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Mujeres que corren con los lobos

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Clarissa Pinkola Estés <strong>Mujeres</strong> <strong>que</strong> <strong>corren</strong> <strong>con</strong> <strong>los</strong> <strong>lobos</strong><br />

puesto <strong>que</strong> hemos <strong>con</strong>seguido vencer la tentación de apartarnos de la llamada de<br />

lo salvaje, invariablemente tropezamos <strong>con</strong> la piel del alma. Cuando aspiramos<br />

este estado del alma, entramos invariablemente en la sensación de "Eso está<br />

bien. Sé lo <strong>que</strong> necesito".<br />

Para muchas mujeres modernas lo más temible no es el avance en medio<br />

de la oscuridad buscando la piel del alma sino la inmersión en el agua, el regreso<br />

efectivo a casa y especialmente la despedida efectiva. Aun<strong>que</strong> las mujeres regresen<br />

a sí mismas, se pongan la piel de foca, se la alisen bien y estén preparadas<br />

para la partida, el hecho de irse es muy duro; es muy duro ceder y entregar a<strong>que</strong>llo<br />

en lo <strong>que</strong> habíamos estado ocupadas hasta a<strong>que</strong>l momento e irnos sin más.<br />

La prolongación excesiva de la estancia<br />

En el cuento, la mujer foca se reseca por<strong>que</strong> prolonga excesivamente su estancia.<br />

Sus males son <strong>los</strong> mismos <strong>que</strong> sufrimos nosotras cuando prolongamos<br />

excesivamente nuestra estancia. La piel es nuestro órgano más sensible; nos dice<br />

cuándo tenemos frío o calor, cuándo estamos emocionadas o asustadas. Cuando<br />

una mujer lleva demasiado tiempo lejos de casa, su capacidad de percibir lo <strong>que</strong><br />

realmente siente y piensa acerca de sí misma y de otras cosas empieza a secarse<br />

y agrietarse. Se encuentra en un aletargado "estado de lemming". Puesto <strong>que</strong> no<br />

percibe lo <strong>que</strong> es demasiado y lo <strong>que</strong> no es suficiente rebasa sus propios límites.<br />

Vemos en el cuento <strong>que</strong> se le cae el cabello, <strong>que</strong> adelgaza y se <strong>con</strong>vierte en<br />

una versión anémica de lo <strong>que</strong> antaño fuera. Cuando prolongamos demasiado<br />

nuestra estancia, nosotras también perdemos las ideas, nuestra relación <strong>con</strong> el<br />

alma se debilita y la circulación de la sangre disminuye y se reduce su velocidad.<br />

La mujer foca empieza a cojear, sus ojos pierden la humedad y empieza a <strong>que</strong>darse<br />

ciega. Cuando ya hace tiempo <strong>que</strong> tendríamos <strong>que</strong> estar en casa, nuestros<br />

ojos ya no brillan por nada, nuestros huesos están cansados y es como si se<br />

abrieran las vainas de nuestros nervios y ya no pudiéramos <strong>con</strong>centrarnos la<br />

quiénes somos ni en lo <strong>que</strong> hacemos.<br />

En las boscosas colinas de Indiana y Michigan, vive un sorprendente grupo<br />

de granjeros cuyos antepasados llegaron allí hace mucho tiempo desde las colinas<br />

de Kentucky y Tennessee. Aun<strong>que</strong> su lenguaje está plagado de incorrecciones<br />

gramaticales de todo tipo, son unos grandes lectores de la Biblia y, por <strong>con</strong>siguiente,<br />

suelen emplear bellas y musicales palabras tales como: iniquidad, aromático<br />

y cántico (11). Y, además, utilizan muchas expresiones <strong>que</strong> se refieren al<br />

cansancio y a la ignorancia de las mujeres. La gente del campo no pule mucho<br />

las palabras. Las corta en blo<strong>que</strong>s, las junta en pedazos <strong>que</strong> llama frases y las<br />

suelta tal como vienen. "Lleva demasiado tiempo trabajando como una burra",<br />

"está derrengada", "está tan cansada <strong>que</strong> ya ni siquiera encuentra el camino del<br />

establo" y, especialmente, la brutal descripción, "dar de mamar a una camada<br />

muerta", es decir, malgastar su vida en un matrimonio, un trabajo o una tarea<br />

inútil o insatisfactoria.<br />

Cuando una mujer lleva demasiado tiempo lejos de casa, cada vez se siente<br />

menos capaz de avanzar por la vida. En lugar de tirar de un arnés elegido por ella<br />

misma, cuelga del <strong>que</strong> le han impuesto. Está tan exhausta y aturdida <strong>que</strong> pasa<br />

cansinamente por delante del lugar en el <strong>que</strong> podría hallar alivio y <strong>con</strong>suelo. La<br />

camada muerta está integrada por ideas, tareas y exigencias <strong>que</strong> no dan resultado,<br />

carecen de vida y no le aportan ninguna vida. La mujer <strong>que</strong> se encuentra en<br />

semejante estado palidece pero se vuelve irritable, es cada vez más exigente pero,<br />

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