de<br />

<strong>los</strong> años. Cada nivel tiene varios estratos. Se pueden aplicar en el orden <strong>que</strong> uno<br />

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