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Mujeres que corren con los lobos

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Clarissa Pinkola Estés <strong>Mujeres</strong> <strong>que</strong> <strong>corren</strong> <strong>con</strong> <strong>los</strong> <strong>lobos</strong><br />

mente <strong>los</strong> aspectos excluyentes, envidiosos y explotadores del yo (la madrastra y<br />

las hermanas). Re<strong>con</strong>ocerlo de manera inequívoca. Establecer las mejores relaciones<br />

posibles <strong>con</strong> las peores partes de una misma. Permitir <strong>que</strong> crezca la tensión<br />

entre a<strong>que</strong>lla <strong>que</strong> la mujer está aprendiendo a ser y la <strong>que</strong> realmente es. Y,<br />

finalmente, ir permitiendo <strong>que</strong> muera el viejo yo y nazca el nuevo yo intuitivo.<br />

La madrastra y las hermanastras representan <strong>los</strong> elementos subdesarrollados<br />

pero provocadoramente crueles de la psi<strong>que</strong>. Se trata de <strong>los</strong> elementos de<br />

sombra*, es decir, de unos aspectos de la personalidad <strong>que</strong> se <strong>con</strong>sideran indeseables<br />

o inútiles y <strong>que</strong> por esta razón se relegan a las tinieblas. Por otra parte, el<br />

oscuro material negativo —el <strong>que</strong> <strong>con</strong> tanto afán se dedica a destruir u obstaculizar<br />

la nueva vida también puede utilizarse en beneficio propio tal como veremos<br />

más adelante. Cuando estalla y nosotras identificamos finalmente sus aspectos y<br />

sus orígenes, adquirimos más fuerza y sabiduría.<br />

En esta fase de la iniciación una mujer se siente acosada por las mezquinas<br />

exigencias de su psi<strong>que</strong> <strong>que</strong> la exhortan a acceder a cualquier cosa <strong>que</strong> deseen<br />

<strong>los</strong> demás. Pero el cumplimiento de las exigencias ajenas da lugar a una terrible<br />

comprensión de la <strong>que</strong> todas las mujeres tienen <strong>que</strong> tomar nota. La comprensión<br />

de <strong>que</strong> el hecho de ser nosotras mismas hace <strong>que</strong> muchos nos destierren y de<br />

<strong>que</strong> el hecho de acceder a las exigencias de <strong>los</strong> demás hace <strong>que</strong> nos desterremos<br />

de nosotras mismas. La tensión es un tormento y se tiene <strong>que</strong> resistir, pero la<br />

elección está muy clara.<br />

Vasalisa se ve privada de cualquier tipo de privilegio, pues hereda y es<br />

heredada por una familia <strong>que</strong> no puede comprenderla ni apreciarla. Por lo <strong>que</strong> a<br />

ellas respecta, es innecesaria. La odian y la insultan. La tratan como a la Forastera,<br />

la indigna de <strong>con</strong>fianza. En <strong>los</strong> cuentos de hadas, el papel del forastero o del<br />

proscrito suele estar representado por el personaje <strong>que</strong> está más profundamente<br />

relacionado <strong>con</strong> la naturaleza sabia.<br />

La madrastra y las hermanastras pueden interpretarse como unas criaturas<br />

colocadas en la psi<strong>que</strong> de la mujer por la cultura a la <strong>que</strong> ésta pertenece. La<br />

familia putativa de la psi<strong>que</strong> es distinta de la “familia del alma", pues pertenece al<br />

superego, el aspecto de la psi<strong>que</strong> <strong>que</strong> está estructurado de acuerdo <strong>con</strong> las expectativas<br />

—saludables o no— <strong>que</strong> tiene cada sociedad en particular <strong>con</strong> respecto a<br />

las mujeres. Estos estratos y estas exigencias culturales —es decir, el superego—<br />

no son percibidos por las mujeres como algo <strong>que</strong> emana de la psi<strong>que</strong> del Yo emocional<br />

sino como algo procedente del "exterior", de otra fuente <strong>que</strong> no es innata.<br />

Los estratos del superego cultural pueden ser muy positivos o muy perjudiciales.<br />

La familia putativa de Vasalisa es un ganglio intrapsíquico <strong>que</strong> pinza el<br />

nervio vital de la vida. La madrastra y las hermanastras entran en escena como<br />

un coro de viejas brujas <strong>que</strong> la pinchan diciendo: "No lo vas a poder hacer. No<br />

vales lo bastante. No tienes el valor suficiente. Eres estúpida, sosa y vacía. No<br />

tienes tiempo. Sólo sirves para cosas sencillas. Tienes una capacidad limitada.<br />

Déjalo mientras puedas." Pero, puesto <strong>que</strong> todavía no es plenamente <strong>con</strong>ciente de<br />

sus facultades, Vasalisa permite <strong>que</strong> este mal ponga obstácu<strong>los</strong> a su cabo salvavidas.<br />

Lo mismo nos ocurre a nosotras. Vemos en el cuento <strong>que</strong> la intuición <strong>que</strong><br />

tiene Vasalisa de lo <strong>que</strong> está ocurriendo a su alrededor es. muy vaga y <strong>que</strong> el padre<br />

de la psi<strong>que</strong> tampoco se da cuenta del ambiente hostil <strong>que</strong> lo rodea; él también<br />

es demasiado bueno y carece de desarrollo intuitivo. Es curioso observar <strong>que</strong><br />

las hijas de padres ingenuos suelen tardar más en despertar.<br />

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